Acercamientos ante el Brexit

¿Adiós a la Verja? España y Gibraltar ven más cerca una zona económica especial

La reunión de Laya y Picardo relanza la idea de un  espacio "de prosperidad compartida" en la parte de La Línea de la Concepción y a la resolución de las diferencias fiscales, laborales, sociales y sanitarias. 

La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, durante su visita a la valla entre La Línea y Gibraltar.
La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, durante su visita a la valla entre La Línea y Gibraltar.
EFE

La criatura ya tiene nombre. Zona de prosperidad compartida. O, para las nuevas generaciones (o los anglosajones), "una zona win-win, en la que todos ganemos". Ambas definiciones salieron de la boca de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, en el primer día de su visita al Campo de Gibraltar que culminaría con una reunión criticada y polémica para el flanco derecho del Parlamento español con el ministro principal de la Roca, Fabián Picardo. Por supuesto que se iban a reunir porque de fondo, por encima de símbolos políticos, diplomáticos o soberanistas, está la economía. Como siempre. 

"Llevamos muchos años esperando este momento y parece que por fin está un poco más cerca", señala Manuel Triano, secretario comarcal de CCOO en la zona española y quien extiende la bienvenida a este paso adelante a lo que se piensa en el otro lado, en la Cámara de Comercio del Peñón. Pese a que la agenda ministerial se redujo a representantes institucionales y los agentes sociales (sindicatos y empresarios) han lamentado que se les haya dejado a un lado, todos prefieren quedarse con lo que parece que se está moviendo realmente bajo la pátina de negociar el Brexit. "Ahora falta concretar si esta zona especial vendrá con ventajas fiscales, regularizaciones laborales o incluso sociales en cuanto a pensiones, pero ya es bastante que se hable abiertamente", señala el portavoz de los trabajadores.

Las mismas sensaciones se transmiten desde dentro de las delegaciones. Porque Gibraltar es, en estos momentos, la principal ‘empleadora’ de Andalucía, solo superada por la propia Junta de Andalucía. Según datos oficiales de la Roca, alrededor de 15.000 trabajadores cruzan a diario (en cifras antes de la pandemia) la verja para acudir a su puesto y, de ellos, más de 10.000 son españoles de una zona como la del Campo de Gibraltar donde pocas veces se baja de una tasa de paro del 30%. Unite, sindicato principal en territorio llanito, eleva esa cifra por encima de los 20.000 si se suman actividades no reguladas como limpieza de hogar, dependencia, parte de la construcción… Todos los legales han estado cubiertos durante la pandemia con una paga especial de unos 1.200 euros mientras no tuvieron actividad.

Sea como sea, la administración andaluza calcula que un 15% de la población activa del lado español (en total, viven 250.000 personas en el lado nacional y solo 30.000 en el inglés) depende del Peñón; y varios informes del Real Instituto Elcano o la Cámara gibraltareña estiman entre un 18% y un 25% la aportación al PIB de la presencia de la ciudad británica al otro lado de la valla. Todo ello, en una situación de ‘status quo’ desde hace varias décadas. Tanto que hay diversos estudios que recuerdan que en los años 30 del siglo XX la libertad económica entre ambas fronteras era muy superior. 

Ahora, justo cuando el Brexit apuntaba a una frontera más dura, se produce la paradoja que la apertura económica de la verja está más cerca que nunca. Al final, la necesidad se impone. Como relatan desde ambos extremos de la frontera, Gibraltar tiene el dinero y la capacidad productiva y España, los terrenos y la mano de obra (el paro en el Peñón no supera ni las 100 personas). Se llame "zona de prosperidad" o una "normalización plus", el horizonte es ampliar las relaciones y las oportunidades.

Un ejemplo, además de la siempre recurrente fiscalidad (el convenio entre Madrid y Gibraltar lleva años pendiente de su aprobación definitiva en la Carrera de San Jerónimo), podría ser la misma frontera, la famosa valla. En estos momentos, la aduana en La Línea de la Concepción es de categoría 2 y eso conlleva, entre otras muchas limitaciones, un horario de inspección reducido. Eso hace que el tráfico de mercancías y productos básicos de consumo tenga que adaptarse con lo que eso supone de reducción lógica de posibilidades. 

En cuanto a la fiscalidad, lo primero en lo que podría pensarse es una especie de lugar con medidas excepcionales, como la Zona Especial Canaria, si bien un territorio así debería pasar por el visto bueno de la Unión Europea, más si cabe con una salida del Reino Unido dura que impida mayores ventajas y teniendo en cuenta las no pocas acusaciones que ha recibido históricamente Gibraltar de ser una excepción tributaria en pleno continente. El objetivo más inmediato y realista de las dos partes pasa de momento por algo tan sencillo como borrar de una vez la doble imposición que sufren los trabajadores españoles (o comunitarios) en Gibraltar. Ahora mismo, pagan por el IRPF en ambas naciones cuando, por ejemplo, los transfronterizos con Francia ajustan su pago en España restando lo que ya abonan en el país vecino. 

También supone una vieja reivindicación de los miles de españoles que trabajan en Gibraltar la equiparación de gastos laborales y sociales (en forma de pensiones) y hasta la sanitaria para ambas partes. Todo esto, sobre el papel, ya que la idea final es que la valla sea menos valla que nunca en cuanto al movimiento entre ambas partes. Un espejo en el que mirarse podría ser el territorio suizo en torno a Ginebra donde acuden a diario unos 75.000 franceses y donde se han desarrollado múltiples convenios que equiparan a ambas naciones (una de ellas, fuera de la UE) en todos los aspectos económicos y sociales. 

De momento, y a través de las redes sociales, la ministra redujo la reunión de trabajo con Gibraltar a los "avances en la implementación de los Memorandos de Entendimiento sobre medioambiente, ciudadanía, cooperación aduanera/policial, tabaco y fiscalidad y de un futuro de prosperidad compartida". Por su parte, en un comunicado oficial, Picardo deseó que el trabajo conjunto permita "transformar la situación en un abanico de oportunidades que puede convertir esta región en un arco de prosperidad para todas las personas que viven en ella y a su alrededor".

"Queda mucho trabajo por hacer. No hay mucho tiempo para hacerlo. He comprometido a mi gobierno, a mi equipo y a mí mismo para aportar toda nuestra habilidad, capacidad y entusiasmo en la determinación de ultimar acuerdos ambiciosos que puedan dar lugar a la futura zona de prosperidad compartida que todos queremos ver. Queremos una situación en la que todos salgan ganando y juntos podemos lograrlo", añadió el representante de la Roca.

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