Futuro climático mundial

Los países emergentes se quedan fuera de la explosión renovable y piden inversiones

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) advierte de que las inversiones anuales en energía limpias en economías en vías de desarrollo tendrán que triplicarse, pasando de 705.000 millones hasta 2,5 billones en 2030.

Turbinas en el parque eólico Oiz.
Los países emergentes se quedan fuera de la explosión renovable y piden inversiones.
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Las inversiones anuales en energías renovables en las economías emergentes y en desarrollo tendrán que triplicarse, pasando de 770.000 millones de dólares (705.000 millones de euros) en 2022 hasta 2,8 billones de dólares (2,5 billones de euros) para principios de la década de 2030, si se quieren satisfacer las crecientes necesidades de demanda eléctrica y con el fin de que los países más contaminantes se alineen con los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París.

Así lo pone de manifiesto el último informe elaborado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) Scaling Up Private Finance for Clean Energy in Emerging and Developing Economies. El documento subraya que del total de inversiones en mercados emergentes, la mayor parte se concentra "en un puñado de grandes economías". China representa dos tercios de este total y los tres principales países, (China, India y Brasil), más de tres cuartas partes. El país asiático instaló 100 gigavatios (GW) de nueva capacidad solar fotovoltaica en 2022, sumando, en un solo año, diez veces más que los 11 GW de potencia operativa en toda África. 

"El crecimiento de la inversión en energía limpia es una condición previa no solo para abordar el cambio climático, sino también para ayudar a alcanzar una serie de otros objetivos de desarrollo sostenible (ODS), como la reducción de la pobreza, la salud y la educación. Las inversiones públicas por sí solas serán insuficientes para ofrecer el acceso universal a la energía y abordar el cambio climático", destaca el organismo.

Financiación combinada

En este sentido, la AIE insta a incentivar la colaboración público-privad como la manera más efectiva de reducir el riesgo de los proyectos renovables en este tipo de mercados, lo que se conoce como financiación combinada (canalizar capital hacia objetivos de sostenibilidad en economías emergentes". Según el informe, dos tercios de la financiación que requerirán los nuevos proyectos renovables en estos mercados (dejando fuera a China) tendrán que proceder del sector privado. 

"El mundo de la energía se está moviendo muy rápido y existe un gran riesgo de que muchos países de todo el mundo se queden atrás. La inversión es la clave para garantizar que puedan beneficiarse de la nueva economía energética global que está surgiendo. Las necesidades de inversión van mucho más allá de la capacidad de financiación pública por sí sola, por lo que es urgente conseguir una financiación privada mucho mayor para proyectos de energía limpia en las economías emergentes y en desarrollo, lo que ofrecerá muchas ventajas y oportunidades: un mayor acceso a la energía, la creación de empleo, el crecimiento de las industrias, la mejora de la seguridad energética y un futuro sostenible para todos", reflexiona el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.

El contexto internacional actual también puede suponer una traba para el despliegue 'verde' en zonas del Sudeste Asiático, África y Oriente Medio. Las nuevas políticas de Europa y Estados Unidos y otras economías avanzadas para seguir atrayendo inversores hacen que sea más difícil para los mercados emergentes competir por el capital privado. Según la AIE, se necesita una acción coordinada para movilizar la financiación privada en la escala y el plazo requeridos. En su opinión, los gobiernos de estos países tendrán que crear un entorno propicio para la inversión privada y fortalecer las instituciones responsables de la regulación y la gobernanza del sector energético.

"Compromisos climáticos creíbles"

Otro punto clave para la agencia es que los gobiernos fijen "compromisos creíbles de transición climática" y desarrollen una planificación en materia de desarrollo energético. "Las estrategias para acelerar las transición energética de mercados emergentes deben basarse en puntos de partida y circunstancias específicas de cada país. Los países de ingresos bajos y bajos, por ejemplo, son el hogar de más del 40% de la población mundial, pero representan solo el 7% del gasto mundial en energía limpia. Algunas economías emergentes dependen en gran medida del carbón, como Indonesia, Mongolia, China, Viet Nam, India y Sudáfrica", especifica la AIE. De hecho, en 2022, el organismo calcula que la inversión en combustibles fósiles rozará este año los 950.000 millones de dólares, lo que supone el doble de lo que debería para ajustarse al ritmo óptimo para lograr los objetivos en materia de reducción de emisiones.

Un 90% de estas inversiones se producirá en la región de Asia-Pacífico y, en particular, en China e India, que tienen planes para incrementar su producción y abrir nuevas minas. El gas y el petróleo también destinarán más capital en 2023 para crecer en producción, en concreto medio billón de dólares, un 7% más que en 2022, solo para la producción, lo que le coloca en niveles de 2019. La AIE calcula que los 300.000 restantes se destinarán a instalaciones de refino de crudo, de gas licuado y a distribución de productos petrolíferos y gas.

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