Las energéticas se abren paso en Washington

Iberdrola 'releva' a Abengoa: el gasto de las empresas en hacer lobby en EEUU

Las acciones de influencia se han sucedido en el país de las barras y estrellas por parte de las firmas 'made in Spain' en los mercados en los que operan. 

Nerea de Bilbao
Ibedrola 'releva' a Abengoa: el gasto de las empresas en hacer lobby en EEUU
Nerea de Bilbao

En 2010, Barack Obama aplaudía la labor de, la por aquel entonces poderosa, Abengoa en el tradicional discurso radiofónico dirigido a la Nación cada sábado. El motivo era anunciar al mundo que una empresa extranjera construiría en Arizona ‘Solana’: la mayor central solar del mundo. Los españoles entraban así en el privilegiado grupo de corporaciones que contaban con la bendición de la máxima autoridad política americana. Las acciones de la andaluza se vieron automáticamente recompensadas con una subida del 9%. Ese es el valor económico e inmediato de una simple mención en un discurso del presidente de la nación más poderosa del mundo.

Desde el ejemplo de Abengoa, las acciones de influencia, lobby, asuntos públicos, cabildeo o como lo queramos denominar se han sucedido en el país de las barras y estrellas por parte de las empresas españolas en los principales mercados en los que operan, como el energético, el financiero o el farmacéutico.

El mundo del lobby es radicalmente distinto en las dos orillas del Atlántico. En Estados Unidos la ley obliga a la comunicación de las actividades de lobby al Senado por parte de cualquier empresa, nacional o extranjera, que pretenda influir en su legislación o bien contribuir a las campañas de elección de los senadores. Es una concepción radicalmente distinta a la europea, en la que cualquier atisbo de financiación directa a un candidato sería señalado sin miramientos por parte de la opinión publica o incluso los tribunales.

Bajo la Lobbying Disclosure Act, tanto el secretario del Senado como el de la Cámara de Representantes se encargan de “verificar e investigar la exactitud, integridad y puntualidad” de las entradas en el registro de actividades de influencia. Las mismas corporaciones deben incluir sus actividades cuatrimestralmente en un claro ejercicio de transparencia y diálogo entre el sector público y privado. La administración americana establece así la obligación de comunicar pero no impone un límite a la cuantía de las operaciones, por lo que las empresas son libres para destinar las cantidades que estimen oportunas tanto en su representación ante las autoridades norteamericanas, como en la acción directa de defensa y promoción de sus intereses en suelo norteamericano.

La página web del registro de actividades de lobby señala que, desde 1999, se han incluido 88 registros que muestran la actividad de las empresas españolas, o con participación superior al 20%, en los Estados Unidos. Abengoa Solar, Avangrid, BBVA Usa, Cemex, Grifols, Ogilvy, Repsol y Santander son solo algunas de las empresas que copan el ‘hit parade’ de las empresas patrias que han desarrollado y desarrollan su actividad en diversos sectores.

El energético parece el principal destino de las acciones en material de lobby. Iberdrola parece haber recogido el testigo de Abengoa en cuanto a relación con el legislador americano. Así, durante el primer cuatrimestre de 2021, Avangrid, filial de la española, ha destinado 170.000 dólares para sus labores de “cabildeo”, si bien en este caso su acción se ha dirigido a la promoción de las inversiones en infraestructuras portuarias y a la electrificación de la red viaria estadounidense.

La acción del lobby debe ser continuada 

La acción del lobby debe ser continuada en el tiempo para dar frutos. Con esta máxima aprendida, en 2020, Avangrid destinó un total de 680.000 dólares destinados a influir en áreas relacionadas con las energías renovales como la Clean Energy Standard Act, la Offshore Winds Jobs and Opportunity Act o la Wind Energy Research and Development Act, textos de especial relevancia para la actividad comercial de la empresa.

En el mismo periodo de tiempo, Iberdrola recurrió directamente a The Abraham Group, una firma internacional de consultoría estratégica propiedad de Spencer Abraham, exsecretario de energía y senador de los EE.UU. para “el monitoreo de las actividades legislativas y la difusión a los poderes legislativo y ejecutivo sobre las políticas energéticas de América del Norte y los asuntos relacionados con el comercio y la política exterior”. Una actividad valorada en 45.000 dólares, según refleja el registro del senado norteamericano y que se suman a los 22.500 destinados a la misma actividad y pagados a Blank Rome Government Relations, otra de las consultoras estrella del panorama ‘lobístico’ estadounidense. El esfuerzo inversor de Iberdrola en este área contrasta con los 400.000 euros destinados a influenciar en la Unión Europea, según recoge el registro de transparencia de la UE.

Debido a la peculiaridad de 2020, con la pandemia golpeando duramente el corazón del legislativo americano, el lobby tuvo que redoblar esfuerzos para garantizar sus inversiones previas. En este sentido, sobresale la actuación del Edison Electric Institute, el mayor centro de pensamiento e influencia americano en materia eléctrica situado a escasos metros de la avenida de Pensilvania, a apenas cinco manzanas del Capitolio. Esta proximidad le permite estar informado de primera mano de los principales aspectos regulatorios que se cuecen en los pasillos del Congreso de los Estados Unidos. Entre los valores del instituto destaca su contribución significativa y positiva al éxito a largo plazo de la industria energética, con la misión de “proporcionar electricidad para fomentar el progreso económico y mejorar la calidad de vida”.

Sólo durante el primer trimestre de 2021, este prestigioso centro notificó 2.161.838 dólares en concepto de actividades de lobby en actividades legislativas relacionadas con las redes, el vehículo eléctrico, el autoconsumo, las infraestructuras de recarga o las diversas leyes que acompañan el cuantioso volumen económico del plan de recuperación de la Administración Biden. Sus fuentes de datos y servicios son a menudo consultadas por las grandes empresas del sector que se agrupan entorno a esta red especializada en el campo energético y los asuntos públicos.

Al margen de estas cantidades, habría que añadir los presupuestos destinados a apoyar o sufragar las acciones de terceros, bien sean asociaciones o incluso congresistas. En este apartado, Avantgrid se sitúa como líder en causas como la de la American Gas Association Political Action Committee, la WindPac American Wind Energy Association o las campañas al Congreso de los Estados Unidos de Kevin McCarthy, Paul Tonko o Joe Morelle.

Los frutos de la presión se recogen ahora 

Los frutos de esta presión se recogen ahora. Tras cuatro años de Trump en el poder, la administración Biden está llevando a cabo un ambicioso plan de energías limpias e infraestructuras eléctricas superior a los dos billones de dólares, de los que 300.000 millones irán dirigidos a crear puestos de trabajo en suelo americano, una causa a la que han contribuido los esfuerzos lobísticos de los españoles en EEUU.

Con todo, la transparencia de la que los norteamericanos hacen gala en estos temas proporciona el marco legal idóneo para que el lobby español pueda competir en igualdad de condiciones al otro lado del charco. El dinero bien invertido da frutos y, en esto, la empresa de Sánchez Galán parece haber descubierto una veta en 'El Dorado' americano.

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