OPINION

El caos se apoderó de la final de 'OT 2017' y así respondió la audiencia del concurso

Amaia, ganadora de OT
Amaia, ganadora de OT
Amaia, ganadora de OT
Amaia, ganadora de OT

OT 2017 empezó con problemas de sonido y OT 2017 terminó con problemas de sonido. Así, cerrando un particular círculo, se torció la gala final de Operación Triunfo 2017. Un formato que no ha parado de crecer durante sus 14 semanas en emisión y que, sin embargo, deslució su apoteosis tras un fallo técnico que afectó a la mesa de sonido desde la que se introducen las canciones.

El primer síntoma del nefasto problema se evidenció cuando un estruendo de altavoces irrumpió en el estudio y asustó al público. El sonido de los micrófonos dejó de sonar en el plató. No se escuchaba nada y, entonces, el programa pretendió hacer tiempo para solucionar el problema. En una noche con invitados ilustres como Raphael o Pablo Alborán, ya sólo faltaba por actuar David Bisbal y, además, como apoteosis emocional, estaba previsto que todos los concursantes acabaran cantando su 'Camina'. De esta forma, emularían el final de aquel primer OT con un brillante broche de los 'triunfitos' entonando Mi música es tu voz, el inolvidable A tu lado.

Lo que había sido una noche muy emocionante, con una desgarradora versión de Miedo por parte de Amaia, la incontestable ganadora, se transformó en un anticlimático caos en emisión tras el maldito fallo de sonido. Puro desorden. Pero, al final, parecía que el problema se estaba medio solucionando y salió Bisbal a un escenario en el que ya estaban todos los concursantes, arropando a su ganadora. Al lado de ellos, también estaba Rosa López, como una más, que terminaba de pasar el testigo a la propia Amaia en pleno aluvión de zambombazos. Y es que los cambios de luz de los focos, que daban emoción al instante, se colaban en los altavoces del estudio reproduciendo ruido de torpedo en vez de la sintonía del programa... Desconcertante.

Mientras tanto en casa, los espectadores de La 1 veían que el orden y emoción de la final se había mutado en desorientación y algunos ruidos, cual psicofonías. Y, cuando los créditos de cierre de la emisión ya habían aparecido en pantalla, Bisbal salió a escena: aprovechó para lanzar consejos vitales a los nuevos artistas y, para salir del paso, se arrancó a cantar a capela. Más o menos, pues acercaba y alejaba el micrófono de su boca como arrepintiéndose de hacerlo.

Por suerte, los concursantes han mantenido hasta el último momento la espontaneidad intacta. También las redes sociales, que han vuelto a jugar un papel clave en el final de OT y han sido el salvavidas de la decepción de que una gala de despedida de estas características no lograra un final redondo a nivel televisivo.

De nuevo, los usuarios de las redes han 'tuiteado' su creatividad y han reinventado el fallo hasta convertirlo en un emotivo chascarrillo emblemático. Tras la especulación con la cacareada "cobra", en el concierto del reencuentro de OT de hace un largo año, Bisbal vuelve a colocarse en el foco de los chascarrillos por no poder actuar.

Los espectadores, una vez más, han hecho más grande este Operación Triunfo y han vuelto a definir el éxito del programa: el éxito de que el espectador, con su interacción diaria, hace más grande el formato. Incluso en la adversidad, que no ha logrado empañar la emoción que ha supuesto esta gala para unas generaciones que han convivido a diario con los concursantes en su Academia. Y ha sido en esa Academia, durante la posterior nocturna emisión del programa El Chat, donde se ha realizado el emblemático final que merecía el formato, justo después de terminar la gala oficial. Allí, a las tantas de la madrugada, Noemí Galera ha ido pasando por todas las estancias de la escuela al mismo tiempo que se iban apagando las luces. El último plano, una imagen de la roja puerta de la academia cerrándose con un cartel colgado en el que está impreso un "Cerrado por vacaciones". 

¿Se masca una nueva temporada de OT? Parece que sí. Aunque, de volver, tendrá que remozar y actualizar sus galas semanales para entonarlas con los nuevos tiempos, donde, por cierto, ya no debería durar un mismo programa hasta las 2 de la madrugada. Quizá por eso mismo la mesa de sonido se bloqueó y dijo hasta aquí hemos llegado. El fallo técnico ha sido un castigo al estirado e insostenible prime time español que hace tiempo debería estar desterrado. Más aún de una televisión pública, como Televisión Española, que no cuenta con publicidad y no debería atarse a estrategias de competencia de televisión privada.

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