Preocupación en el G7 por la inminente recesión alemana y el regreso de Rusia

Vladimir Putin y Angela Merkel
Vladimir Putin y Angela Merkel
EFE

Este sábado arranca la reunión del G7 en Biarritz (Francia), donde se reunirá el grupo de países más poderosos del mundo con tres importantes frentes a tratar. En primer lugar, la recesión técnica en la que podría entrar Alemania en el tercer trimestre de 2019, tras registrar un crecimiento negativo entre abril y julio. Además, la presión de EEUU para que Rusia vuelva al grupo como miembro permanente un lustro después preocupa especialmente a la Unión Europea, que considera que no han cambiado las condiciones en Crimea, anexionada unilateralmente por Moscú en 2014. Por último, la guerra comercial entre EEUU y China será otro de los aspectos centrales de la cumbre.

Por eso, suavizar las tensiones comerciales entre Washington y Pekín, así como reforzar el multilaterialismo son las apuestas con las que llega a la cumbre del G7 la canciller alemana, Angela Merkel, preocupada por la situación económica de su país y el distanciamiento con EEUU. Sin embargo, aunque Merkel vuelva a poner sobre la mesa estos argumentos, el peso de Alemania es relativamente escaso en la reunión de las potencias mundiales, precisamente por la fragilidad actual de su economía.

El producto interior bruto (PIB) alemán cayó en el segundo trimestre un 0,1% y las perspectivas para el próximo no son optimistas. La producción industrial y las exportaciones están cayendo con fuerza en una economía dominada sus sectores manufacturero y exterior. Y, de hecho, el Bundesbank, el banco central de Alemania, ha asumido que cada vez es más probable que la mayor economía europea entre en recesión técnica en el tercer trimestre de 2019, cuando la institución anticipa que el PIB podría sufrir una nueva ligera contracción.

Para evitarlo, Merkel ya abogaba este lunes por trabajar para "que las tendencias proteccionistas no ganen" y se mostraba convencida de que un comercio "dentro de lo posible sin fricciones" tanto "con Estados Unidos como también con China y otras regiones" sería positivo "para todos". En este sentido, la canciller alemana trata de combatir las amenazas estadounidenses de aranceles -especialmente los que lastrarían a la poderosa industria alemana del automóvil-, pero también la defensa del sistema multilateral de negociaciones que encarna, pese a sus deficiencias, la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Sin embargo, Merkel no lo tendrá fácil con Donald Trump enfrente. El presidente de Estados Unidos está dispuesto a romper la baraja y abandonar una cita del G7 sin firmar el comunicado final, como ya hizo el año pasado bajo la presidencia canadiense, lo que no frenaría los potenciales aranceles de EEUU. Además, las relaciones personales entre Merkel y Trump son francamente malas: Merkel ha viajado recientemente a EEUU y no ha parado, siquiera por cortesía, en Washington; por su parte, Trump ha tuiteado varios discursos contra la canciller por su política de inmigración, su gasto en defensa o las exportaciones de su país.

El posible regreso de Rusia al G7

El otro foco del encuentro se cierne sobre Rusia, que pedía esta semana al G7 una propuesta formal de reingreso, después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, se pronunciara a favor del retorno de Moscú al grupo de países más desarrollados. Rusia, que fue miembro del G8 desde 2002, fue expulsada del grupo en 2014 después de la anexión unilateral de Crimea, un acto condenado por la comunidad internacional.

Por eso, la Unión Europea se opone a que Rusia vuelva a formar parte del G7. Considera que las razones de la exclusión de Rusia "siguen siendo válidas hoy" y que "volver a invitarla de forma incondicional" sería "contraproducente y un signo de debilidad". Trump, que ya había propuesto el año pasado el regreso de Rusia a este foro, volvió a poner la cuestión sobre la mesa en vísperas de la cumbre, pero hasta el momento solo el Gobierno de Japón se ha mostrado abierto a discutirlo.

Así, el grupo que reúne a las siete grandes potencias industriales tradicionales (G7) estará conformado por Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, el Reino Unido, Canadá y Japón (más la UE), a los que se unirán como invitados en la cumbre que se celebra entre el 24 y 26 de agosto con España, Chile, India y Australia.

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