Contra la inflación

Powell (Fed) acelera la ofensiva de tipos y fuerza a Lagarde (BCE) a intervenir

El gobernador del banco central dice que subirán los tipos de interés lo que sea necesario porque el objetivo principal es reducir la inflación aunque niega que esté induciendo una recesión.

Powell, en su reciente toma de posesión de su segundo mandato en la Fed.
Powell, en su reciente toma de posesión de su segundo mandato en la Fed.
Fed / Archivo / L. I.

La Reserva Federal (Fed) ha incrementado la velocidad de subida de los tipos de interés en EEUU con su mayor movimiento al alza desde 1994, cuando se produjo una de las mayores crisis de bonos de la historia de los mercados financieros. Desde que se conoció el último informe mensual del IPC el pasado viernes, gran parte del mercado viró de forma inmediata hacia un endurecimiento más agresivo y, finalmente, Jerome Powell confirmó un golpe de tipos de 75 puntos básicos (pb), hasta un rango de 1,5-1,75%, en su objetivo de recuperar la estabilidad de precios en la economía estadounidense. Además, el gobernador avanzó que el 27 de julio estará sobre la mesa otra de "50 pb o 75 pb" y el diagrama de puntos, el esquema de previsiones de la Fed, pronostica que se cerrará el año en el 3,25-3,5%.

"A la gente no le gusta mucho la inflación. Y muchas personas lo están experimentando realmente por primera vez. No hemos tenido nada como este tipo de inflación en cuarenta años", apuntó Powell en la rueda de prensa. "Entendemos las dificultades que la gente está experimentando debido a la alta inflación y estamos decididos a hacer todo lo posible para que la inflación vuelva a bajar. Eso es lo que estamos diciendo. Es algo increíblemente impopular y es doloroso para la gente”, argumentó para recordar después que la Fed no dejará de subir tipos hasta que la inflación ofrezca señales convincentes de que está remitiendo.

Pese a la agresiva puesta en escena de Powell, los mercados reaccionaron de forma positiva porque el rector de la política monetaria descartó la entrada en recesión. La Fed ha recortado al 1,7% (desde el 2,8% estimado en marzo) su nueva cifra de crecimiento para 2022 y eleva la inflación al 5,2% (desde el 4,3%). Wall Street registró subidas del 1% al 2% en sus principales índices por este motivo, quitando hierro al ajuste monetario que tanto se temía. 

Sin embargo, la otra cara de la moneda es precisamente el reverso del dólar y la apreciación que ha registrado en los últimos meses. El euro se situó cerca de los mínimos de 2022, y de dos décadas, por debajo de los 1,04 dólares ante la perspectiva de que el diferencial de tipos se siga ampliando entre EEUU y la eurozona. "La tasa de los fondos federales terminará el año muy por encima del 3% y el dólar se mantendrá fuerte, pero moverse más y más rápido tiene un coste económico", aseguran los analistas de ING. Powell puso el foco en el mercado laboral y la presión salarial como otra de las variables que ayudarán a contener la actual inflación del 8,6% interanual.

Llamada a la acción del BCE al Eurogrupo

La vulnerabilidad de la divisa única quedó patente después de que el Banco Central Europeo (BCE) mantuviera los tipos en el 0% y la tasa de depósito en el -0,5%. Pese a ello, la escalada de las rentabilidades de la deuda soberana de varios países europeos se aceleró hasta niveles que han hecho saltar las alarmas. La autoridad monetaria se reunió de emergencia para lanzar el mensaje de que está acelerando un mecanismo “antifragmentación” con el objetivo de aliviar a los países más vulnerables. El SOS del Gobierno de Mario Draghi -que vio como el interés de su bono a 10 años cruzaba el 4%- o el español de Pedro Sánchez -con la deuda al 3%- obtuvo respuesta en el BCE.

El banco central que preside Christine Lagarde insistió en que reinvertirá los reembolsos y rendimiento de la cartera PEPP construida durante dos años pandemia, pero además pretende involucrar al Eurogrupo en su mecanismo antifragmentación, según fuentes financieras. Como parte de esta nueva iniciativa se busca redirigir el uso de los fondos Next Generation que se aprobaron en 2020 para ayudar a los países más golpeados por la pandemia, pero también se busca acelerar otros procesos como la unión bancaria y el esquema común de depósitos que “cementaría” la unión monetaria. En suma, el BCE quiere que los países compartan la carga para evitar una nueva crisis de deuda europea como la ocurrida entre 2010 y 2012.

Más allá de las medidas de corto plazo, los expertos consideran que el banco central ha tardado demasiado en elevar los tipos de interés para frenar la inflación y ahora, con las perspectivas económicas en declive, se está quedando sin margen de maniobra. “El BCE parece inmerso en una tarea similar: cómo subir los tipos y, al mismo tiempo, evitar que suban. Supongo que Lagarde no estará muy interesada en la metafísica ni en las matemáticas abstractas. Pero evitar la caída de Italia en una trampa de deuda mientras luchan contra la inflación se aproxima mucho a un problema metafísico”, señala Alberto Matellán, economista de Mapfre Inversión.

Con una subida de tipos de interés programada para el 21 de julio y el final del programa de compra de deuda APP para el 1 de julio, el BCE ha urgido a sus técnicos a que aceleren el diseño de un nuevo instrumento que supone caminar en sentido contrario a lo anterior: más estímulos. La confusión e incertidumbre está servida a la espera de lo que finalmente surja del banco central, en un contexto de inestabilidad financiera y tensión en los mercados. ¿Cómo es posible endurecer la política monetaria y facilitar la financiación a los grandes emisores europeos de deuda? Matellán considera que esta cuadratura del círculo tendrá que resolverse en las próximas semanas: "Esperemos y disfrutemos trucos del BCE según anuncien la nueva herramienta. Pero al final todo se reduce a si el balance se amplía o se contrae. Ambas cosas no pueden ocurrir al mismo tiempo".

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