La preocupación de los analistas internacionales y expertos se intensifica ante el ascenso de Donald Trump en las encuestas, anticipando un gran impacto político y económico en áreas como el comercio mundial si regresa a la Casa Blanca. Recientemente, su propuesta de imponer un arancel de más 60% a China si gana las elecciones produjo una auténtica estampida de inversores del país asiático hacia otros activos y lugares más seguros ante la ofensiva proteccionista del expresidente.
Además, su idea de establecer un arancel universal del 10% para proteger la economía y la industria estadounidense, y aliviar la deuda nacional, se ha convertido en uno de los ejes principales de su campaña. Esta situación ha llevado a la Unión Europea (UE) a evaluar formalmente cómo contrarrestar cualquier medida arancelaria que pueda afectar al bloque, destacando la necesidad de una estrategia de unidad frente a las políticas comerciales de Trump.
Pedro del Pozo, director en Mutualidad, destaca que, si bien algunos sectores estadounidenses podrían beneficiarse inicialmente, a la larga, estas tarifas podrían alterar el comercio, reducir la competitividad y causar inflación. En Europa, el impacto sería mayormente negativo, dañando el crecimiento económico y dificultando la financiación y valor en bolsa de las empresas.
En el mercado de divisas, se anticipa una fortaleza del dólar frente al euro, encareciendo importaciones como el petróleo. A corto plazo, explica Del Pozo, esto podría beneficiar a las bolsas norteamericanas, aunque genera tensiones en la economía global. Es cierto que Trump está hablando en campaña de imponer aranceles. Pero, a día de hoy, es difícil especular sobre las posibles consecuencias específicas de una política de este tipo porque faltan muchos detalles por conocer, explica Álvaro Sanmartín, economista jefe de Amchor Investment Strategies.
En su opinión, lo que sí se sabe es que un arancel es casi siempre una mala noticia. Además, los efectos serían también perniciosos para Estados Unidos. “Quiero pensar que, si Trump termina ganando las elecciones, los aranceles que podría imponer se sitúen en la banda baja de lo que ahora se está comentando”, señala.
Los aranceles de Trump podrían impactar a Alemania y España
Según explica Pedro del Pozo, los aranceles suelen dirigirse a productos importados en áreas donde el país que los impone es menos competitivo. Tal política tendría un amplio impacto en la economía estadounidense, perjudicando principalmente a los exportadores europeos destacados como Alemania y España. Los sectores de materiales y bienes de consumo discrecional serían los más afectados. Del Pozo también indica que es probable que Estados Unidos dirija los aranceles hacia industrias que desea promover internamente, como los componentes electrónicos, enfocándose particularmente en China.
Durante el primer mandato de Trump, Estados Unidos impuso aranceles del 25% al acero y 10% al aluminio europeos en 2018, una medida que también alcanzó a productos agrícolas y de consumo de Francia, España e Italia. Esta acción fue parte de una respuesta más amplia a lo que Trump acusó de ayudas públicas injustas a Airbus, lo que consideró una ventaja competitiva indebida frente a las empresas estadounidenses.
En paralelo, la UE intensificó su ofensiva regulatoria contra gigantes tecnológicos estadounidenses como Google, acusándolos de prácticas monopolísticas y falta de cumplimiento con las normativas de privacidad y competencia de la UE. Estas tensiones desencadenaron un ciclo de represalias que culminó con la UE imponiendo aranceles a productos de Estados Unidos por 2.800 millones de euros, afectando al comercio transatlántico en un billón de dólares.
Este entorno de guerra comercial, sirve de preámbulo a un análisis más profundo sobre las repercusiones a nivel mundial. El impacto sobre la economía mundial no radica tanto en la cuantía del arancel, sino en las consecuencias de su aplicación a escala universal. Paul Krugman, el Premio Nobel de Economía, respalda esta opinión y recientemente compartió su análisis en su perfil de Twitter. Desde su perspectiva, el efecto directo inicial sería 'insignificante, aunque marcaría el fin inmediato de todos los acuerdos comerciales bilaterales existentes'.
Un daño considerable tanto para la economía global como para la estadounidense. Ir demasiado lejos en una política de subidas arancelarias por parte de Estados Unidos acabaría siendo muy perjudicial también tanto para la propia economía americana como para sus consumidores, tan preocupados como han venido estando por la inflación”, concluye Sanmartín. Un duelo por todo lo alto.
