No todo vale

¿Psicología, coaching o pseudociencia? Cómo detectar estafas en la autoayuda

Aunque nos encontramos en la era de mayor conocimiento de la Historia, abundan los métodos que se alejan de la ciencia... con el peligro para el bienestar mental que eso conlleva.

DiCaprio Django
En 'Django', DiCaprio era una fanático de la frenología, una de las pseudociencias precursoras de la Psicología.
The Weinstein Company/Columbia Pictures

La pandemia está siendo especialmente dura para aquellas familias más desfavorecidas. Como sucede en todas las grandes crisis, tras la irrupción del coronavirus muchas personas se han visto en una situación delicada: enfermedad (o incluso muerte) de familiares, desempleo o suspensión indefinida tras los ERTE, estragos económicos para llegar a fin de mes... Un contexto en el que históricamente emergen supercherías de todo tipo, algo de lo que ni siquiera se libra la era de mayor conocimiento que ha vivido el hombre. No son nuevas, pero es cierto que las pseudociencias han ganado más peso que nunca ante la frágil situación social que vivimos. Por eso, el primer paso para no dejarse engatusar pasa por distinguir qué es Psicología, qué es el 'coaching' y qué es sencillamente pseudociencia cuando hablamos de bienestar mental.

En los últimos meses, las ventas de libros de autoayuda se ha disparado en todo el mundo. Primero, empezaron los clásicos qué debes hacer para ser feliz; después, resurgieron los ejemplares de finanzas personales; y, por último, se extendieron los ensayos y novelas sobre el coronavirus, sus consecuencias y cómo abordar la nueva realidad desde una perspectiva emocional. No es de extrañar que, a día de hoy, siete de los 20 libros más vendidos en Amazon encajen en alguna de estas tres temáticas. Algunos de ellos son obras reflexivas y basadas en estudios científicos, mientras qué otros son solo secuencias de vivencias personales que se presentan como universales. Por eso, ¿cómo separar el grano de la paja?

Psicología frente a pseudociencia

Cabe empezar recordando que la Psicología es una rama que nace de la Filosofía y que no siempre fue estrictamente científica. Algunos primitivos dogmas desde luego no lo eran, como el caso de la frenología, que en el siglo XIX estaba realmente extendida y que postulaba que las diferencias psicológicas de las personas (como el carácter, los rasgos de la personalidad, así como las tendencias criminales) se podían determinar basándose en la forma del cráneo, cabeza y facciones. Servía, entre otras cosas, como falsa justificación para quienes consideraban que otras razas eran inferiores, como se puede apreciar en la memorable y escalofriante escena de 'Django Desencadenado' en la que Leonardo DiCaprio le explica a Jamie Foxx que el cerebro de las personas negras está predestinado a la obediencia, en base a tres marcas en la base del cráneo.

Obviamente, la frenología es considerada una pseudociencia hoy en día. Sin embargo, uno de los grandes hitos de la Psicología se basa precisamente en ella: el neuroanatomista alemán Franz Joseph Gall -quien la concibió alrededor del 1800- fue uno de los primeros en postular que "el cerebro es el órgano de la mente" y que ciertas áreas albergan funciones específicamente localizadas. Lo cierto es que todo el desarrollo de la Psicología y la Neurología en los siguientes dos siglos se basa en este principio -que no solo postuló Gall- y que, sin él, probablemente hoy en día no seríamos capaces de identificar trastornos del habla o la memoria sin localizarlos en sus respectivas áreas cerebrales. Aunque sesgado, este argumento, el de una pseudociencia que pasa a ser ciencia, es el que precisamente suelen esgrimir los defensores de las pseudociencias hoy en día.

El ejemplo de la frenología sirve para ilustrar el dilema al que se puede enfrentar una persona a la hora de confiar en una ciencia como la Psicología. De hecho, en términos de psicología aplicada -que es la rama que nos interesa-, el problema es mayor, ya que no trata de cuantificar un proceso de nuestra mente, sino que trata de analizarlo cualitativamente para comprenderlo mejor. De ahí que sea complicado aseverar que una terapia concreta sirva para todos los pacientes en una consulta o que los ensayos sobre bienestar emocional sean incuestionables, o no caigan en el descrédito cuando se produzca un nuevo avance. Y, también por eso, es difícil saber si va a ser efectivo, teniendo en cuenta que existen diversas ramas y escuelas dentro de la Psicología... No es lo mismo hablar con un psicólogo cognitivo que con un humanista. 

La gran pregunta es, pues: ¿por qué debo confiar en la Psicología? Porque se rige por el método científico. Siempre. Cualquier conocimiento se basa no solo en las ideas de una mente brillante, sino en la experimentación y la construcción colectiva de un conocimiento paradigmático. La pseudociencia, en cambio, no tiene ningún rigor a la hora de presentar sus ideas. De hecho, el gran problema es que las viste de científicas, aunque normalmente no citen ningún estudio o autor, ni aporten nada a ese paradigma. Por eso, el mayor peligro estriba en confundir la presentación de datos de forma científica (diagramas, flujos, gráficos...) con ciencia. La regla de oro es: cuando veas algo aparentemente científico sin ninguna fuente atribuida, huye.

El 'coaching', un camino al margen de la ciencia

¿Puede un libro de autoayuda ser científico? Sin duda, pero siempre y cuando su contenido se sustente en datos o estudios científicos atribuibles, algo que normalmente está reservado a otros géneros como el ensayo. De ahí que la mayoría de los libros de autoayuda se sitúen al margen de la ciencia, en el terreno en el que se desenvuelve el 'coaching': se trata de una rama que, si bien ha sido desprestigiada en los últimos años por la Psicología al entrar en conflicto respecto a sus potenciales 'clientes' -y por no requerirse estudios superiores reglados para ser 'coach'-, lo cierto es que su principal diferencia respecto a las pseudociencias es que el 'coaching' no pretende parecer o sustituir a la ciencia.

Es decir, que en los libros de 'coaching' se expresan una serie de experiencias, personales o ajenas, que han servido a una persona para mejorar en un aspecto u otro de su vida (trabajo, vida amorosa, finanzas personales...), pero nunca se trata de 'vestir' de ciencia con datos o fórmulas improvisadas: lo que le valió a Jeff Bezos para duplicar la productividad de Amazon en el primer mes, es probable que no le sirva a la mayoría de las personas del planeta para hacer lo mismo en su negocio, por el contexto histórico, por sus circunstancias personales, etc. Esto se aplica también a cualquier libro que verse, por ejemplo, sobre cómo mejorar tu economía en tres simples pasos o similares. Se sobreentiende que se trata de experiencias únicas y probablemente irrepetibles. Y, por tanto, el lector sabe exactamente qué esperar de este tipo de obras. O, al menos, debería.

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