La píldora económica

La inflación frena en EEUU y en China cae a cero con récord de inversión en petróleo

China asegura tener intereses en común con EEUU y niega una guerra comercial.
La inflación frena en EEUU y en China cae a cero con récord de inversión en petróleo.
Agencia EFE

Esta pasada semana las noticias sobre la inflación en Estados Unidos y en China parecen haber finalmente convencido que el ciclo de subidas de tipos de interés está a punto de terminar. Finalmente, el dólar se ha debilitado no solo frente al euro sino también frente a monedas emergentes. Las probabilidades de volver niveles de inflación prepandemia aumentan y al mismo tiempo la reducción de la inflación supone que los tipos de interés reales hayan aumentado sin demasiada necesidad. Subidas adicionales en un entorno de caída de la inflación supondría profundizar aún más el endurecimiento monetario, y acercarse a la recesión.

Pero, ¿cuáles han sido los datos macroeconómicos que tan bien parecen haber sentado a las bolsas y a los mercados de bonos? Y ¿Por qué esa lectura? Recientemente hemos conocido algunos datos macroeconómicos de cuyo análisis se desprende esta sensación de control de la inflación.

Puede parecer que en EEUU que es más difícil controlar la inflación porque, como señaló el economista Jefe del Fondo Monetario Internacional, Pierre-Olivier Gourinchas, hubo más exceso de gasto tras la pandemia para proteger las rentas de los consumidores, hasta el punto de que su deuda pública sobe el PIB creció 25 puntos frente a los 15 de la Unión Europea. Pues bien, en EEUU se está frenando la inflación de manera más rápida de lo esperado. Esta semana hemos conocido que pasó del 4,0% de mayo al 3,0% en junio. Con ello, la inflación interanual del IPC, que alcanzó un máximo de 40 años del 9,1% en junio de 2022, ha caído durante 12 meses consecutivos, luego cabe poca duda de que se trata de una tendencia sostenida.

Y si bien es cierto que el IPC subyacente, que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, creció en Estados Unidos este junio aún un 4,8% respecto al año anterior, lo que hace prematuro declarar que se ha vencido la guerra contra la inflación, hay señales bastante alentadoras. Y es que la tasa interanual no recoge bien el impulso más reciente, que lo podemos ver mejor usando una base anualizada de la subyacente en los últimos 3 meses y a 1 mes, quedando estás métricas en el 4,1% y 1,9% respectivamente, siendo este último su avance más débil desde febrero de 2021. Además, los datos muestran que la tendencia de reducción de precios se está extendiendo poco a poco a la mayor parte de la cesta de bienes y servicios que compran los consumidores; así la proporción de categorías de gasto que experimentan una deflación mensual ha estado creciendo y en junio alcanza al 44% de las categorías.

La moderación de las presiones inflacionarias tiene varias consecuencias. En primer lugar, como ya están evidenciando los datos de Estados Unidos, que el margen de beneficios de empresas tenderá a reducirse. Y es que, la idea de que los mayores beneficios empresariales eran culpables en cierta medida del alza de la inflación tiene poco sentido. No son causa sino consecuencia, y simplemente por la naturaleza más rígida de los salarios, los márgenes empresariales tienden a absorber esta diferente velocidad de reacción de costes y salarios.

Más importante, el endurecimiento monetario podría estar tornándose en excesivo. En el caso de Estados Unidos, esta desaceleración del IPC de junio mayor de lo esperado con casi toda probabilidad no disuadirá a la Reserva Federal de su intención, ya comunicada, de volver a subir los tipos de referencia un cuarto de punto en su reunión del 25 al 26 de julio. Sin embargo, la perspectiva de una segunda subida de tipos en las siguientes reuniones, que los funcionarios de la Reserva Federal señalaron en la reunión de junio, ahora parece innecesaria y quizás contraproducente.

Y es que la Reserva Federal, desde que pasó a priorizar la lucha contra la inflación, no sólo ha elevado la tasa de interés oficial 10 veces desde marzo de 2022 hasta en un total de 500 puntos básicos, sino que también está permitiendo que hasta 60.000 millones de dólares en valores del Tesoro y 35.000 millones de dólares en valores respaldados por hipotecas de agencias maduren y vayan reduciendo su balance. Es decir, su postura monetaria es más estricta de lo que parece (esto lo trata de medir un indicador 'proxy' de la Fed de San Francisco, que ubicaba a cierre de junio el tipo de interés efectivo ya en el 6,86%).

Además, por como opera su transmisión, la política monetaria suele tardar en frenar tanto la actividad como la inflación, con lo cual aún no hemos visto todo el efecto del endurecimiento previo, lo que hace probable que la inflación continúe disminuyendo en los próximos meses. Y si bien la Reserva Federal mantuvo el tipo de referencia nominal sin cambios en su reunión de junio, la caída de un punto en la tasa de inflación anual entre mayo y junio significa que la tasa real aumentó en esa cantidad.

Finalmente, dado el rol del dólar en el sistema monetario internacional, si la Reserva Federal da por fin terminadas las alzas de tipos en su próxima reunión de julio, se dará más margen de maniobra para el resto de los bancos centrales y favorecerá una mayor recuperación de la economía global. Esto es especialmente claro en el caso la economía China.

Sobre la inflación china, “el país del centro” está exportando deflación al resto del mundo, con una inflación interanual en junio nula. No solo se han frenado los precios de los metales por la falta de dinamismo del sector de la construcción, es que también contribuye por al menos otras dos vías. La primera es visible en la exportación de coches eléctricos chinos. La guerra de precios en China es impresionante: por ejemplo, los modelos de Tesla, en marzo de este año, eran un 14% más baratos que el mismo modelo en 2022. Y los precios de algunas marcas chinas han caído hasta un 35%. La segunda vía es que contribuyen a frenar la subida del precio del petróleo con inversiones masivas para aumentar su producción.

Desde el punto más bajo en 2018 hasta el máximo en 2023, China ha agregado más de 600.000 barriles por día, hasta extraer alrededor de 4,3 millones de barriles al día. China vuelve a ser el quinto mayor productor de petróleo del mundo. El año pasado, CNPC, Sinopec y Cnooc dedicaron alrededor de 80.000 millones en inversión, más que todas las compañías europeas y estadounidenses juntas. En China, preservar la independencia energética tiene prioridad, no hablan como en Europa de “autonomía estratégica”. Inflación más baja en el mundo y los chinos mientras tanto, una de cal (coches eléctricos) y una de arena (petróleo). O más claro los chinos están “a setas y a rolex” no como Europa que ni invertimos en litio ni en petróleo.

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