Máximos desde 2007

El estrés en la deuda de EEUU gana altura a horas del 'cierre federal' en Washington

Las huelgas masivas en el sector del automóvil y la posible desconexión presupuestaria de la Administración Biden añaden un nuevo freno de la economía estadounidense junto a la política de tipos altos de la Fed.

Entrada al Capitolio en Washington.
Entrada al Capitolio en Washington.
Gregg Brekke - pool / Europa Press

Los mercados de la deuda soberana siguen revueltos después de la última reunión  de la Reserva Federal (Fed) en la que se blindó el actual nivel de tipos de interés (5,5%) y se revisó al alza el crecimiento económico previsto en 2023 y 2024. La rentabilidad de los bonos de EEUU a 10 años no ha tardado en ajustarse al alza por encima del 4,5%, su nivel más alto desde 2007, para descontar que los recortes de tipos tardarán más tiempo de lo previsto en producirse.

La escalada de las rentabilidades de la renta fija continúa con dos factores desequilibrantes que sobrevuelan a la economía de EEUU. Por un lado, la huelga del sector del automóvil que mantiene a decenas de miles de empleados de General Motors, Ford y Chrysler en pie de guerra para exigir mejoras en sus condiciones laborales. El presidente del Gobierno, Joe Biden, apoyó públicamente sus protestas con una icónica foto megáfono en mano este martes que dio la vuelta al mundo.

Algunos economistas estiman que el frenazo de actividad en el sector clave del automóvil puede comerse entre una y dos décimas de crecimiento económico de EEUU por cada semana que dure. En el peor de los escenarios, Bank of America estimó la semana pasada que si se extiende un trimestre completo puede provocar una minoración del 1,6% a 2,1% en el PIB, es decir, más de 200.000 millones de dólares en efectos acumulativo de la mayor huelga industrial que se recuerda.

Pero el asunto que más preocupa a los inversores es si habrá o no cierre de la Administración Biden, es decir, que las agencias federales no esenciales bajen la persiana y envíen a los funcionarios a sus casas sin cobrar como marca la ley. "Existe una obligación apremiante para el Congreso de aprobar legislación para financiar al gobierno en el año fiscal 2024 y evitar un cierre del gobierno antes de la fecha límite del 30 de septiembre, pero la ventana se está cerrando rápidamente. Un cierre de este tipo podría dejar una huella visible en la economía", advierten en EY.

Según Greg Daco, analista de EY, se estima que cada semana de cierre del gobierno le costará a la economía estadounidense 6.000 millones de dólares de impacto directo en salarios y reducirá el crecimiento del PIB en una décima en el cuarto trimestre de 2023. "El lastre para el crecimiento refleja la reducción de los salarios de los trabajadores federales despedidos, los retrasos en el gasto público en bienes y servicios y la consiguiente disminución de la demanda final. Es importante destacar que el impacto económico de cualquier cierre dentro de un trimestre se vería parcialmente compensado por el pago retroactivo a los trabajadores suspendidos y la reanudación de la actividad económica", apunta un informe de la consultora.

Según Bank of America, "la baja volatilidad en el mercado de divisas, aunque es coherente con una baja volatilidad realizada en las tasas de interés reales de Estados Unidos, podría no ser sostenible a medida que las tasas de interés reales alcancen nuevos máximos junto con vientos en contra de la oferta y la demanda". En este sentido consideran que la reciente debilidad en las bolsas y la posibilidad de un aumento de tasas de la Reserva Federal en noviembre podrían contribuir aún más a una mayor volatilidad en el mercado de divisas.

Eoin Walsh, gestor de carteras de Twenty Four AM (Boutique de Vontobel), considera que lo más interesante de la reciente reunión de la Fed son los cambios que muestran esas proyecciones para 2024, ya que se han eliminado dos de los cuatro recortes previstos con anterioridad, y ahora se espera que el tipo básico se sitúe en el 5,25% en 2024. "Los tipos objetivo para 2025 y 2026 también subieron, pero dada la volatilidad de los datos, la utilidad de estas cifras es limitada", lamenta.

"Como era de esperar, los rendimientos de los bonos del Tesoro subieron tras la declaración, después de haber repuntado inicialmente, ya que Jerome Powell hizo hincapié en que los tipos seguirían más altos durante más tiempo. Sin embargo, también subrayó que la Fed debía "proceder con cautela" y, en ocasiones, pareció contradecirse a sí mismo, ya que parecía casi reacio a creer por completo en las previsiones económicas que apoyaban este mensaje de subida durante más tiempo", expone Walsh en un informe.

Ronald Temple, estratega jefe de mercado de Lazard, sugiere que el ciclo alcista de tipos casi ha concluido, pero el endurecimiento de las condiciones de financiación todavía no. "El endurecimiento cuantitativo (QT, por sus siglas en inglés) continuará, y los tipos de interés reales aumentarán en la medida en que la inflación disminuya y los tipos de interés nominales se mantengan sin cambios (...) Las perspectivas de los tipos de interés son 'un factor crítico' para las valoraciones de todas las clases de activos, y de ahí que convenga tener en cuenta las expectativas actuales", apunta.

Los bancos centrales se encuentran en una coyuntura crítica, pendientes de cada informe sobre la inflación, que es fundamental para determinar la orientación de sus políticas futuras, advierte Temple. Por eso, en su opinión, los inversores vigilarán los datos de IPC de la zona euro que se conocerán entre el jueves y el viernes, y el índice de Precios del Gasto de Consumo Personal (PCE, por sus siglas en inglés) estadounidense que publicará el último día de la semana. 

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