Cambio en la política monetaria

El fin de la deuda negativa pone a bailar a las primas de riesgo en la eurozona

El BCE, hasta ahora el mayor comprador de deuda en la zona euro, finalizará sus compras en junio, de manera que las rentabilidades ya se ajustan a las exigencias de los inversores

La deuda pública cierra 2020 en el 117,1% del PIB
Los intereses negativos llegan a su fin a medida que se retiran los estímulos

El Banco Central Europeo (BCE), hasta ahora el mayor comprador de deuda en la zona euro, finalizará sus compras netas en el mes de junio y el mercado se ajusta a las exigencias de mayor rentabilidad de otros inversores. Los intereses negativos llegan a su fin a medida que se retiran los estímulos. Mientras que la deuda corporativa ya cotiza con interés positivo, en la pública, los bonos europeos a corto plazo son el último reducto por debajo del 0%. No obstante, cada vez son menos y su evolución influye en las primas de riesgo, que empieza a reflejar cierta fragmentación.

La prima de riesgo española, que muestra la diferencia en el coste de financiación de España respecto a Alemania -la referencia de cero riesgo-, se sitúa en máximos de dos años. Este viernes superaba los 106 puntos, un nivel que no registraba al cierre de la sesión desde mayo de 2020. El 15 de febrero se llegó a disparar hasta los 150 puntos durante la jornada, aunque en el cierre no superó los 100 puntos básicos. Desde el inicio del año su revalorización supera el 45%, similar al 41% que registra la prima italiana. No obstante, el diferencial del bono italiano a 10 años respecto al alemán se aproxima a los 200 puntos básicos. El avance es mucho más destacado en la prima de riesgo griega, que supera los 240 puntos básicos tras revalorizarse más del 65% desde enero.  

La fragmentación en el coste de financiación cobra protagonismo ante el contexto actual de presiones inflacionistas y riesgo de recesión. El BCE ya presta atención a ello. Su vicepresidente Luis de Guindos señaló la semana pasada que la fragmentación "es una preocupación" para el emisor de la eurozona "porque puede afectar a la transmisión de la política monetaria" de la institución. La crisis financiera de la eurozona en 2008 tuvo como una características las primas de riesgo de muchos países, sobre todo del sur del continente, disparadas. No obstante, por ahora el BCE descarta que se hayan agravado los diferenciales, sino que ha percibido un "aumento de los tipos nominales que ha sido bastante generalizado", afirmó Guindos. 

La amenaza sobre los diferenciales ahora se agrava ante el avance de los intereses de la deuda a corto plazo. En el caso de la deuda española, solo los bonos con vencimiento inferior al año cotizan ya con intereses negativos en el mercado secundario. El bono español a 1 año volvió a entrar en positivo este martes después de que ya lo hiciera hace unos días, aunque de nuevo cotizó en negativo al cierre. Además, el Tesoro Público colocó por primera vez desde 2020 letras a 12 meses con un interés positivo, mientras que el coste marginal de la deuda a 6 meses también se redujo de forma significativa, aunque aún por debajo del 0%. 

La tendencia es similar en otros países de la eurozona, con intereses negativos ya solo en deuda a corto plazo. Incluso Grecia, ya debe pagar por toda su deuda, salvo la de 6 y 3 meses. Hasta la fecha, la deuda a menor vencimiento, y con intereses más reducidos, moderaba los diferenciales europeos mientras que en la deuda a largo plazo las diferencias son mucho más amplias. Por ejemplo, el interés del bono español cotiza con una rentabilidad del 2,5%, mientras que el alemán renta el 1,075%, más de 140 puntos básicos de diferencia. 

Las primas de riesgos revelan las diferencias en los costes de financiación para los Estados. Los países europeos han disparado su deuda ante la política monetaria ultralaxa del BCE que les permitía endeudarse sin apenas coste. Sin embargo, la retirada de los estímulos y, sobre todo del BCE como comprador, les aboca a una dura realidad para hacer frente a sus presupuestos. En ese sentido, Guindos destacó en su primera comparecencia presencial ante la comisión de Economía de la Eurocámara desde 2019, que "una de las principales fuentes de fragmentación es el diferente perfil fiscal que tienen los países", por lo que la política presupuestaria "tiene también un papel que desempeñar" a la hora de evitar la fragmentación. "Aquellos países con alta deuda y alto déficit fiscal tendrán que poner en marcha programas de política fiscal prudentes para garantizar la sosteniblidad", añadió.

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