Facturación de 775 millones

Molins, 1.000 millones: el imperio del cemento 'donde nunca se pone el sol'

La familia catalana controla el gigante cementero que cotiza en los corros electrónicos, aunque cuentan con el permiso de los accionistas para dar el salto al Mercado Continuo antes de 2023.

Cementos Molins nombra presidente a Juan Molins y aumenta su beneficio un 20% hasta junio
Cementos Molins votará en su próxima junta su salo al Mercado Continuo
EUROPA PRESS

El mercado de corros electrónicos, que reemplazaron a las tradicionales subastas a viva voz, van a dejar de contar con una de las compañías más emblemáticas: Cementos Molins. El gigante del hormigón y cemento, que vale en bolsa 1.071 millones de euros, está presente en más de nueve países que conforman una importante estructura mundial. Pese a su potencial, la compañía todavía no ha dado el salto al Mercado Continuo ante el elevado peso familiar de los Molins, una destacada familia catalana, en la firma, con un control de casi el 90% de su capital. Aún así, este cambio está entre los planes de la compañía antes de 2023

La familia Molins controla la compañía desde su fundación, pero en la actualidad está separada en diferentes ramas asociadas en una acción concertada que representa el 73,5% del accionariado, con un valor de 787 millones en el mercado. En concreto, la firma Otinix, propiedad de la rama Molins López-Rodó, cuenta con la mayor participación, (33,2%), de acuerdo a los datos de la CNMV. La rama Molins Gil, a través de la compañía Cartera de Inversiones, posee el 24,2% de las acciones, con un valor de 259 millones.

Además, la cementera también está participada por Noumea (31,6%), firma de la familia Molins Amat. Noumea es titular de casi 21 millones de acciones de Cementos Molins, sin embargo, solo está suscrito al convenio el porcentaje equivalentes al 14,5% del capital social. De esta manera, las acciones restantes no  están sujetas al convenio de sindicación de voto y acciones. Todos estos accionistas están representados en el consejo. El actual presidente es Juan Molins Amat, que asumió el cargo en 2017, tras la muerte de Casimiro Molins Ribot. Mientras, las vicepresidencias están repartidas entre Joaquín Mª Molins Gil, en representación de Cartera de Inversiones y Ana Mª Molins López-Rodó, de Otinix. 

Sus accionistas actuales representan la tercera generación de los fundadores de la compañía, que cuenta con más de 90 años de historia. Dedicados a la creación de soluciones y materiales de construcción, han ido ampliando su actividad en diferentes países, especialmente en Sudamérica que ya representa casi el 30% de sus ventas. En la actualidad ya están presentes en nueve países de cuatro continentes diferentes. En total suman más de 5.000 empleados repartidos en España, Argentina, Uruguay, México, Bolivia, Colombia, Túnez, Bangladesh e India.

La compañía enfrentaría un nuevo punto de inflexión con con su salto al Mercado Continuo. Su próxima Junta, el 30 de junio, incluye la votación de la "cotización en el mercado continuo bursátil de las acciones de la Sociedad", pero se trata de una "cuestión técnica" según señalan desde la compañía, ya que el Consejo cuenta con la autorización para ese salto desde 2018. La operación, señalan, "dependerá de si se puede hacer una operación corporativo", aunque se haría antes de 2023

No se trata del primer contacto de Cementos Molins con los inversores, ya que que cotiza en la Bolsa de Barcelona desde los años 40, aunque siempre a través de los denominados corros. En la actualidad, sus acciones se negocian en la modalidad fixing, una subasta dos veces al día que marcan el precio. De aprobarse, su salto al Mercado Continuo implicará su cotización a cualquier hora que el mercado esté abierto. 

Además, una de las características de las compañías que todavía cotizan a través de la modalidad que sustituyó a las tradicionales subastas a viva voz es su carácter familiar. Pese a contar con una valoración superior a los 1.000 millones de euros, próxima a la de compañías del Ibex como Indra (1.200 millones) o PharmaMar (1.300 millones), sus acciones en circulación son limitadas y el elevado peso familiar complica su negociación.

Mayor beneficio tras la recuperación del cemento

En 2020 la compañía catalana logró esquivar los efectos de la pandemia y ganó 93 millones de euros, un 4% que el año anterior, con una facturación de 775 millones. La fuerte contracción de los mercados en el segundo trimestre por el coronavirus fue "mitigada por la aceleración de la actividad en el tercer y cuarto trimestre del año", según señaló la propia empresa. La recuperación se ha hecho más evidente en el comienzo de 2021, de manera paralela al repunte del consumo del cemento. 

Como consecuencia, de enero a marzo, repuntó su beneficio un 39% anual, hasta los 33 millones. Las perspectivas para el sector son aún mayores ante el consumo de cemento en abril, que se disparó un 116,8% con respecto a los mínimos históricos que registró este indicador en el mismo mes de 2020. Cabe recordar que en abril de 2020 este indicador cerró por debajo de las 600.000 toneladas, el consumo mensual más bajo desde el inicio de la serie histórica, hace 57 años. Comparado con el consumo de cemento registrado en abril de 2019, el año previo a la pandemia, este indicador registra un crecimiento moderado del 3,4%.

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