Sanidad estudia el escenario francés

Moncloa trabaja en un toque de queda nacional y prepara otro duelo con Ayuso

El Gobierno central se abre a aplicar un nuevo estado de alarma pero pide el apoyo del PP para prorrogarlo. Pablo Casado se niega, de momento, a secundar esta medida y pide echar mano de leyes sanitarias.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
Moncloa deshoja un toque de queda nacional y prepara otro duelo con Ayuso
EFE

Declarar un toque de queda en toda España o en localidades con una alta incidencia de la Covid a partir de las 12 de la noche es una de las opciones que está estudiando el Gobierno para frenar el incesante ritmo de contagios. La medida que ya se aplica en Francia, por ejemplo, lleva sobre la mesa del Comité de Seguimiento del virus desde hace varios días cuando varias ciudades europeas, como París, una capital y un territorio que Pedro Sánchez conoce bien por su estrecha relación con la alcaldesa Anne Hidalgo, especialmente, o con el presidente Emmanuel Macron, decidieron implantarla. Pero en Moncloa tienen claro que no van a volver a actuar unilateralmente como hicieron hace casi dos semanas cuando decretaron el estado de alarma en Madrid. El equipo político-sanitario del Ejecutivo está buscando un acuerdo global en el Consejo Interterritorial de Salud y que sea la Comunidad que preside Isabel Díaz Ayuso quien dé el paso, con el apoyo del resto. Las conversaciones son intensas.

El toque de queda lleva rondando las conversaciones de los miembros del Comité de Seguimiento del Coronavirus y del equipo que dirige Salvador Illa desde hace semanas. Como posibilidad, más que como medida a implantar, para frenar fiestas o concentraciones multitudinarias sin control. Sin embargo, el paso que ha dado la Comunidad de Madrid este martes citando esta medida como plausible ha llevado al Gobierno de Sánchez a mover ficha. Condición indispensable: que Ayuso lo pida formalmente. En ese caso se aplicaría la misma fórmula que Sánchez le ofreció por teléfono hace dos viernes y, además, los dos partidos que componen la coalición, PSOE y Unidas Podemos, estarían a su disposición para, llegado el caso, convalidar la medida en el Congreso de los Diputados. 

En Moncloa tienen claro que decretar un toque de queda exige el estado de alarma. No hay alternativa legal ni ley sanitaria que pueda sostener una restricción de la movilidad durante la noche, aseguran. Lo ha hecho Francia con el "estado de emergencia" o Portugal con el llamado "estado de calamidad". El Gobierno central, por tanto, va a dejar decaer el estado de alarma que actualmente se encuentra en vigor en Madrid y lo que plantea es uno nuevo en todo el país. Adaptado a cada territorio y circunstancia, eso sí, El viernes mismo podría, incluso, reunirse un consejo de ministros extraordinario pero para eso hace falta "consenso" en el citado Consejo Interterritorial de Salud que se ha convocado para este jueves. El estado de alarma y un posible toque de queda, por tanto, no parecen inminentes.

Moncloa no quiere volver a pasar por las dificultades que supusieron para PSOE y Unidas Podemos sacar adelante las últimas prórrogas del estado de alarma implantado en marzo. Por eso su opción es que el PP lo proponga y Génova una sus votos a los que los partidos en el Gobierno para aprobar posibles prórrogas de esa nueva situación excepcional. Si eso no se produce el Gobierno descarta, al menos de momento, un paso en solitario.

​El PP no quiere estado de alarma

En el PP hay división de opiniones. Desde el entorno de Ayuso aseguran que un toque de queda debe ser una medida acordada y definida técnicamente por los expertos. No lo descartan e, incluso, lo están promoviendo. De la misma opinión es David Pérez, consejero de Vivienda, que en una entrevista en La Información admite que la medida podría ayudar a reducir el número de contagios en el ocio y, sobre todo, a atacar los botellones. Desde Génova, en cambio, se mantienen firmes y aseguran que descartan pedir al Gobierno un nuevo estado de alarma. Defienden, como viene asegurando su responsable de Justicia, Enrique López, que esa no es la herramienta. El pulso político, por tanto, sigue y seguirá vigente.

Y se avecina más tensión. El Gobierno de Ayuso apuesta por mantener los confinamiento selectivos a partir del sábado, reduciendo las restricciones a las zonas básicas de salud con mayor impacto del virus. Sería volver al escenario previo al cierre perimetral de Madrid. Sanidad, por su parte, aún no ha confirmado si apuesta por esa medida que implicaría abrir la movilidad en varios barrios de la capital y localidades limítrofes y remite la decisión final al consenso que pueda surgir entre todas las comunidades autónomas.

El foco está en el Consejo Interterritorial de mañana. Ayer hubo una aproximación entre Sanidad y la Comunidad de Madrid en el Grupo Covid. Según explica Moncloa, "el Gobierno manifestó su intención de seguir trabajando de forma coordinada con todas las comunidades autónomas y, por tanto, de apoyar a Madrid en la elaboración de medidas para contener el virus". Acordaron convocar en los próximos días "foros técnicos" para acordar decisiones. Seguirán las negociaciones en un miércoles que se avecina intenso y no sólo por la moción de censura de Vox.

El Ministerio de Salvador Illa también está preparando una guía de actuaciones conjuntas para toda España, que se aprobarán el mismo jueves en el seno del Consejo Interterritorial. Sánchez habló ayer desde Roma de un "sistema de fases y semáforos" para aplicar en cada territorio determinadas "recomendaciones" contra el virus, en función de la situación epidemiológica que tengan. "Muy probablemente el jueves vayamos a tener un nuevo acuerdo entre el Gobierno y las comunidades respecto a distintas fases en función de cuál sea la situación en los territorios y las recomendaciones que se deben poner en marcha", aseguró el presidente.

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