18 meses más de calendario

Hidalgo complica la operación de la SEPI e Iberia para controlar Air Europa

La aerolínea de IAG prepara la inyección de 100 millones de euros para posteriormente convertirlos en un 20% de capital de la aerolínea de Globalia. La relación con su máximo accionista todavía provoca fricciones.

Juan José Hidalgo
Juan José Hidalgo, máximo accionista de Globalia.
Europa Press

Pese a que el punto de partida tuvo lugar un 4 de noviembre de 2019, es este 2022 cuando empieza la cuenta atrás por la compra de Air Europa. Para que todo salga definitivamente según lo esperado, debe llevarse a cabo un alineamiento perfecto entre la parte compradora, vendedora y los grandes acreedores. La nueva fórmula ideada sigue el plan anunciado el pasado mes de marzo, pero no está exenta de obstáculos, principalmente, porque siguen sin acercarse por completo las posturas entre Juan José Hidalgo, todavía máximo propietario de la aerolínea de su holding Globalia, la SEPI e Iberia.

Distintas voces consultadas apuntan los próximos acontecimientos. Iberia ya contaría con el de la banca, el ICO y la SEPI para que Air Europa reciba un nuevo préstamo de 100 millones cuyo objetivo principal no es recuperarlo con intereses, sino convertirlo en capital. Ese dinero se traducirá en un plazo aproximado de seis meses en el 20% de acciones de la aerolínea de Globalia. El porcentaje será insuficiente para tener una posición de control, por lo que habrá que esperar doce meses más tarde y extender el calendario del nuevo proceso hasta septiembre de 2023. Luis Gallego, CEO de IAG, calificó este calendario como "mínimo".

Hasta entonces, el mando en plaza lo seguirá teniendo Hidalgo. El empresario salmantino participa de manera intermitente en el día a día de Air Europa, porque delega la mayoría de las decisiones en Richard Clark, director general de la aerolínea y contrapeso a Valentín Lago, CEO impuesto por la SEPI tras la concesión del rescate de 475 millones de euros. Fuera de la aerolínea, su otro hombre de confianza es Miguel Ángel Sánchez, consejero delegado de Ávoris, la red de agencias de viajes que se fusionó con Barceló.

Hidalgo ya se ha significado públicamente durante el proceso de compra y lo ha tensado en distintas ocasiones. Pese a que en 2019 optó por ponerse de perfil y dejar que su hijo llevara las riendas de la negociación, más tarde quiso entrar de lleno. Declaró públicamente que prefería seguir en solitario, se opuso a cualquier maniobra del Gobierno para entrar en el capital y arrancó a Iberia una indemnización de 75 millones (35 millones más de los previstos) por romper el acuerdo. Más tarde se dejó querer por aerolíneas extranjeras, provocando así que la filial de IAG viera peligrar el hub de Madrid-Barajas y volviera a interesarse para firmar el tercer y definitivo acuerdo de compra. 

Iberia se ha reservado "un derecho de salida" si fracasa el nuevo acuerdo con Air Europa y no consigue hacerse con el 100% de la compañía

En este nuevo esquema de la operación, Iberia se ha puesto a cubierto. Se ha asegurado un año de exclusividad para seguir negociando la compra del 80% restante de Air Europa y ha sumado para los otros tres ejercicios siguientes un derecho de tanteo para igualar la oferta de cualquier pretendiente que apareciese en la puja. A todo eso ha añadido un blindaje en forma de "derecho de salida", como explicó al regulador bursátil, si la familia Hidalgo decide no venderles finalmente la compañía. 

"Seguimos intentándolo, porque estamos seguros de que se puede hacer. Aunque abandonaremos si consideramos que no tiene sentido", advirtió Gallego por última vez a principios de mayo, con motivo de la presentación de sus resultados anuales. El CEO de IAG reconoció que la ecuación sigue siendo "compleja" y "como pasa con todas las cosas buenas en esta vida, pues cuesta". Llegó a bromear para decir que en la compañía merecen "un premio a la constancia" por seguir intentando llevar a cabo esta operación.

Pendientes de Bruselas, otra vez

Por si no fuera suficiente, Iberia debe convencer a las autoridades de Competencia de que va a seguir considerando a Air Europa como una rival y no una participada mientras solo tenga el 20% del capital. La autorización de los reguladores empezará por determinados países como Reino Unido y Alemania, para más tarde abordar el problema de lleno con Bruselas. Convencer a la Comisión Europea es fundamental en este nuevo esquema de compra, como ya lo fue el pasado año, cuando saltaron las alarmas de Competencia por una concentración excesiva entre dos compañías tan potentes.

También serán determinantes los descartes regulatorios (remedies). Los del primer y segundo acuerdo pasaban por la cesión de rutas a pequeñas aerolíneas.  Las de corto radio iban para Volotea y las de largo para W2M (Iberostar). Pero ambas propuestas fueron consideradas insuficientes y llevaron a Iberia a presentar una segunda opción "mucho más ambiciosa", como así reconoció su CEO y presidente, Javier Sánchez-Prieto, en una rueda de prensa ante los medios de comunicación. Todo ello repercutió en el calendario de negociaciones, que sufrió varios retrasos para ganar tiempo y cerrar todos los flecos posibles. 

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