A la espera de nuevas escuchas

Sánchez ordena a Bolaños y Robles poner fin al fuego cruzado en el PSOE

El presidente emite un "caso cerrado" para poner fin a las discrepancias entre dos de sus ministros más importantes. Moncloa ve una "negligencia" en el espionaje al jefe del Ejecutivo y ministros y apunta al CNI.

Sánchez y Bolaños
Sánchez ordena a Bolaños y Robles poner fin al fuego cruzado en el PSOE
¡Europa Press

"Caso cerrado". Es la orden que ha impartido Pedro Sánchez para poner fin a las discrepancias entre dos de sus ministros 'patanegra', Félix Bolaños y Margarita Robles, a cuenta del espionaje con Pegasus. El caso, de máxima gravedad, está provocando escenas inéditas en el Gobierno en esta legislatura y el presidente no quiere fisuras en las filas socialistas. Las miradas se dirigen en este momento hacia el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Presidencia ya empieza a utilizar el término "negligencia" para denunciar que algo falló por interceptar tan tarde que el teléfono móvil de Sánchez, de Robles y, probablemente, el de más ministros ha sido atacado.

Si The New Yorker, la revista que Robles criticó en público, no llega a publicar el 18 de abril que más de sesenta teléfonos de líderes independentistas o abogados habían sido espiados por Pegasus el Gobierno asume que no habría descubierto que el móvil de Sánchez también había sido infectado por el 'sofware' espía. El artículo firmado por Ronan Farrow encendió las alarmas en Moncloa, que inmediatamente sospechó. ¿Quién había espiado sin control judicial en España? Se activó un 'forensic' al teléfono de Sánchez durante un día completo y saltó Pegasus. Félix Bolaños, el CEO del Gobierno, fue el elegido por el presidente para comunicarlo y a partir de ahí el 'tsunami' arrasó con todo.

Lo preocupante, explican en Moncloa, es el fuego amigo. A Sánchez no le gustan las discrepancias internas y menos si son entre dos de los ministros más destacados del gabinete. Bolaños acompaña al presidente desde que recuperó el sillón de mando del PSOE. El autor del llamado 'códice Bolaños', el Reglamento Federal de Desarrollo de los Estatutos del PSOE, es uno de los guardianes de los secretos del Gobierno. Y Robles estuvo ahí desde el principio, desde antes de la moción de censura. Fue la pieza más difícil de encajar en el primer Gobierno. Pudo ir a Justicia y acabó en Defensa, donde se ha asentado, calmando las crisis con los militares y manteniendo el statu quo en uno de los ministerios históricamente más complicados.

Por ello, porque Sánchez no esperaba un enfrentamiento abierto y en público entre dos de sus pretorianos, el presidente ha puesto pie en pared. El mensaje que transmitió es "se acabó" y así ha sido. Robles descolgó el teléfono el miércoles por la tarde y marcó el de Bolaños. Le transmitió su perplejidad por las interpretaciones que se estaba haciendo de sus palabras y que ella nunca había querido descargar en la Secretaría General de Presidencia, que durante el espionaje ocupaba el madrileño y que hoy ostenta Francisco Martín Aguirre, era la responsable de la vigilancia de los teléfonos móviles. Pero Robles dijo lo que dijo y recomendó a los periodistas mirarse "un minuto" la ley, sugiriendo que el CNI no tenía responsabilidad.

A Sánchez no le gustó que Robles hiciera eso, menos en público, y pidió calmar todo. Bolaños agradeció la llamada a la ministra de Defensa y quedaron en seguir trabajando para "esclarecer" todo. Lo cierto es que Robles históricamente ha ido más por libre, lo cual ha tenido aspectos positivos, como el momento en que las Fuerzas Armadas hicieron un trabajo encomiable durante la pandemia, y otros negativos, como el fuego cruzado con Ione Belarra a cuenta del envío de armas a Ucrania. Que dos ministros del PSOE tan significativos se enfrentaran ante las cámaras era algo inédito.

El CNI y el espionaje a Sánchez

La directora del CNI, Paz Esteban, ofreció este jueves explicaciones sobre el espionaje que legalmente a practicado el CNI a líderes independentistas. Casi una veintena de escuchas tienen autorización del juez, incluida la del hoy presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. En Moncloa intuyen que se hizo por las acciones de 'Tsunami Democràtic' en El Prat. Pero el verbo es acertado: suponen. Porque en el Gobierno se desvinculan de las intervenciones telefónicas de los servicios de Inteligencia y aseguran que no conocían estas acciones. ERC, mientras, pide explicaciones al más alto nivel, pero está por ver que pongan en juego la legislatura. El Gobierno deberá decidir si desclasifica estos documentos para calmar a sus socios.

En Moncloa siguen manejando el dato que les ofrece el CNI. Una vez finalizado el 'forensic' a todos los ministros del Gobierno se va a saber si fueron infectados por Pegasus, pero "al 99%" no se a conocer quién lo hizo y qué se llevó de los teléfonos espiados. Gabriel Rufián, portavoz de ERC, confirmó ayer que Paz Esteban manejaba dos hipótesis: un país extranjero o un grupo al margen de la ley

El entorno de Sánchez considera extremadamente lo ocurrido. "Espiar al presidente del Gobierno es algo muy serio". Son conscientes de que algo falló y las miradas se dirigen hacia la Cuesta de las Perdices. Hacia el CNI, un apoyo esencial para Sánchez durante la pandemia, pero donde creen que ha habido cierta dejación. En concreto apuntan al Centro Criptológico Nacional (CCN-CERT), el organismo dirigido por Luis Jiménez y Javier Candau donde recae, siempre según Moncloa, la responsabilidad. Moncloa no tiene toda su confianza en la directora de los servicios de Inteligencia y está por ver si Robles, que sí la ha defendido, es capaz de garantizar su continuidad.

No es la primera vez que se produce un roce entre Moncloa y el CNI. En el inicio de la pandemia hubo un problema serio de seguridad. En esa ocasión fueron los servicios de Inteligencia quienes acusaron a la cúpula del Gobierno de cometer un error que podría haber dado al traste con operaciones al más alto nivel. Todo se publicó en estas páginas. Moncloa publicó en una respuesta parlamentaria el nombre del director de Inteligencia, un hombre de la máxima confianza de Esteban, y que siempre se debería haber mantenido en la más estricta confidencialidad. Por aquel entonces el Ejecutivo pidió disculpas a los profesionales del CNI.

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