Un año de comisión de la crisis financiera con 84 altos ejecutivos y ninguna certeza

  • El desfile por las Cortes de los nombres más importantes de la economía no ha servido para determinar qué pasó con el agujero de 60.000 millones.
Fotografía Rodrigo Rato horizontal
Fotografía Rodrigo Rato horizontal
EFE

El triste resumen de un año de comparecencias de las más altas esferas económicas del país sobre el agujero que costó más de 60.000 millones a los españoles, es que ha sido un "fracaso". Es la síntesis del largo proceso de la Comisión sobra le crisis económica que se ha llevado a cabo en el Congreso. Incluso la frustración política al respecto es todavía mayor, ya que solo ha servido para atacarse unos a otros sin sacar a la luz ninguna certeza, concluyen fuentes presentes en la propia comisión.

Las distinguidas personalidades que han desfilado por la comisión la han conferido una relevancia excepcional: exgobernadores del Banco de España, expresidentes de la CNMV, exministros de Economía, los más altos cargos directivos y consejeros delegados de las entidades más grandes de España, entre otros muchos. En total, 84 altos ejecutivos españoles acudieron al Parlamento para aclarar una crisis financiera, de las mayores de las últimas décadas, y, finalmente, no esclarecer nada.

Diversos portavoces parlamentarios consultados por La Información concluyen que la Comisión de Investigación relativa a la crisis financiera de España y el programa de asistencia financiera ha sido "un fracaso". "Estábamos deseando que se acabara porque no ha sido nada útil", añaden estos diputados que critican que en la última ronda de consejeros delegados de los grandes bancos se hayan limitado a arremeter contra el impuesto a la banca que está negociando el Gobierno con Unidos Podemos en lugar de tratar los aspectos para los que se constituyeron los trabajos parlamentarios.

"Se han limitado a decir que los bancos han cometido errores, pero no los han concretado", lamenta un portavoz. El más contundente es Joan Capdevilla, de ERC: "Da la sensación de que todos los comparecientes han pasado por la misma escuela de negocios porque no han especificado nada". Generalidades, en definitiva, que ponen fin a una comisión de investigación que no pasará a la historia por su utilidad para aprender de los excesos y corregirlos. 

La opinión de Capdevilla va en línea con la de otros diputados consultados por La Información, en el sentido de que las explicaciones no han ayudado a entender la crisis y así poder prepararse ante una futura. Las comparecencias de representantes de las grandes entidades españolas, también del mundo en no pocos casos, se esperaban con mucha expectación. De hecho, dichas firmas han podido crecer en volumen de negocio gracias a la adquisición de muchas de las firmas que se volatilizaron durante el hundimiento del sector. Pese a ello, sus declaraciones no han cumplido ni de lejos lo esperado.

Es más, las propias entidades han utilizado la cobertura mediática de tal evento para desarrollar sus ideas propias y poco más, prosiguen explicando fuentes políticas. La realidad es que más allá de reflexiones didácticas, la banca ha utilizado dicha oportunidad y vender una serie de mensajes muy concretos: hacerse la víctima del proceso, mostrar en números su contribución impositiva, aunque el epígrafe de sociedades lo hayan obviado. También para dar algunas lecciones de macroeconomía al Gobierno y finalmente, para hacer un frente común contra las ocurrencias impositivas al sector de Pedro Sánchez y sus ministros, se quejan los portavoces.

¿La banca víctima?

Uno de los puntos centrales de las intervenciones de los consejeros delegados de las grandes entidades la centró lo que se ha encajado en sede parlamentaria como un victimismo desmedido. "Hemos aportado más de 6.000 millones durante la crisis", explicó el consejero delegado de Banco Santander, José María Álvarez, durante la última intervención de esta misma semana. Fue mucho más allá, al declarar que la entidad había "ahorrado" 36.000 millones a los españoles con su compra de Banco Popular, y finalmente puntualizó que había pagado más de 1.100 millones de euros en impuestos, mientras que llevaba seis años sin ganar un solo euro en España.

Las palabras de Álvarez seguían la línea de sus homólogos de otras firmas bancarias. En el caso de BBVA, Carlos Torres aprovechó su intervención para explicar también la aportación milmillonaria de BBVA durante la crisis, en especial la hecha al Fondo de Garantía. Además, Torres desglosó el volumen de impuestos que paga en España la entidad vasca, a la vez que aseguró que el impuesto a la banca era “poco oportuno”.

Todo ello, después de que entre ambas entidades se hayan ‘comido’ más de 15 cajas (con las que sumó Banco Popular ahora en el balance de Banco Santander) quebradas durante la crisis.

Aunque no solo queda en ambos gigantes bancarios la sensación de queja. Por ejemplo, Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank, aprovechó su comparecencia para pedir que a las entidades compradoras de otras no se las pida ningún tipo de explicación ni repercusión. Además, aparte del incisivo ataque al posible impuesto a la banca al igual que hicieron sus homólogos, advirtió a los presentes de que todavía existen "entidades con problemas", y que si se piden muchas explicaciones se va a conseguir que ninguna gran entidad quiera volver a comprar firmas en problemas.

Todos contra todos

La conjura de los grandes bancos contra Sánchez y su impuesto no es más que otro ejemplo de que la comisión ha servido más de altavoz político que de instrumento didáctico. Una de las comparecencias más esperadas, la de Miguel Ángel Fernández OrdÓñez, gobernador del Banco de España entre 2006 y 2012, usó la comisión para minimizar su responsabilidad. Ordóñez argumentó que cuando el llegó la burbuja “ya se había gestado”. Además, utilizó su intervención para culpar con fuerza al que era presidente, José Luis Rodríguez Zapatero: "Realizó una política fiscal procíclica que aceleró la acumulación de desequilibrios".

Otra de las comparecencias más esperadas fue la de Rodrigo Rato, por su papel fundamental tanto en el Gobierno de Aznar como por su rol de presidente de Bankia. Su intervención se limitó a restarse importancia y atacar a al exministro Luis de Guindos. Rato explicó que la quiebra de Bankia no fue culpa suya y que se debió en parte a las provisiones que el ministro de Economía por aquel entonces obligó a la banca a depositar. “Durante mis conversaciones con Guindos sobre Bankia en marzo, abril y mayo de 2012, este se apoyó en los principales competidores a los que llegó a encargar realizar cuáles eran las provisiones necesarias par Bankia (…) en ninguna de estas tres reuniones estuvo presente el Banco de España” argumentó Rato.

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