Un 162% más interanual

Sánchez dispara la compra de petróleo a Putin para igualar la balanza con Biden

España aceleró las importaciones de crudo desde Rusia entre enero y noviembre hasta su nivel más alto desde 2016, año en el que comenzó a traer crudo desde EEUU por primera vez en la historia.

Biden estrecha la mano de Putin en el encuentro de junio de 2021 en Suiza.
Biden estrecha la mano de Putin en el encuentro de junio de 2021 en Suiza.
DPA vía Europa Press

La energía como moneda de cambio de la geopolítica. El petróleo vuelve a convertirse en una amenaza para la estabilidad económica española con dos centros de poder (Washington y Moscú) pugnando por vender a España más y más barriles del preciado fluido fósil a las puertas de un conflicto en Ucrania, país por el que circula buena parte de gas y petróleo que llega desde Rusia. Los precios del barril de Brent, referencia en Europa, y del West Texas (WTI), en EEUU, han ido escalando en los últimos meses hasta los 90 y 87 dólares, respectivamente, su nivel más alto en más de siete años.

En ese escenario, las compras de petróleo a Rusia desde España se multiplicaron en 2021 después de varios ejercicios en los que se había reducido a su mínima expresión por la incorporación a la escena exportadora del petróleo de EEUU y la crisis del crudo sucio de 2018, cuando los oleoductos de Europa del Este se llenaron de petróleo ruso contaminado. En 2021, las importaciones españolas del barril tipo Ural, referencia rusa, se han disparado hasta 2,5 millones de toneladas a falta del dato de diciembre, un 162% más que en 2020 y un 61% más que en 2019, según datos de Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).

El aumento de la llegada de crudo ruso no es casual. Se ha producido en un contexto de necesidad por la reapertura de las economías tras los cierres de 2020, con una reactivación de la demanda que ha vuelto a disparar las cotizaciones hasta máximos de siete años y ha provocado que los grandes dependientes energéticos, como España, tengan que diversificar al máximo.  La relación con Rusia ha registrado amplios vaivenes a lo largo de los últimos años. España importa su petróleo desde 1968, según los datos de Cores, aunque históricamente ha sido un suministrador secundario. Ese rol pasó a protagonista desde que Vladimir Putin accedió al Kremlin.

Rusia comenzó a crecer como uno de los principales socios energéticos de España a partir de 2002 con el Gobierno de José María Aznar y alcanzó su punto más alto con el de José Luis Rodríguez Zapatero, que echó mano de Moscú para lidiar con la crisis del petróleo de 2007 y 2008. En aquellos años, el peso ruso en las fuentes de suministro se situó entre el 14% y 22% del total, según los datos oficiales. Sin embargo, el equilibrio volvería a cambiar pocos años después con la entrada en escena de EEUU como potencia exportadora de 'oro negro' gracias a la industria de ‘fracking’, que permitió reavivar sus pozos con el llamado crudo de esquisto.

En abril de 2016, todavía con Barack Obama en la Casa Blanca y Mariano Rajoy en Moncloa, EEUU exportó sus primeros barriles a España, según la serie histórica de Cores, aunque con un peso inferior al 1% sobre el conjunto del suministro. La llegada de Donald Trump apenas cambió la balanza energética pero sí se produjo un cambio sustancial con el ascenso al poder del actual presidente Pedro Sánchez en junio de 2018. Es a partir de entonces cuando las compras de petróleo americano comienzan a hacerse más habituales y a multiplicarse. En 2020 alcanzaron el 5,6% del peso total y un 7,5% en 2021 a falta del dato de diciembre. Lo mismo ocurre con el gas natural, combustible en el que EEUU ocupa el segundo lugar tras Argelia.

Sin embargo, el viraje hacia EEUU en la balanza energética se ha equilibrado en favor de Rusia, cuyo suministro a España alcanza su nivel más alto desde 2016. En términos monetarios, los 2,5 millones de toneladas importadas suponen unos 17 millones de barriles de crudo y su coste puede estar cercano a los 1.300 millones de euros. En el caso de EEUU, que vendió 3,8 millones de toneladas (23 millones de barriles) el año pasado, España habría extendido un cheque que rondaría 1.800 millones de euros.

Putin recupera así los niveles previos a la llamada crisis del 'petróleo sucio', cuando los oleoductos alemanes y de Europa del Este se llenaron misteriosamente de combustible contaminado con cloruros orgánicos que provocaba grandes daños en las refinerías y gas venenoso si había combustión o se calentaba a altas temperaturas.

Biden domina en el gas español

Entre Rusia y EEUU, aliado de España en la Alianza Atlántica (OTAN), suponen el 12,5% del suministro de crudo, mientras que en el gas natural su peso se eleva hasta al 22%. Sin embargo, a diferencia del resto de Europa, la península ibérica recibe mucho menos gas ruso que otros países. De enero a noviembre representó el 8% del suministro. Argelia se mantuvo en 2021 como el principal proveedor de gas para España con el 44% del total, aunque se ha producido un descenso de 15 puntos por el cierre del gasoducto Magreb. El recambio llegó desde EEUU, que supuso el 25% del suministro en octubre y el 20% en noviembre. En el acumulado de 2021 la proporción baja al 13%.

El Gobierno de Putin registra alrededor del 95% de sus exportaciones totales de gas a Europa, casi el 95% a través de gasoductos, lo que representa alrededor del 30%-35% del suministro de Europa en general y se sitúa a la par con Noruega, el otro gran proveedor gasista. En cuanto al sector del petróleo, el 50% de las exportaciones de crudo del país también van hacia la Europa occidental y el 65% lo hace a través de oleoductos. Representa alrededor del 25% al 30% de los suministros de Europa en general.

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