ANÁLISIS

MTV en tiempos de pandemia: las lecciones televisivas que deja su extraña gala de los VMA

¿Cómo crear un evento mediático sin llenar un auditorio del calor de los fans?

Lady Gaga y una de sus mascarilla, el arte de crear iconografía naturalizando la realidad que nos envuelve.
Lady Gaga y una de sus mascarilla, el arte de crear iconografía naturalizando la realidad que nos envuelve.
Borja Terán

Comienza el curso y, como es tradición, MTV estira su alfombra roja y crea un acontecimiento masivo para premiar los grandes videoclips del último año. Pero en la pandemia de nuestra existencia la cadena musical también ha tenido que reinventar la gala que visibiliza su poder en la industria musical y audiovisual.  ¿Cómo crear un evento mediático sin llenar un auditorio del calor de los fans? MTV ha sido astuta a la hora de cubrir el socavón que deja el público con el rugir de la ciudad. Así, el preshow se ha celebrado desde una azotea de Nueva York. En vez de ver al fondo la imagen a los fanáticos intentando tocar a los artistas, el protagonismo ha recaído en la inmensidad de los rascacielos y la vida de sus ventanas encendidas. Otro tipo de calidez urbana, que después también se ha trasladado a la gala en sí.

A falta de un auditorio gigante atestado de fans, MTV ha intentado transformar la ciudad de Nueva York en su plató durante todo el show. Primero, teniendo claro que había que arrancar con un efervescente número que ha protagonizado The Weeknd encima del imponente mirador de un rascacielos. Hasta con bien de fuegos artificiales para gritar aquello de "aquí comienza una fiesta" en tiempos en los que no hay fiestas.

Después ya la gala se introduce en un plató. Aunque el estudio también simula el trajín de la ciudad de los rascacielos gracias a los efectos especiales que proyectan azoteas en las que se ve público. Todo es virtual. De hecho, la gala es un gran experimento de incorporar la virtualidad tecnológica, que ya abunda en espacios informativos con la realidad aumentada, al gran espectáculo de prime time. Aunque, en el fondo, no es nada nuevo. Incluso, por momentos, las direcciones artísticas de las actuaciones remiten a los especiales musicales de la televisión de los setenta -en España capitaneados por Valerio Lazarov- en los que se eliminaba el decorado para centrarse en fondos planos en los que sobreimpresionar cualquier fantasía, ya fuera gracias al superposición en el chroma o a través de juegos de luces, atrezo, vestuario, coreografías y, por supuesto, las artimañas de realización. 

De esta forma, los artistas han ido realizando actuaciones icónicas con un buen concepto definido, casi como si fueran videoclips. Pero, claro, no podían dar la sensación de videoclips enlatados para conseguir contagiar el nervio de una gala imprevisible. Difícil reto si no hay abrazos ni planos de reacción de la emoción de cantantes nominados rivalizando desde la grada.

Para remediar este problema de que el espectáculo no parezca una sucesión de videoclips enlatados, se prioriza un mismo eje de tiro de cámaras desde la misma cuarta pared -aunque no exista cuarta pared, en este caso-,  al estilo de un plató o teatro tradicional, y se utiliza con destreza un diseño contundente de la marca MTV. Es decir, la presencia del logo de los VMA, 'Video Music Awards', como es habitual está omnipresente con la emisión en directo. Pero no con un tamaño discreto. Al contrario, bien grande y con un diseño calculado para que componga muy bien con cada imagen del espectáculo. Como consecuencia, cada captura que hace la audiencia desde su casa de esta particular gala propicia una especie de póster oficial por la calculada disposición de la línea gráfica.  

El logo de los VMA siempre compone bien en emisión para crear la percepción de evento especial, único y moderno.
El logo de los VMA siempre compone bien en emisión para crear la percepción de evento especial, único y moderno.
Borja Terán

El logo de los VMA no molesta, no se ve como elemento invasivo a pesar de sus amplias dimensiones e implementa en emisión hasta transformar cada meme o cada foto a la pantalla en una especie de cartel icónico que recuerda que esto es una gala moderna. Todo el rato identificando lo que es el espectáculo en directo, porque no parece que es un espectáculo en directo. Es más, las voces están hasta producidas al estar todo grabado para que salga perfecto. El diseño tan importante siempre en televisión. El diseño gráfico y el diseño de la dirección artística. Y es que las galas de MTV saben que el epicentro de la televisión que trasciende es la que no se conforma con contar y decide narrar con una buena dirección creativa. Ahí cada número de los MTV pretende asombrar con un gran concepto, bien definido, para que cada canción se transforme en una experiencia a la caza de narra una historia sensitiva gracias a la puesta al servicio del artista de todos los elementos de la creatividad audiovisual.

En esta ocasión, no había un gran estadio donde plantar un escenario apoteósico en el que no pararan de vivirse épicos momentos.. Pero sí ha existido la capacidad de suplir tal vacío jugando con un mundo imaginario virtual. Al fin y al cabo, la televisión de entretenimiento es atreverse a  la imaginación que crea iconografía sin dejar de tomar el pulso a la realidad. Y, claro, Lady Gaga fue a por todas en esa iconografía de la realidad con un desfile de mascarillas que recuerda que ni siquiera las épocas de incertidumbre consiguen paralizar la transgresión del salvavidas de la fantasía. La mascarilla ya es cool.

Mostrar comentarios