Innovación y el mismo carácter defensivo que han mostrado en otras crisis. El colapso de las principales economías del mundo y la fuerte presión que éste viene ejerciendo sobre las bolsas han sacado a relucir los mejores atributos de biotecnológicas, farmacéuticas y compañías de cuidado personal que están protagonizando su propia recuperación en "V" en los mercados de renta variable. Sanofi, Roche, Abbot, Thermo Fisher, las españolas Grifols, Rovi, Oryzon o Biosearch, pero también firmas relacionadas con el consumo de productos básicos como Johnson & Johnson y Kimberly-Clark están en el punto de mira.
Hay muchas esperanzas puestas en el papel que estas empresas van a tener en apoyo a las medidas de los gobiernos para capear la pandemia. Las pruebas, los tratamientos y las vacunas para la Covid-19 van a ocupar un lugar central en los esfuerzos por frenar y detener el riesgo epidémico a corto y medio plazo, por lo que el mercado confía en que sus resultados empresariales muestren una cierta capacidad de recuperación.
Hay varios motivos que respaldan el último 'rally' en bolsa de estas multinacionales. Si tanto las economías desarrolladas como las emergentes han elevado su gasto estructural en salud a causa del envejecimiento de la población, es de esperar que esta crisis sanitaria acentúe esa tendencia. Se trata, además, de compañías con un fuerte componente de innovación -invierten de media hasta el 20% de sus ventas en I+D+i- y ésta se considera un factor esencial para la rentabilidad.
Pero, además y como señalan desde la gestora Edmond de Rothschild "muchas empresas del sector cuentan con balances sólidos y una gran generación de cash flow (flujo de caja o liquidez)". Esto hace que las acciones del sector de la salud sean desde su punto de vista menos sensibles a factores cíclicos y menos volátiles que otros sectores. También el hecho de que tengan una gran visibilidad de los beneficios a medio plazo. Sergio Ávila, analista de IG, considera que en los sectores de cuidados de salud y consumo es mucho más probable que la recuperación sea sostenible. No obstante, prevé que en Europa la recuperación sea mucho más complicada que en EEUU tanto por las medidas que se han implementado como por el estado de las economías previo al estallido de la crisis del COVID.
Entre las batallas que el sector está librando está la de dar con el medicamento que sirva para tratar los síntomas del coronavirus y, sobre todo, con una vacuna para prevenirlo. La farmacéutica suiza Roche, la mayor biotecnológica del mundo, está trabajando con el fármaco Actemra que tiene cinco indicaciones y una es específica para el SARS-CoV-2, lo que ha llevado a China a incluirlo en las directrices oficiales de tratamiento de la enfermedad. Además obtuvo luz verde del Gobierno de EEUU para implantar uno de sus test rápidos de forma masiva. Los títulos de la empresa capitaneada por Severin Schwan han rebotado un 29% hasta 345,20 francos suizos desde el mínimo anual que marcaron el pasado 12 de marzo (267,4). Previamente venían de hundirse un 21,8% en pocos días. En el primer trimestre Roche ha elevado sus beneficios un 7% hasta los 14.338 millones de euros.
La francesa Sanofi, sin embargo, no ha sido capaz aún de reeditar su máximo bursátil del ejercicio que marcó el pasado 19 de marzo en 94 euros. Sus títulos se hundieron un 23,35% en apenas un mes hasta marcar un suelo en 72,05 euros (23 de marzo) y desde entonces se han disparado un 26,2% hasta 90,94 euros. Las noticias positivas para los laboratorios vienen por varios flancos: por un lado, colabora con la británica GSK (GlaxoSmithKline) para el desarrollo de una vacuna contra la Covid. Por otro, tiene en marcha varios ensayos clínicos con Plaquenil- Hidroxicloroquina y, además, ha puesto en marcha otro para el Kevzara junto a la biotecnológica estadounidense Regeneron cuyos resultados se publicarán en el primer trimestre del año que viene. Todo lo anterior ha disparado los beneficios de Sanofi un 48% en el primer trimestre hasta los 1.683 millones de euros.
También está entre las candidatas a dar con una vacuna la multinacional estadounidense Johnson & Johnson, que ha pasado de desplomarse casi un 26% entre febrero y marzo, a remontar un 40% y colocarse mucho más cerca de sus máximos históricos en 155,51 dólares.
Dos multinacionales estadounidenses se han metido de lleno en la pelea por la detección del coronavirus. En el caso de Abbott, a finales de marzo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó un test rápido de Covid-19 capaz de proporcionar resultados entre 5 y 13 minutos como máximo. El test viene empleándose desde principios de mes, lo que ha permitido que Abbott pasase de hundirse un 29,7% en apenas tres sesiones para marcar mínimos anuales en los 62,82 dólares el pasado 23 de marzo, a dispararse un 56% en apenas un mes hasta los 98 dólares. Tras varios días de corrección cerró el pasado viernes en 94,06 dólares.
En el caso de Thermo Fisher ha pasado de producir 2 millones de test semanales a principios de mes a 5 millones desde mediados de este mes, para ello ha recibido el apoyo logístico del fabricante de automóviles Ford, que también está empleando sus plantas para producir respiradores y mascarillas. Las acciones se desplomaron desde principios de marzo y hasta el día 23 un 21,8% para rebotar en un solo mes un 31,45% hasta los 335,59 dólares (por encima incluso de los 326,64 en los que inició su derrumbe).
Dentro de las empresas que cotizan en la bolsa española, el 'rally' más llamativo lo han protagonizado Oryzon Genomics, Biosearch y PharmaMar. Solo en la sesión del pasado viernes, Oryzon se disparó más del 15% tras anunciar que está ensayando con un fármaco que frena la 'tormenta de citocinas' del coronavirus y, en concreto, evaluando la eficacia y la tolerabilidad del tratamiento combinado de vafidemstat con el tratamiento estándar utilizado en los hospitales españoles. Este anuncio, entre otros, le ha servido para remontar un 104,9% desde los mínimos que marcó el pasado 12 de marzo en 1,63 euros. Mientras, Biosearch Life ha puesto en marcha un proyecto de ensayos clínicos de su Hereditum Immunactiv K8 para medir su eficacia en la reducción de la incidencia y severidad de la infección por Covid-19.
En su caso, el acelerón es del 98% desde los mínimos del 16 de marzo, lo que le permite recuperar el nivel de 1,188 euros, aún por debajo de los 1,284 a los que cotizaba allá por el 20 de febrero. En el caso de PharmaMar, sus títulos también se disparan un 98% desde su suelo anual (el 12 de marzo se hundió hasta los 2,518 euros) para alcanzar a precio de el último cierre los 4,99 euros por acción. La gallega ha multiplicado por cinco sus ingresos hasta marzo, un periodo en el que ha vendido 27.072 test para detectar el coronavirus a través de su filial Genómica. Rovi, que se dispara un 27% desde mínimos a 25,8 euros -tras haberse desplomado solo un mes antes un 23,4%- y Grifols, que remonta un 34,57% (hasta los 33,09 euros de hace apenas unos días) en el último mes después de retroceder 28% en apenas dos semanas, completan este grupo.
La fiebre por el papel higiénico en estos meses de confinamiento no ha pasado por alto para los inversores. En pleno estallido de la pandemia, la estadounidense Kimberly-Clark, dueña de la marca Scottex, vio hundirse sus títulos un 22% en apenas cinco sesiones hasta mínimos de 112,34 dólares justo cuando la enfermedad ya había provocado más de un centenar de muertes en el país. Desde entonces sus títulos han recuperado un 26% y roza los niveles previos a la debacle, en 141,66 dólares.
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