Reunión de política monetaria

El BCE rumia el mayor alza de tipos su historia pero el mercado mira al balance

Los consejeros del banco central se debaten entre repetir una subida de 50 puntos básicos, o acelerarla hasta los 75, mientras el mercado espera señales sobre una próxima reducción de su balance. 

Christine Lagarde (i) junto a Jerome Powell (d) en el último foro del BCE en Sintra.
Christine Lagarde (i) junto a Jerome Powell (d) en el último foro del BCE en Sintra.
BCE / Archivo / L. I.

Una subida de tipos, un movimiento todavía más grande o, incluso, algo más. El Banco Central Europeo (BCE) se enfrenta este jueves a la hora de la verdad para demostrar que va en serio en su lucha contra la inflación, que crece a ritmos de dos dígitos en gran parte de los países del euro y promedia un 9,1% en la zona euro. La recesión incipiente en buena parte de ellos ya no parece un obstáculo para que el rector de la política monetaria endurezca las condiciones de financiación con un precio del dinero más caro. 

La mayoría de previsiones de los expertos se escoran hacia una subida de, al menos, 50 puntos básicos (pb) en esta reunión, aunque podría elevarse hasta los 75 puntos básicos si confirma el sesgo agresivo de su decisión del 21 de julio. La Fed o el Banco de Canadá, entre otros, ya han adoptado ese tipo de movimientos que se convertiría en el mayor de la historia del euro.

Pero los inversores esperan algo más. El mercado mira al crecimiento del balance del BCE, que ha crecido de 4 a 9 billones de euros desde la pandemia, como un factor que resta credibilidad en su tarea de apagar la inflación. Una vez que la Fed ha emprendido la marcha atrás en la expansión de balance, si la autoridad europea no lo hace el euro seguirá sufriendo en su tipo de cambio con el dólar, generando más inflación todavía. Sobre todo después de poner en marcha el instrumento ilimitado TPI. "Continuar con los aumentos de las tasas de interés sin señalar un movimiento para detener la expansión del balance del BCE no es una combinación de políticas creíble", explicó Rob Robis, estratega de BCA Research.

Francesco Pesole y Carsten Brzeski, analistas de ING, todavía consideran que las expectativas están en un punto intermedio. “Esperamos que el BCE suba 50 pb en su reunión de septiembre. Los mercados están cotizando en 66 pb en este momento, y el consenso se inclina a favor de 75 pb, por lo que vemos algunos riesgos a la baja para el euro. Pietro Baffico, economista de la gestora abrdn, recuerda además que el banco central también revisará sus proyecciones macroeconómicas en septiembre, que deberían reconocer una senda de crecimiento más baja y una inflación más alta. “El riesgo para los inversores es la vuelta de las tensiones soberanas, especialmente en torno a las elecciones en Italia. También podrían discutirse las políticas de reinversión del programa APP, aunque la decisión podría llegar más tarde. Otro riesgo para los inversores es una mayor vulnerabilidad del euro. Mientras que un endurecimiento acelerado proporcionaría apoyo a la moneda, el choque energético de estanflación lo socavará", comenta.

Mark Nash, responsable de Inversiones Alternativas de Renta Fija de Jupiter AM, ve en una gran subida de tipos en la eurozona un nuevo escenario al que tanto las autoridades monetarias como los gobiernos no han sabido transmitir la alerta a tiempo. "Se trata de otro baño de realidad para un mercado que ha estado centrado en el impacto de la crisis energética. Las expectativas de inflación están aumentando y el mercado laboral está tensionándose, por lo que no puede quedarse de brazos cruzados y centrarse en los riesgos de deterioro del crecimiento. La debilidad de las divisas a medida que se deteriora la balanza de pagos de Europa no hace sino empeorar el problema, ya que tira al alza de la inflación al aumentar la factura de las importaciones. Los estados probablemente terminen asumiendo el coste (como estamos oyendo estos días en el Reino Unido) y los bancos centrales lo tendrán en cuenta. Debido a las enormes facturas fiscales, contribuir a la financiación de estos estados perderá atractivo a los niveles actuales de los rendimientos”, argumenta Nash.

Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, considera que la decisión de endurecer la política monetaria a pesar del riesgo visible de recesión parece un mal menor frente a una inflación que comienza a enraizar y destruir la renta disponible de los hogares. “El BCE podría ver la recesión como ‘la única solución’ para cumplir su objetivo sobre la estabilidad de precios ya que, si la capacidad de oferta está más limitada de lo habitual -y hay muy buenas razones para pensar que sigue siendo así-, también hace falta un descenso de la demanda mayor de lo habitual para que la presión sobre los precios vuelva a un nivel aceptable. En definitiva, en Fráncfort no se ve una recesión como un mero efecto secundario del necesario endurecimiento monetario, sino como la única solución”.

Axel Botte, estratega global de Ostrum AM, apunta a otra cuestión a tener en cuenta para esta reunión más allá del mero movimiento de tipos de interés, que es igualmente relevante. Se trata del anuncio del TPI destinado a mitigar los riesgos para la estabilidad financiera, en caso de deterioro, sin límites y con total flexibilidad. "ofrece cierto margen de maniobra para que el BCE suba los tipos más rápidamente. Después de la subida de 75 puntos básicos, el BCE podría volver a subir los tipos en 50 puntos básicos dos veces en octubre y diciembre", opina este experto.

En un plano más técnico, Botte recuerda que el riesgo de un episodio de crisis hace que cualquier medida que tome el banco central deba ser acompañada de algún tipo de salvaguarda. "Uno de los problemas del BCE es hacer frente a la escasez de garantías y a la explosión de los diferenciales de los swaps. Los gobiernos, los bancos y otras entidades tienen exceso de efectivo para prestar en los mercados de repos. El BCE podría decidir aumentar la remuneración de las reservas en el BCE (en su mayor parte vinculada a la refinanciación) o prestar una mayor parte de la cartera de bonos que ha acumulado con los diversos programas de flexibilización cuantitativa. El exceso de liquidez sigue siendo demasiado grande para garantizar que los tipos de mercado suban junto con los tipos de interés oficiales”.

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