Han pasado dos semanas desde que el secretario de Estado para la Salud de Reino Unido, Matt Hanckck, anunciara que existía una variante del SARS-CoV-2. Desde entonces se han disparado todas las alarmas en vistas a la predicción de la alta propagación de la nueva cepa, que se estimaba un 70% más contagiosa que la anterior. Actualmente aún se están recabando datos sobre la incidencia de la mutación, pero su velocidad de expansión ya es un hecho. A pesar del cierre de tráfico aéreo y terrestre con las islas británicas, la variante ya ha cruzado la frontera de, al menos, una veintena de países, entre los que se encuentra España desde hace apenas 48 horas.
Se suma así a la larga lista de estados afectados, tanto europeos como extranjeros: Bélgica, Dinamarca, Países Bajos, Suiza, Suecia, Islandia, Noruega, Francia, Italia, Jordania, Portugal (islas Estados Unidos, Canadá, Japón, Hong Kong. Se sospecha que también ha podido llegar a Brasil, pero el Gobierno de Jair Bolsonaro aún no se ha pronunciado. Mientras, ayer se confirmaron cinco casos más en Andalucía, que se suman a los cuatro de Madrid. Aún está por ver el alcance de esta nueva realidad, pero el director regional de la OMS en Europa, Hans Kluge, informó en su cuenta de Twitter hace dos días que esta nueva variante parece estar extendiéndose entre los grupos de edad más jóvenes, a diferencia de las cepas anteriores.
Bélgica fue uno de los primeros países europeos en anunciar la llegada de la nueva cepa a su territorio. Por lo menos cuenta con cuatro casos pero la variante lleva circulando por su territorio desde hace un mes. Más tarde, Dinamarca notificó que también tenía constancia del virus, y suma ya casi 40 casos de contagios por la cepa británica. Países Bajos, Islandia, Suecia, y Noruega también han notificado casos, mientras que la situación más polémica se está generando en Suiza.
Al contario que Alemania, el Gobierno suizo no había restringido la temporada de esquí, lo que ha generado una oleada de turistas británicos en las pistas que se estiman, desde el anuncio de la nueva cepa, en unos 7.000. Para controlar la situación, la Oficina Federal de Salud Pública de Suiza ha empezado a solicitar listas de pasajeros a la aerolíneas para confinar, al menos durante 10 días, a los británicos, e incluso está organizando vuelos de repatriación. La situación más tensa se vivió ayer en la estación de Verbier, cuando al menos 200 turistas que permanecían en cuarentena se fugaron del hotel donde se alojaban.
En Italia se espera contabilizar casos nuevos después de que hace apenas una semana se registraran infectados por la cepa británica seis casos en Campania, dos en Puglia, uno en Abruzos y tres en Véneto. En Francia, el pasado 21 de diciembre se tuvo constancia de que un ciudadano había regresado de Londres portando la variante del virus. Por otro lado, fuera de Europa, el domingo pasado se hallaron en Jordania dos personas contagiadas, el sábado se notificaban en Canadá dos más (una pareja que no había realizado ningún viaje), y el viernes Japón hacía público que tenía varios casos de viajeros que procedían de Reino Unido. A estos países se suman, Hong Kong, Estados Unidos y Australia.
Los científicos siguen sin explicarse la rapidez de mutación del Covid-19, primero en Reino Unido y luego en Sudáfrica. No pueden apuntar aún al origen de dicha mutación. No se sabe con seguridad que haya mutado en Reino Unido o en otra zona del globo y después haya viajado. Hay más preguntas que respuestas claras y preocupa cómo pueda desarrollarse. Su capacidad de transmisión, su virulencia y la resistencia a la inmunidad son las tres X a despejar en los meses que están por venir.
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