Gana 87.500 dólares por minuto

Las tres reglas de oro de Jeff Bezos para ser productivo desde que te despiertas

Al hombre más rico del mundo no le gusta perder el tiempo: desde primera hora de la mañana, adopta una serie de hábitos que podrían parecer contraproducentes.

Jeff Bezos
Las tres reglas de oro de Jeff Bezos para ser productivo desde que se despierta.
Europa Press

Jeff Bezos no es un ser humano al uso. Mientras que la mayoría de las personas trata constantemente de buscar la fórmula mágica para aumentar sus ingresos, el hombre más rico del mundo gana de media 87.500 dólares por minuto; una cantidad que representa aproximadamente tres veces el salario anual medio de un español. Por eso, desde que fundara Amazon hace más de dos décadas, ha basado su éxito en lograr la mayor productividad posible, un mantra que aplica tanto para sus miles de empleados en todo el mundo como para sí mismo. De hecho, en su caso trata de ser productivo desde que se despierta por la mañana.

El fundador de Amazon es conocido por sus 14 principios que definen al buen líder -y, sobre todo, por el que consiste en "tener mucho la razón"-; sin embargo, no se suelen destacar los hábitos que hacen de Bezos uno de los hombres de negocios más productivos del planeta. Y eso que buena parte de su fortuna, valorada en 113.000 millones de dólares (alrededor de 97.000 millones de euros), la ha hecho gracias a su capacidad para gestionar el tiempo para sacarle el máximo provecho posible. ¿De qué modo lo consigue? En este artículo de 'Inc' explica las tres reglas de oro que sigue desde primera hora.

1- Dormir ocho horas al día

Bezos reveló sus secretos para la productividad durante una conferencia del Club Económico de Washington de hace un par de años. Durante su intervención, aseguró que duerme ocho horas diarias, un hábito que le permite empezar el día a tope: "Pienso mejor, tengo más energía, mi estado de ánimo está mejor". En esencia, se trata de seguir a pies juntillas las recomendaciones de los científicos en los últimos años, en los que diversos estudios han demostrado que dormir bien es clave para organizar nuestra mente, contribuye a la toma de decisiones e, incluso, está relacionado con un mejor control financiero.

2. Sin reuniones hasta las 10 de la mañana

Hay mucha gente que es incapaz de desayunar tranquilo, viendo las noticias, leyendo el periódico o simplemente charlando sosegadamente con su familia. Pero esa es precisamente la segunda regla de oro de Jeff Bezos: no desayunar deprisa y corriendo para empezar a trabajar desde primera hora del día. La razón es que la mayoría de las personas necesitamos desperezarnos y dedicarnos a nosotros mismos un tiempo por las mañanas para ir 'arrancando' poco a poco. En este sentido, las últimas investigaciones sugieren que las reuniones a las 8 de la mañana no suelen ser muy productivas, ya que nuestro cerebro a esas horas suele estar despertándose. Según Bezos, es preferible preparar reuniones de "alto coeficiente intelectual", comenzando como pronto a las 10 de la mañana y terminando antes de comer.

3. Tomar pocas decisiones al día

"Si tomo tres buenas decisiones al día, es suficiente. Deben ser de la mejor calidad posible", señalaba Bezos en aquella conferencia. Sin embargo, esto no significa aletargar el proceso de toma de decisiones; al contrario, "de alguna manera hay que tomar decisiones de alta calidad y con alta velocidad. Es fácil para las startups, pero supone un gran reto para las organizaciones grandes". A lo que se refiere Bezos es que la intuición puede parecer el camino más corto para decidir algo, pero casi nunca es el acertado. En este sentido, una de las claves es esperar a reunir la mayor cantidad de información posible o buscar otras perspectivas.

Otra solución es utilizar el supuesto 'pre-mortem', un concepto acuñado por el psicólogo Gary Klein y que, esencialmente, implica hacerse esta pregunta: "si el paciente muere ... ¿cuál habría sido la causa?". Puede parecer algo tonta, pero su respuesta puede ayudar a una empresa a anticipar cualquier escenario. Es decir, que incluso tras haber tomado una decisión, antes de llevarla a cabo, hay que analizar los posibles contras y vaticinar qué ocurriría si esta decisión se convirtiera en un fracaso.

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