El presidente aceptó a una pretoriana

Sánchez forzó el término sustituir con sus ministros para cesar a la jefa del CNI

Robles no veía motivos para "sustituir" a la directora de los servicios de Inteligencia pero Moncloa considera que el fallo de seguridad es "gravísimo". El choque interno con Bolaños se salda en tablas.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, a su llegada a la Comisión de Defensa, en el Congreso de los Diputados, a 9 de marzo de 2022, en Madrid (España). Durante su intervención ha informado del desarrollo de las operaciones de las Fuerzas Armadas en el exterior. En concreto, un tercio de los casi 3.000 militares que España tiene desplegados en misiones en el exterior se concentran en la frontera este de Europa, una zona en la que las Fuerzas Armadas están presentes desde hace años pero que atraviesa un momento de máxima tensión desde la invasión rusa a Ucrania. 09 MARZO 2022;COMISIÓN;DEFENSA;EJERCITO;OPERACIONES;EXTERIOR Ricardo Rubio / Europa Press 09/3/2022
Sánchez forzó el término sustituir con sus ministros para cesar a la jefa del CNI
Europa Press

Destituir, empléese el eufemismo que quiera el Gobierno, a la secretaria de Estado directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha sido una decisión política tomada al más alto nivel en Moncloa. Pedro Sánchez y sus más estrechos colaboradores, entre los que se encuentran su jefe de gabinete, Óscar López, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, analizaron durante la última semana los pros y los contras del arriesgado movimiento a falta de mes y medio de la Cumbre de la OTAN en Madrid. Y la adoptaron este lunes, a horas del Consejo de Ministros. El presidente habló con Margarita Robles, que no quería que se hiciera, y le conminó a firmar el decreto. El término sustitución partió incluso de Sánchez.

Fue un Consejo de Ministros sencillo y rápido. En el índice no había asuntos de gran importancia, salvo uno especialmente llamativo: nombramientos de personal en el Ministerio de Defensa. En el ambiente flotaba el nombre de Pegasus y la crisis política que ha sacudido al Gobierno. Sánchez tomó la palabra, según explican fuentes presenciales, y lo primero que hizo fue comunicar a sus ministros el resultado del 'forensic' realizado en los últimos días por el CCN, dependiente del CNI, a los teléfonos móviles del Gobierno: tres infecciones confirmadas, a Sánchez, a Robles y a Marlaska, y un intento infructuoso, a Planas. Todas en las mismas fechas, coincidiendo con la crisis fronteriza con Marruecos. La cantidad de datos robados, preocupante. A continuación comunicó la decisión.

Paz Esteban, responsable de los servicios de Inteligencia y a quien el propio Gobierno de Sánchez aupó tras la salida obligada de Félix Sanz Roldán, ha sido la pieza a cobrar. El objetivo es rebajar la tensión con ERC, el PNV y EH Bildi. El presidente llegó al Consejo de Ministros con la decisión tomada y pactada las horas antes con Robles. No fue sencillo. La ministra de Defensa seguía sin entender este martes el porqué se "sustituye" a Esteban. Su entorno no lograba explicarlo y en las últimas horas volvía a atribuir a la Secretaría General de Presidencia, en manos durante el espionaje de Bolaños, la responsabilidad sobre los terminales telefónicos de la cúpula del Gobierno. No compartió la decisión del jefe del Ejecutivo, pero la acató.

Robles seguía sin entender el porqué se "sustituye" a la jefa del CNI

Sánchez y su entorno, incluido Bolaños, consideran que la brecha de seguridad implica que ha habido un fallo de extrema gravedad y hablan de "negligencia". No es normal, concluyen, que el presidente del Gobierno y tres ministros que ocupan departamentos de Estado hayan sido espiados con un ataque directo a su teléfono y nadie lo supiera. Por eso se perdió la confianza en Paz Esteban y por eso se ejecutó la destitución aunque fuera contra el criterio de Robles. El responsable es Sánchez, no Robles.

El presidente, incluso, impuso el término a emplear. "Sustitución", no destitución. Internamente, en el Consejo de Ministros, empleó sinónimos de "relevo". Pero en ningún momento se decantó por utilizar una palabra que suponga una brecha política. La confianza en la jefa del CNI estaba perdida desde hacía días y solo faltaba conocer los datos finales del estudio a los móviles para dejarla caer.

El presidente decidió que fuera Margarita Robles quien diera explicaciones sobre la decisión. La ministra de Defensa, que sigue teniendo la confianza de Sánchez, empleó el término "sustitución" al frente del CNI. Vendió ante los medios de comunicación la decisión como una "renovación", sin concretar, de los servicios de Inteligencia. Fiel a su estilo, el mismo que empleó durante los momentos más duros del confinamiento, expuso las razones por las que consideraba un honor ser ministra del Gobierno de coalición y representar a las Fuerzas Armadas fuera de nuestras fronteras. No aceptó las recomendaciones del equipo de comunicación de Presidencia y decidió dar, sin papeles, sus propias explicaciones, pactadas con Sánchez, eso sí.

Sánchez había puesto orden la semana pasada entre Robles y Bolaños. Dictó un "se acabó" para poner fin al fuego cruzado que se organizó en el Gobierno en los últimos días. Los dos han sido disciplinados. Pero el presidente no quería que la decisión de prescindir de la directora del CNI supusiera una imagen de vencedores y vencidos dentro del Consejo de Ministros. Tomó un decisión que se considera internamente en el Ejecutivo como salomónica: endosó la brecha de seguridad a los servicios de Inteligencia y, por tanto, de Defensa, pero dejó a Robles una salida para poder mover una pieza clave para ella. Esperanza Casteleiro, número dos en el Ministerio y una conocedora, como pocos en la Casa (el CNI) del funcionamiento dentro de los muros que rodean las instalaciones de la Cuesta de las Perdices.

Sánchez no informó al Consejo de Ministros del nombre de la sustituta de Paz Esteban. Había pactado con Robles la designación de Casteleiro y le reservó a la ministra de Defensa el anuncio. Elegir a una veterana de los servicios de Inteligencia, con casi cuarenta años de servicio, es una forma también de aplacar las aguas, que bajan revueltas, en el CNI. La directora saliente continuará trabajando en la Casa de forma discreta, cumpliendo con su deber y sin pronunciarse sobre su destitución, afirma una fuente que la conoce porque trabajó con ella hace años.  

Mostrar comentarios