El 'sucio' asunto que forzó a los Agnelli (Fiat) a echarse en brazos de los Peugeot

Gráfico Fiat Peugeot fusión
Gráfico Fiat Peugeot fusión
Nerea de Bilbao

La necesidad hace que los enemigos puedan ser amigos de vez en cuando. La larga rivalidad de las familias Peugeot y Agnelli en el mundo del motor ha llegado a un punto de encuentro: la descarbonización de las emisiones de sus vehículos. La entrada en vigor de la nueva normativa sobre emisiones de CO2 en Europa y las multas que lleva aparejadas habían situado a Fiat Chrysler (FCA) en una situación límite e insostenible ante la llegada de 2020 y la amenaza de las autoridades europeas. Las acciones de Peugeot PSA subieron un 1,3% en bolsa y Fiat terminó en tablas.

Su consejero delegado, Mike Mansley, llegó a firmar un acuerdo a la desesperada con su rival estadounidense Tesla Motors para incorporar sus ventas de coches eléctricos en Europa al Grupo Fiat, rebajando así la huella de carbono del grupo. Para valorar la magnitud del problema, la operación se valoró en 2.000 millones de euros por la mera cesión administrativa sobre quién contabiliza las ventas. Ahora Mansley será el principal damnificado de la fusión que tiene a los franceses celebrándolo por la nueva dimensión de PSA, que ya engordó tras comprar Opel.

Límite 95 gramos por kilómetro

El límite de 95 gramos de CO2 por kilómetro para 2020 impuesto desde Bruselas, que obliga a pagar hasta 95 euros por cada gramo excedido y cada coche comercializado. China tiene un objetivo de 117 g / km, Japón de 122 g / km y EEUU de 125 g / km. En el caso de Fiat, con un 45% de coches medianos y pequeños comercializados, el importe de las multas en el peor de los casos ascendía a cerca de 1.400 millones de euros anuales o 500 millones en el mejor de ellos, según tres escenarios proyectados por la agencia de calificación Moody’s.

Para Peugeot, el panorama era mucho más benigno con apenas 775 millones de euros en multas de redimensionar a tiempo el volumen de emisiones de CO2 de los coches que vende. Fiat se situaba a cierre de 2018 sin apenas vehículos eléctricos en el mercado y con un volumen de emisiones a nivel grupo superior a los 120 gramos CO2 / km (ex Tesla), mientras que Peugeot estaba cerca de bajar de los 100 G / CO2 / Km.

Carlos Tavares, presidente de PSA
Carlos Tavares, presidente de PSA / AFP

Tavares, nuevo rey del motor

El factótum del nuevo grupo francoitaliano será Carlos Tavares, hombre de confianza de la familia Peugeot pero también de los Agnelli. Su mediación entre bambalinas para facilitar la fusión de los dos grupos ha resultado vital, pero se ha visto acelerada la necesidad de Fiat de encontrar una solución sostenible para sus problemas con la huella de carbono. El verdadero detonante de la unión se produjo con la fracasada operación con Renault. Los italianos ofrecieron una venta no solicitada a los franceses, que se vieron a obligados a valorar aunque el proyecto de fusión fracasó en la primera etapa y facilitó que Tavares convenciera a los accionistas del grupo PSA Peugeot de las bondades de absorber FCA.

PSA Peugeot y Tavares emergen como los grandes ganadores de la batalla de poder de la unión. Las dos multinacionales nombrarán a cinco miembros del futuro consejo de administración, aunque el volante ejecutivo estará Carlos Tavares, mientras que John Elkann, de la famila Agnelli, ocupará la presidencia no ejecutiva de la empresa fusionada. El canje de accionistas también favorece a los galos pese a que las métricas financieras y de negocio de PSA (Peugeot, Citröen, Opel) son algo inferiores a las de FCA (Fiat, Chrysler, Jeep, AlfaRomeo).

Los accionistas de PSA recibirán 1,742 títulos de la nueva entidad por cada uno de los que tienen actualmente en el grupo francés, mientras que los de FCA recibirán uno. La familia Peugeot, que controla alrededor del 12% de PSA, tendrá la puerta abierta a comprar las participaciones de sus actuales socios BPIfrance (Estado francés) y la china Donfeng, que cuentan cada uno con entre el 10% y 12% del capital.

Donfeng, dividendo y Faurecia

De hecho, la operación supondrá la salida parcial del gigante asiático -que supera en ventas a la suma de Fiat y Peugeot-. PSA se ha comprometido a comprar 30 millones acciones a Donfeng (660 millones de euros) y amortizarlas antes de la fusión. De ese modo rebajará su participación del 12% a poco más del 4% y, a la vez, se elevará el peso en el grupo francés tanto de la familia Peugeot como del propio Estado (BPIfrance). De ese modo, el núcleo duro accionarial tendrá un peso similar en el accionariado de la nueva compañía al que tiene la familia Agnelli, dueña del 29% de Fiat a través de Exor NV.

Entre las condiciones autoimpuestas de la unión, Peugeot, el Estado galo y los Agnelli se comprometen a no vender sus acciones durante 3 años y no elevar sus participaciones durante 7 años para evitar guerras accionariales. Antes de unir ambos grupos, Fiat pagará un dividendo extraordinario de 5.500 millones de euros a sus actuales accionistas, mientras que PSA Peugeot repartirá entre sus actuales dueños el 46% de Faurecia, el proveedor de asientos y componentes de coche, que está valorado en más de 3.300 millones. La nueva empresa tendrá un valor conjunto en bolsa superior a los 40.000 millones de euros.

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