La vuelta a la normalidad en el sector energético

Iberdrola, Endesa y Naturgy cambian el paso: desconfinan las centrales nucleares

La central de Almaraz se conectó a la red en 1980, según documentos oficiales.
La central de Almaraz se conectó a la red en 1980, según documentos oficiales.

Las compañías eléctricas propietarias de centrales nucleares aprietan el paso para recuperar cuanto antes la normalidad del negocio. Endesa, Iberdrola y Naturgy han decidido acometer recargas completas del combustible de las centrales nucleares de Almaraz y de Ascó -más largas- y no parciales como barajaron con el estallido de la pandemia, según confirman fuentes de las empresas y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). La decisión supone un cambio de los planes iniciales para afrontar la crisis y el estado de alarma. Esos planes contemplaban el aplazamiento de los trabajos de recarga hasta abril y la sustitución parcial del combustible con bajadas de potencia de las instalaciones.

La vuelta acelerada a la normalidad en los procesos de recarga es un asunto delicado. Afecta a centenares de trabajadores contratados para esa tarea en concreto y afecta también a la estabilidad del sistema eléctrico,  ya que el parque nuclear cubre el 19% de la demanda. Por esa razón, tanto Red Eléctrica de España (REE), el gestor del sistema, como el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) están muy encima de los planes de las eléctricas en el sector y más cuando hay cambios de estrategia.

La decisión de recargar completamente los reactores evitará parar de nuevo las centrales en octubre como se barajó al comienzo de la crisis. Una decisión con miga y que despierta recelos ya que la parada larga de recarga, con todo lo que conlleva, se produce cuando la demanda está baja y los  precios de la energía en torno a los 27 euros MWh -media del mes de marzo-, 21 euros por debajo del precio que se registraba en el mismo mes de 2019. Las previsiones para octubre, si la desescalada por el coronavirus no se tuerce, son de aumento de la demanda y también de mayores precios. Más negocio para las centrales.

Ciclo de operación

Una parada de recarga tiene una duración “nominal” de alrededor de 30 días. Una vez la recarga se ha llevado a cabo, la duración del siguiente ciclo de operación depende de las características de cada central, aunque habitualmente es de 12, 18 ó 24 meses. La planificación de la recarga tiene en cuenta que las actividades previstas se deben realizar garantizando la seguridad nuclear de la instalación y minimizando la dosis radiológica que recibirá el personal. 

Gráfico nucleares.
Gráfico nucleares.

En Almaraz, propiedad de las tres eléctricas y gestionada por Iberdrola (53%), los trabajos de recarga comenzaron el 14 de abril, con la incorporación de 250 trabajadores contratados. Entre otras medidas, la empresa ha asegurado el confinamiento previo de los profesionales; el control diario de la temperatura a través de cámaras térmicas -quienes superen los 37,3 grados no podrán acceder a la instalación-, y test  rápidos al personal proveniente de zonas de riesgo.

La recarga de Almaraz -en proceso- y la prevista de Ascó -100% de Endesa- a partir de esta semana, vuelve a poner la lupa sobre el sector nuclear, en el que teóricamente sigue vigente el plan de cierre pactado con el Gobierno de Pedro Sánchez. El pacto cerrado por Endesa, Iberdrola, Naturgy y Viesgo con el Ejecutivo prevé que las plantas de Almaraz I, Almaraz II, Ascó I y Cofrentes cierren de forma progresiva entre los años 2025 y 2030. Mientras que Asco II, Vandellós II y Trillo lo harán a más tardar en el año 2035.

Hoja de ruta

La hoja de ruta existe, aunque Endesa ha introducido muchos matices en ella. La compañía propiedad de Enel mantiene el plan de amortizaciones a 45 años para la central de Almaraz, pero no para las instalaciones de Cataluña que controla, Ascó y Vandellós, para las que prevé amortizaciones más largas, a 50 años. La eléctrica extiende la vida prevista para las instalaciones catalanas por las dudas sobre el cumplimiento del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) aprobado por el Gobierno que prevé un gran despliegue de renovables. Endesa no ve claro que las previsiones se puedan cumplir.

De hecho, el consejero delegado de la compañía, José Bogas, lo había insinuado en sus intervenciones públicas. En un acto del IESE y la consultora Deloitte, Bogas explicó así la visión de la empresa: "Si se dan una serie de hipótesis contempladas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) sería posible conseguir el cierre nuclear en 2035. Ese es el plan, pero desde nuestra reflexión y lealtad, creemos que bajo ciertas circunstancias económicas y de seguridad esas centrales (nucleares) tendrían sentido que alargasen su vida".

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