La 'cocina' del CIS camufla la peor nota a la gestión de Moncloa y el ascenso del PP

  • Los cinco barómetros electorales dirigidos por el nuevo presidente de Centro han recogido variaciones en su forma de presentar resultados. 
El presidente del CIS, José Félix Tezanos
El presidente del CIS, José Félix Tezanos
EUROPA PRESS

Cada mes, el barómetro electoral que elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas se convierte en objeto de guerra política como nunca antes había sucedido. Siempre se ha criticado en mayor o menor medida sus metodologías (sobre todo por el que estuviera en la oposición), pero el ascenso a su presidencia del socialista José Félix Tezanos ha elevado los reproches porque él mismo llegó al cargo proclamando un cambio en la forma de presentar los resultados. Sin 'cocina', dijo. El problema radica en que, como subrayan varios expertos del sector consultados por La Información, no ha habido un solo estudio en sus cinco meses al mando del ex cargo en Ferraz en el que no haya cambiado la metodología utilizada para calcular la intención de voto.

El último, realizado a principios de diciembre y hecho público este viernes, no ha sido una excepción. Más bien al contrario: ha supuesto el quinto giro de tuerca demoscópico a las previsiones y, en este caso concreto, ha servido para suavizar el impacto de dos evidencias que no deben de gustar mucho al Gobierno socialista: su gestión al frente del país alcanza su crítica más elevada entre los españoles y el PP continúa en ascenso desde hace ya varios meses.

En lo primero, en la capacidad de gobernar de Sánchez y sus ministros, las cifras son contundentes sin necesidad de que haga falta una justificación o explicación desde el propio CIS. La valoración positiva de la gestión socialista alcanza su punto más bajo desde septiembre (en julio no se incluyó esta pregunta) y cae tres puntos, de más de un 15% a un 12% justo. Por su parte, los españoles que consideran mala o muy mala la gestión del Ejecutivo escala más de siete puntos en apenas tres meses, desde el 34,9% de septiembre al 42,2% de diciembre. 

Todo, en un periodo de tiempo en el que, precisamente, Pedro Sánchez echó el resto en sus medidas económicas y sociales, con el acuerdo firmado con Podemos en octubre y el anuncio reiterado, desde finales de noviembre y en los primeros días de diciembre (coincidiendo con el trabajo de campo de la encuesta), de la batería de mejoras que se aprobarían antes de acabar 2018: subida del Salario Mínimo Interprofesional hasta los 900 euros, alza del 2,25% (más variables) del sueldo de los funcionarios e incremento, en función a la inflación, de todas las pensiones.   

Nada de eso pareció notarse en las respuestas de los encuestados, cuya percepción de la acción de Gobierno no ha dejado de deteriorarse desde el comienzo del otoño hasta el invierno. Y eso, por supuesto, se debería reflejar también en la intención de voto. Aunque aquí es donde se llega al imposible de intentar comparar entre los distintos estudios, uno de los principios sagrados de todo estudio sociológico: el uso de idéntica forma de recoger y analizar los resultados para que haya una validez estadística estable en el tiempo.

Como explican los expertos, ha habido cinco barómetros con intención de voto en la era Tezanos al frente del CIS: julio, septiembre, octubre, noviembre y diciembre. Antes de la moción de censura, este tipo de análisis tenía una periodicidad trimestral desde 1996. Ese fue el segundo gran cambio del nuevo Centro de Investigaciones Sociológicas; el primero vino ya en julio, en el estreno del flamante presidente. Entonces, en el 'disclaimer' que explicaba la metodología ya se adelantó un cambio y, desde entonces, cada estudio ha venido con una advertencia explicativa de un sistema diferente al anterior. 

En orden cronológico, en julio se calculó la estimación de voto CIS en función al porcentaje sobre voto válido. Pasado el verano, en septiembre se modificó el sistema y se calculó respecto al porcentaje sobre voto a candidaturas. Octubre vino con la misma base en función a las candidaturas pero se añadió la simpatía a la estimación de voto CIS. Un mes después, desapareció el concepto "estimación" y el 'disclaimer' alertaba (incluso en negrita) que "en ningún caso representa un modelo de estimación de voto" lo que se reflejaba. Por último, en diciembre se ha recurrido a un voto directo en la encuesta (porcentaje sobre voto emitido). 

Entre todo este marasmo demoscópico, lo único que no puede camuflarse es la intención directa de voto. Aquí, el PSOE se ha mantenido como líder destacado desde el mes de julio y eso nadie lo discute. La 'cocina' viene después, cuando tocaba analizar el desempeño real de los partidos de la derecha. En particular, en lo que respecta al PP, un partido que ha subido en 2,6 puntos la intención directa de voto (pero que en la 'traducción' sociológica se mantiene inalterado su resultado en diciembre). Ciudadanos también ha subido en apoyo directo y Podemos baja ligeramente.

Vox es un caso aparte: el CIS recoge un incremento de un punto en voto directo, si bien la duda en relación al partido de extrema derecha radica en que se hable solo de un 3,7% de apoyo en unos días en los que acababan de celebrarse las elecciones andaluzas en las que los de Abascal obtuvo casi el 11% del voto. 

Más allá de esto, la cocina del CIS, en definitiva, ha estado en mezclar en la misma sartén la respuesta espontánea que da el encuestado con el recuerdo de voto que admite haber realizado en las últimas elecciones. En este sentido, el PSOE es el único partido de los cuatro grandes cuyo recuerdo de voto es superior a su propio resultado en las urnas. Es decir, hay más personas que dicen haber votado al PSOE de las que realmente lo hicieron. En concreto, se dan hasta 6,1 puntos de diferencia: lo votó el 15,7% del censo y ahora 'recuerda' haberlo hecho el 21,8% (según el CIS).

Por el contrario, al PP recuerdan haberle votado menos españoles de lo que recabaron en las elecciones. Los populares lograron el 22,9% de los votos sobre el censo y ahora dicen que le han votado el 19,8%. Se han perdido en la memoria más de tres puntos. Podemos y Ciudadanos, por su parte, también tienen a olvidadizos entre sus filas, aunque en ambos casos la diferencia es de cuatro décimas. 

En resumen, si el CIS elaborase una estimación corrigiendo como siempre se ha hecho el recuerdo de voto, el porcentaje estimado sobre voto válido del PSOE se vería afectado a la baja y el del PP al alza, con Cs y Podemos con cierta mejora hacia arriba. Y todo esto, que el PSOE se resiente y la derecha subiría con mayor fuerza, es una traducción que no solo se ha producido en el barómetro de diciembre. Es algo que se ha repetido, aunque en distinto grado, en los cinco barómetros realizados desde julio. 

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