España, Polonia y Portugal, los 'riesgos' menos lesivos para la estabilidad de la UE

Bruselas (5 empresas)
Bruselas (5 empresas)
Pixabay / NakNakNak

La Unión Europea encara un año decisivo en términos políticos, en un momento en que la economía ha echado el freno de forma más o menos brusca, como evidencian la recesión italiana o el parón de Alemania. Nos encontramos a las puertas del inicio de un nuevo ciclo en las instituciones comunitarias que dará comienzo con las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 26 de mayo. Además, los mandatos de quienes dirigen instituciones clave como el Banco Central Europeo (BCE) expiran en breve y, todo lo anterior tiene lugar en mitad de un proceso del Brexit que está resultando caótico. Con tanto desafío por delante, un informe de Michael Browne, gestor del fondo Legg Mason Martin Currie European Absolute Alpha, fija el grado de riesgo para la estabilidad europea que todos estos desafíos implican... y España sale bastante bien parada.

Desde su punto de vista, es un hecho que las elecciones generales del 28A abocan a nuestro país a otro periodo de incertidumbre. Ve probable que el PP pierda escaños frente al PSOE, pero incide en que la izquierda difícilmente obtendrá una mayoría suficiente (puesto que Podemos habría perdido algo de fuelle), y deberá gobernar con el apoyo de uno de los partidos autonómicos. Precisamente, esta posibilidad, sobre todo si supone abrir el Gobierno a los independentistas catalanes, es una de las que más preocupa a grandes bancos de inversión como JP Morgan.

Por otro lado, resulta bastante probable que el centro derecha, con el apoyo de Vox, el partido de extrema derecha de nueva cuña, pueda obtener una exigua mayoría. "Prácticamente cualquier desenlace es posible y la marcada subida del salario mínimo llevada a cabo recientemente podría constituir un indicio de que las empresas saldrán perjudicadas independientemente del Gobierno que salga elegido", añade el gestor de Legg Mason. Pese a todo lo anterior, el informe apenas confiere a nuestro país un riesgo del 2 sobre 10 de comprometer la estabilidad europea, puesto que nuestra situación económica es bien distinta a la que teníamos durante la pasada crisis y la ralentización económica es menor a la de Italia. 

Si España no representa apenas riesgo para el devenir de los Veintisiete, tampoco lo implica la situación en Polonia, Hungría o Portugal (1 sobre 10). Y eso, pese a que la llegada al poder del ultraconservador Ley y Justicia (PiS) en Polonia en otoño de 2015, o el ya tercer mandato consecutivo del primer ministro húngaro, el también ultraconservador Viktor Orbán, hicieron saltar las alarmas en su momento por su sesgo populista y euroescéptico. Tampoco preocupa la cuarta crisis de gobierno en cuatro años en el ejecutivo socialista de António Costa, que ha sido capaz de reconducir la situación económica del país con el apoyo puntual de los comunistas, los verdes y el Bloco de Esquerda.

En el caso de Francia, la percepción de riesgo es exactamente la misma que para España, aunque por motivos distintos. En su caso ha sido la crisis de los 'chalecos amarillos' la que ha puesto en tela de juicio la supuesta hegemonía en el poder del presidente Emmanuel Macron. Si en origen este movimiento se focalizaba en el rechazo al alza de impuestos sobre el diésel para pagar la transición del país a fuentes de energía renovables, ahora se ha extendido a políticas nacionalistas y proteccionistas defendidas por la extrema derecha. "La debilidad del movimiento En Marche de Macron siempre ha sido su falta de estructura organizativa. Si la economía francesa es tan débil como esperamos en 2019, su liderazgo será presionado aún más, pero no perturbado", añaden desde la gestora.

Alemania preocupa, con Merkel ya en pista de despegue

La locomotora alemana está gripada. Su PIB se estancó en el último trimestre de 2018 y las perspectivas que ha ofrecido recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) plantean aún más dudas por el frenazo de su economía. En general, los mercados ven a Annagret Kamp-Karrenbauer, su sucesora al frente del CDU, como una 'Merkel 2.0.', lo que da idea de una cierta estabilidad. Sin embargo el país afronta una segunda mitad de año complicada sin políticas expansivas aún para frenar la desaceleración, tras un primer trimestre débil en términos macro y en caso de que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) gane peso en las elecciones europeas de mayo.

Un riesgo similar al alemán presenta Grecia, que parece dirigirse a unas nuevas elecciones en verano. Todas las encuestas sugieren que New Democracy, un partido liberal-conservador tomará el relevo del Primer Ministro Alexis Tsipras y su partido Syriza. "Esto significará inevitablemente un gobierno más nacionalista, pero también un sintonía mayor con las demandas fiscales de la UE", puntualizan. Mientras y en el caso de Irlanda (también plantea un riesgo de 5 sobre 10) hay tres cuestiones clave a corto o medio plazo: la postura oficial acerca de la frontera de Irlanda del Norte, la debilidad de su gobierno actual y la campaña de la UE para eliminar sus bajos impuestos corporativos.

Un mayor riesgo sistémico presenta la Unión Europea como tal (7 sobre 10) ante el periodo de "vacío político" que se avecina con las elecciones al Parlamento de mayo. Además, Mario Draghi, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, presidentes del Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Consejo de Ministros de la UE deben ser reemplazados este año y los expertos ven "un margen significativo para el error político". Una cámara con más presencia de euroescépticos en una situación de debilidad económica como la actual puede complicar las cosas a los Veintisiete. "En caso de que haya que improvisar un rescate italiano, puede haber una falta de voluntad, cooperación y liderazgo en aquellas instituciones que necesitan ofrecer respuestas", señala el informe.

Y sin lugar a dudas, los dos mayores riesgos para la estabilidad del bloque vienen de Italia (8 sobre 10) y de Reino Unido (riesgo 10). En el caso italiano y en medio de la actual recesión, no se descartan elecciones este año. El mayor problema sería que una recesión en toda Europa podría hacer que los bancos transalpinos vuelvan a tropezar, que el déficit presupuestario aumente y que la relación deuda / PIB suba por encima del 130%. El problema es que, de darse esta situación, Bruselas debería intervenir. "La situación es altamente inestable y tiene la capacidad de entrar en una fase crítica".

Por último, el proceso caótico e imprevisible del Brexit, puede complicarse aún más, pese al nuevo balón de oxigeno dado por la Comisión Europea al haber retrasado la fecha de desconexión a octubre. Los analistas no descartan que el Banco de Inglaterra tenga que subir los tipos debido a "las implicaciones inflacionarias de una libra esterlina", ni que tenga que reducirlos si vamos hacia una recesión. La economía ha funcionado mucho mejor de lo que nadie pensaba desde 2016, pero el riesgo es alto y la incertidumbre, mayor.

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