Encrucijada en bolsa

El mercado es optimista ante la última milla de la inflación... ¿y si no baja más?

Los inversores mantienen la esperanza de que los bancos centrales mantengan su hoja de ruta para relajar los tipos de interés pero los datos más recientes apuntan a incipientes tensiones inflacionistas.

Dinero
El mercado es optimista ante la última milla de la inflación... ¿y si no baja más?
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La inflación parece que empieza a aflojar más en Europa que en Estados Unidos, el empleo se mantiene en altos niveles, los precios de las viviendas se mantienen estables y la morosidad bancaria está contenida. Los inversores probablemente están muy complacidos con el resultado. Sin embargo, la lucha contra la inflación tiene una particularidad: no termina hasta que realmente concluye.

Aunque la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, apuntó hace unos días que “la inflación seguirá bajando y que el crecimiento se acelerara”, y de que el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, afirmó que “un par de malas lecturas de la inflación no son motivo de alarma”, el repunte de los precios en el arranque de año es un claro recordatorio de que la “última milla” (bajar la inflación al 2%) suele ser lo más difícil de todo el proceso.

Así que, mientras la inflación podría estar bajo control según la narrativa oficial del mercado, eso no significa que los inversores, los ahorradores y las familias vayan a poder respirar más tranquilos. Además, las altas tasas de interés seguirán afectando al crecimiento, el consumo, el gasto y a la inversión.

¿Fin de la tregua?

Desde el comienzo de 2024, la recesión ha dejado de ser la principal preocupación de los mercados y el repunte de los precios en Estados Unidos en febrero (3,2%), ha vuelto a situar el foco sobre la inflación ante el temor de que se consolide en altos niveles. Así lo cree la gestora Abrdn: “la inflación aumentará en varias economías, incluido Estados Unidos”. Las subidas salariales, la inflación en servicios fundamentales y el aumento en las tarifas de flete marítimo pueden retrasar aún más los recortes de las tasas de interés, “aunque se prevea que la inflación se aproxime al objetivo del 2%”, explican.

Y claro, si la inflación se resiste a bajar, se retrasaría aún más la recuperación económica, afectando tanto a los mercados de renta fija como variable, aunque eso tampoco está tan claro que vaya a ocurrir. Los bancos centrales confían en que los repuntes inflacionistas sean transitorios y que se mantenga la tendencia a la baja gracias a varios factores como el crecimiento del PIB por debajo del potencial y la moderación salarial. Esta previsión, junto la disminución del riesgo de recesión global, debería ofrecer un soporte a los mercados de renta variable.

La inflación en la recta final y su impacto en la renta variable

Las dudas sobre el futuro inmediato de la inflación sirven como telón de fondo para tres posibles escenarios bursátiles a corto y medio plazo. El “aterrizaje suave” y recorte de tipos de interés es el principal escenario por el que apuesta el mercado. Encaja con una reducción gradual de la inflación y un posterior despegue del crecimiento. La expectativa de un enfriamiento gradual de la inflación y un posterior impulso al crecimiento económico respalda la idea de que las bolsas podrían mantener una tendencia alcista, aunque a un ritmo más moderado, lo que refleja correcciones suaves en el mercado.

Por otro lado, una inflación persistente y la flexibilidad monetaria sería en segundo de los escenarios. La preocupación expresada en este sentido por Bank of America sobre una inflación persistente alrededor del 3% y un crecimiento más lento se alinea con el análisis sobre la incertidumbre macroeconómica y los riesgos de un aterrizaje forzoso en Estados Unidos. Si la inflación se mantiene alta o se resiste a bajar, la Fed podría verse obligada a adoptar una postura menos restrictiva de lo anticipado, lo que podría llevar a correcciones moderadas en las bolsas, sin alterar el ciclo alcista a largo plazo.

El escenario más pesimista es el que contempla una fuerte corrección tanto en renta variable como fija por tipos más altos y la visión pesimista de una recesión. Esto obligaría a la Fed a volver a la expansión monetaria (compra de bonos) a pesar de la inflación. En este escenario, la economía se contraería, pero la Fed actuaría de forma expansiva para evitar un mayor daño social. Las bolsas, en este contexto, podrían experimentar una fuerte subida.

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