De Waterloo a Junqueras: los 'indepes' encaran divididos la sentencia del procés

Quim Torra
Quim Torra
Efe

"Calma chicha". Es el término que mejor define la situación en la política catalana, tanto la que está presente en la Generalitat y en el Parlament como la que hace sus aportaciones desde Waterloo. El lunes 14 de octubre es un día histórico para todo el independentismo, pero encaran esa cita sumidos en una división palpable. Diferentes fuentes consultadas por La Información, tanto en ERC como en Junts per Catalunya, hablan de diferentes grupos y distintas opiniones sobre cómo debe ser la respuesta a la sentencia del 'procés'. Dos corrientes, en definitiva, que no tienen claro cómo reaccionar ante la condena que impondrán los jueces en apenas 72 horas.

El debate es intenso y las conclusiones confusas. El independentismo se divide en dos bloques. Quienes apuestas por una "respuesta más ruidosa" y quienes hablan de tener una actitud "cívica". Por ser claro, y a pesar de que los independentistas están unidos en una causa común: conseguir que se pueda votar en Cataluña, las fuentes consultadas sitúan en el bando más reaccionario a "los de Waterloo". Es decir, al bloque que lidera Carles Puigdemont desde la ciudad belga y que secunda la actual cúpula de JxC. En la segunda corriente colocan a Oriol Junqueras y a su principal representante en la Generalitat, el vicepresident Pere Aragonès. Ellos representan, según dicen, un independentismo más "sensato".

Entre "los de Waterloo" y el equipo de Junqueras existen "altibajos", "cabreos", "disparidad de criterios", "discusiones"... Así lo reconocen varias fuentes. De hecho, la relación entre sus representantes en el Congreso de los Diputados no es ni mucho menos fluida. Pero, según defienden también algunos de los consultados, Junts y ERC siguen conformando un Gobierno de coalición, al menos de momento. Y se sientan todas las semanas en el Consell Executiu como si fueran un único partido. La situación no es muy diferente a la tensión que existe en otros gobiernos autonómicos, como el de Madrid entre PP y Cs, donde también existe disparidad de criterios.

Los dos bandos independentistas han demostrado en varias ocasiones sus diferentes opiniones a lo largo de los últimos días. El caso más problemático fue el comentario que hizo Quim Torra sobre los "amigos de los CDR": "Apretad, y hacéis bien en apretad". Fue una especie de arenga un tanto desafortunada a juicio del grupo de Junqueras. Con un "apretémonos" hubiera ido todo mejor. El propio Gabriel Rufián llegó a afirmar hace unos días que respeta "al espacio convergente, pero nosotros somos incompatibles con la violencia".

Desde el entorno de Junqueras y Aragonès se apuesta menos por "el exabrupto". "Nosotros solo queremos poner urnas, no bombas", se expresan de forma muy gráfica en relación a los últimos sucesos en Cataluña. Coinciden, en definitiva, con el grupo de Waterloo en los fines, pero no en las formas a emplear. ERC no quiere ningún tipo de reacción similar a la que plantean desde la CUP. "Somos demócratas", concluyen.

Lo que ha sido de forma unánime en el independentismo como una arenga es el discurso que protagonizó este miércoles el general jefe de la Guardia Civil en Cataluña. Pedro Garrido habló de la inminente sentencia durante la festividad de la Benemérita y afirmó que el cuerpo que él dirige "combatirá sin tregua ni pena" a quienes "recorran el camino a la independencia siguiendo la senda del terror". La delegada del Gobierno tuvo que pedir disculpas ante lo que desde los sectores secesionistas califican como "gasolina".

Cautela y preocupación entre los empresarios catalanes

En el mundo de la empresa la sentencia del procés genera sentimientos encontrados. Hay quien piensa que habrá menos "ruido" que en 2017, pero también hay preocupación por lo que pueda ocurrir en las calles. Temen los boicots y las acciones de protesta en las calles y plazas catalanas. Hay que recordar que en los últimos los años han cambiado su sede hasta 5.454 empresas ante la ausencia de las condiciones de seguridad jurídica necesarias para seguir operando con normalidad en el territorio.

La patronal Foment del Treball, por su parte, emitió ayer un comunicado en el que pedía que las "reacciones políticas" a la sentencia del Supremo sean "administradas con responsabilidad" para "garantizar por encima de todo la convivencia y evitar que la legítima manifestación de la protesta afecte el normal desarrollo de la actividad económica y cohesión social". La organización que preside Josep Sánchez Llibre añadía que a partir de ahora "se abre una nueva etapa política para que desde el respeto mutuo, siempre dentro de la legalidad, se pueda superar el callejón sin salida actual entre Cataluña y el resto de España y, a través del pacto, se facilite la recuperación de la estabilidad y de la normalidad democrática e institucional".

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