Desde que estalló la guerra

Putin trunca la recuperación de la banca con un golpe bursátil de 21.000 millones

Las seis entidades españolas en bolsa apostaban por un 2022 muy favorable, pero el escenario bélico en Europa ha frenado todo el optimismo y los mercados cotizan un contexto de recaída económica. 

Putin
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DPA vía Europa Press

El sentimiento de optimismo entre la banca española frente a 2022 empieza a desvanecerse. El sector financiero dio comienzo al nuevo año con unas perspectivas más que favorables, pero la invasión armada de las fuerzas rusas a Ucrania por mandato de Vladímir Putin, junto a las represalias financieras desde Occidente, han generado una alta incertidumbre y volatilidad en todos los mercados. El impacto de este conflicto, la primera gran agresión de este tipo en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, ha provocado un descalabro bursátil a los seis bancos nacionales de unos 20.654 millones de euros desde el 23 de febrero.

Banco Santander ha salido el peor parado de los primeros nueve días bélicos. La guerra de Putin le ha provocado un agujero en su capitalización de 9.017 millones de euros -según el precio de cierre de las acciones del viernes 4 de marzo-, lo que supone un caída acumulada del 16%. La segunda entidad más damnificada ha sido BBVA, con un desplome de su valor en Bolsa que ha alcanzado los 5.667 millones, un 15% menos que antes del conflicto.

CaixaBank ocupa el tercer puesto del ranking después de que se hayan esfumado 3.627 millones de euros de su valoración, un 14%. Banco Sabadell ha perdido 956 millones (-20%) y, Bankinter, unos 880 millones (-18%). Unicaja Banco, aunque no forma parte del Ibex 35, es relevante por su presencia en el mercado doméstico tras la adquisición de Liberbank. La entidad ha borrado 504 millones  de capitalización, es decir, un 19,8%.

La capitalización de la banca sirve como termómetro para conocer el respaldo de los accionistas a las entidades. Se trata de un sector fuertemente influenciado por las perspectivas macroeconómicas y una expectativa de caída o freno en el crecimiento le hace sufrir más que otros. El mercado ha empezado a descontar una recesión global, precisamente en un momento en el que parecía que la ralentización por la crisis del coronavirus empezaba a disiparse y a mostrar signos de recuperación. Tal y como indica Credit Suisse en un informe fechado este 4 de marzo, la banca europea ha mostrado históricamente una intensa correlación entre su coste de su riesgo y la evolución del PIB real.  

Durante las últimas semanas, hasta el BCE había cambiado de postura sobre su política monetaria, dando señales de normalización no solo para el programa de activos sino también para los tipos de interés, lo que venía avivando a la banca en Bolsa al ser un revulsivo para el margen de interés, fuertemente lastrado durante años por la política ultralaxa de Fráncfort. 

El próximo 10 de marzo, el consejo de gobierno del BCE celebrará una nueva reunión para abordar la política monetaria y ya tiene claro que sus previsiones tendrán que cambiar. Según fuentes del supervisor presidido por Christine Lagarde, se llevará a cabo una evaluación integral de las perspectivas económicas y de la inflación en el cónclave donde se incluirán todas las vertientes posibles sobre el desarrollo geopolítico.

El contagio se produce pese a que la banca española no está fuertemente vinculada al sector bancario ruso ni ucraniano. De forma agregada, cuenta con una exposición de 812 millones de dólares (unos 720 millones de euros) al sector bancario ruso. Los peor posicionados son los italianos o los franceses, según la base de datos del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés). El galo Société Générale, por ejemplo, se ha desmoronado un 32,56% desde que se inició la guerra. El transalpino Unicredit, comandado por el banquero Andrea Orcel, vale un 35,7% menos. El riesgo a Ucrania incluso más limitado, a pesar de la cercanía geográfica. Las entidades españolas tienen apenas 56 millones de dólares (unos 50 millones de euros) en este país.

La situación de inestabilidad brutal ha provocado que la banca vuelva a cotizar en modo crisis. El escenario sin precedentes tiene un fuerte impacto en el mundo financiero, sobre todo después de que la Unión Europea y el resto de aliados como Estados Unidos o Reino Unido hayan unido fuerzas para aislar completamente a Rusia a modo de penalización. Se han prohibido todas las transacciones con el país dirigido por Putin, a excepción, eso sí, del sector energético. También se ha excluido a siete bancos rusos de Swift, si bien se han dejado dentro del sistema a dos de las tres principales entidades: Sberbank y Gazprombank, por sus vínculos con el gas y el petróleo del que depende el Viejo Continente.

A la vez que se diseñaban las sanciones, la Junta Única de Resolución (JUR) decidió intervenir las filiales europeas que Sberbank tiene en Austria, Croacia y Eslovenia tras el comunicado emitido por el BCE en el que aseguraba que estaban "quebrando o en quiebra probable" debido "al deterioro de su situación de liquidez" tras la fuga de depósitos. No se trata de un caso como el de Banco Popular, considerado por el momento el primer y único proceso de resolución en Europa, pero se asimila en parte al haber sido intervenidas las filiales de un grupo mayor. 

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