El Ibex 35, en mínimos de 15 meses

Las bolsas cotizan una guerra larga con su mayor desplome desde el Covid-19

El miedo se apodera de los inversores transcurrido una semana del inicio de la guerra en Ucrania, un factor inflacionista que agrava la presión sobre los precios y amenaza la recuperación económica.

No eran muchos los que conseguían esquivar las pérdidas del Ibex este año (Foto: EFE)
Las bolsas entran en un mercado bajista con la peor semana desde la pandemia

"Lo peor está por venir". El aviso del presidente francés, Emmanuel Macron, tras una llamada con su homólogo ruso, Vladimir Putin, este jueves anticipaba sus intenciones y el transcurso de los próximos acontecimientos en la guerra cuando se cumplen 10 días de combate entre el ejército ruso y la resistencia ucraniana. El escenario bélico se traslada al bursátil donde el miedo se apodera de los inversores que huyen hacia activos refugio y llevan a las bolsas europeas, más expuestas al conflicto por su proximidad, hasta mínimos desde hace más de un año. Además, la ofensiva rusa se ha convertido en un factor inflacionista más que añade presión al repunte de precios que ya amenazaba a la economía global justo cuando estaba en camino de recuperarse de la Covid-19.

La guerra en Ucrania ha borrado lo ganado en el último año por las bolsas europeas y esta huida de los inversores se evidenció en la salida de dinero récord desde 2004 de los fondos de acciones europeas, 6.700 millones de dólares en una semana, según datos de Bank of America, debido a los riesgos geopolíticos. Además, los inversores responden al impacto de las sanciones y entre los valores más castigados destacan los bancos, después de que Occidente haya excluido a las entidades rusas del sistema SWIFT y haya congelado activos del Banco Central de Rusia. 

La tendencia a la baja de los últimos días se agudizó este viernes ante el temor a una alerta nuclear después de que Rusia se hiciera con el control de la mayor central nuclear de Europa, ubicado en la ciudad de Zaporiyia. Como resultado las bolsas europeas sufrieron una fuerte corrección y el cierre semanal en negativo fue el mayor desde marzo de 2020, cuando estalló la pandemia. El Ibex 35 ya cotiza en mínimos de 15 meses tras dejarse un 9% de su valor en la semana, mientras que el CAC de París se dejó casi un 10%; Londres, un 6,7%; y Milán, casi un 13% semanal. Además, el Dax alemán se sitúa en su nivel más bajo desde finales de 2020, corrigiendo casi un 20% desde su máximo histórico registrado en enero de este año. 

Estas caídas acercan al mercado a una tendencia bajista, es decir una fuerte corrección desde sus máximos. En ese sentido, Diego Morín, analista de IG, explica que "nos encontramos en una fase correctiva de corto plazo, aunque cualquier acercamiento entre Ucrania y Rusia podría borrar estos descensos y acercar a las bolsas a zonas de soporte perdidas". Los índices estadounidenses S&P 500 y Nasdaq ya mostraron síntomas de corrección la semana pasada ante las caídas que acumulaban por la expectativa de subida de tipos de interés. Sin embargo, respecto a la guerra su comportamiento está siendo más estable, a diferencia de Europa, donde la proximidad a escenario bélico y a Putin añade volatilidad. 

Morín destaca el miedo a que la guerra se alargue en el tiempo como detonante en los mercados: "supondrá ahondar en una profunda crisis a la zona euro. Además, las estimaciones de recuperación económica en Europa que manejaba el propio BCE no se cumplirán si se mantiene este escenario: "con una inflación que seguirá al alza, sumado a un menor crecimiento económico, ya se habla de un proceso de estanflación en Europa, con cierto proceso de recesión económica". 

La inflación continúa en el punto de mira agravada por otro de los efectos colaterales de las sanciones de Occidente, el incremento de los precios energéticos, y de las materias primas en general, por el veto al suministro ruso, una de los principales exportadores, tanto de petróleo como de gas. Por ahora las sanciones no se han dirigido al sector energético, pero el propio mercado ya se anticipa a nuevas represalias que podrían anunciar los aliados si continúa la ofensiva rusa. Así, el petróleo se disparó este jueves hasta rozar los 120 dólares el barril de Brent. 

Por su parte, el gas natural, del que Rusia es el principal exportador a Europa, marcó este viernes un máximo histórico en 210 euros/MWh, según el índice TTF holandés, la referencia europea. La subida de este combustible, base de la generación eléctrica en España, tiene un impacto directo en el precio de la luz en nuestro, que esta semana superó la barrera de los 300 euros por primera vez en 2022, y añade presión a la inflación. El último dato del IPC español, de febrero, alcanzó el 7,4%, su mayor nivel en 33 años, mientras que en la Eurozona marca récord (5,8%), precisamente impulsado por los precios de la energía. 

La atención puesta en los mercados centrales 

Antes de que comenzara las tensiones en la frontera con Ucrania, el repunte de los precios ya era la principal preocupación de los inversores y de los bancos centrales. Los responsables de la política monetaria tienen en su mano equilibrar el crecimiento económico tras el 'shock' de la pandemia y ante el riesgo geopolítico actual con la estabilidad de los precios. Tras dispararse más de lo anticipado, la hoja de ruta sobre la retirada de estímulos monetarios parecía clara e, incluso, los inversores ya preveían una subida de tipos en la Zona Euro pese a que el Banco Central Europeo (BCE) todavía no se había mostrado demasiado dispuesto a ello.

Sin embargo, la guerra en Ucrania complica el camino ideado por los bancos centrales. Un síntoma del enfriamiento en las expectativas de subida de tipos fue la vuelta a rendimiento negativo del bono alemán a 10 años, referencia para la renta fija europea. Los inversores, en su huida por la renta variable, apuestan por la deuda. Así, los rendimientos de los bonos han registrado fuertes caídas a lo largo de esta semana, una cifra inversa a su precio que evidencia compras.

Silvia Dall'Angelo, economista senior, Federated Hermes, afirma que "todos los bancos centrales se enfrentan a un choque exógeno de estanflación ante el que no pueden hacer mucho. Sin embargo, en un entorno de inflación ya elevada y de endurecimiento de los mercados laborales -lo que podría favorecer la aparición de efectos de segunda vuelta-, es probable que los bancos centrales mantengan por ahora una postura cautelosamente dura, con distintos grados según las regiones".

El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, se mostró esta semana dispuesto a subir tipos en reunión de marzo que se celebra la próxima semana. El incremento se espera de 25 puntos básicos, aunque Powell no descartó la posibilidad de subidas de tipos de 50 puntos básicos en las siguientes reuniones. La situación es más complicada para los bancos centrales europeos. Se prevé que el Banco de Inglaterra también suba los tipos en 25 puntos básicos en su próxima reunión de marzo, "pero la trayectoria posterior es muy incierta". El BCE, por su parte, se enfrenta "a la disyuntiva crecimiento-inflación más extenuante".  El Banco de Canadá ya ha abierto el camino con un alza de un cuartillo, hasta el 0,5%.

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