Los 11.000 millones del Gobierno se quedarán cortos

El BdE ve riesgo de que empresas viables quiebren si no hay más ayudas directas

Avisa de que la orientación sectorial del plan de apoyo de Calviño deja fuera a empresas sobreendeudadas a causa de la crisis y pide incentivos fiscales para animar la entrada de capital privado en esas sociedades.

Pablo Hernández de Cos, Banco de España
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
Agencia EFE

Un ojo en la carretera...pero otro en el retrovisor. El Banco de España ha decidido utilizar su influyente Informe Anual para recordar al Gobierno que su aplicación en el diseño y ejecución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del que dependerá en buena medida el vigor con el que España saldrá de la crisis provocada por la Covid-19 no le debe distraer de la necesidad de restañar adecuadamente las cicatrices abiertas por la crisis, que siguen amenazando a cientos de miles de trabajadores y empresas cuyo futuro no está ni mucho menos despejado.

La institución que gobierna Pablo Hernández de Cos ha querido advertir, por ejemplo, de que el plan de ayudas del Gobierno para apuntalar la solvencia de empresas en problemas, dotado en conjunto con 11.000 millones de euros, de los cuales 7.000 millones se darán en forma de ayudas directas no reembolsables, corre el riesgo de quedarse corto y de no evitar la quiebra de empresas viables que han caído en una situación de sobreendeudamiento como consecuencia del desplome de sus ingresos durante la pandemia. La dotación prevista, subraya el informe, "permitiría cubrir las necesidades de saneamiento de las empresas y de los empresarios individuales que aun siendo viables hubieran acumulado niveles no sostenibles de deuda como consecuencia de la crisis en el escenario más favorable", pero también advierte de que es probable que sea necesario reforzar ese programa si las cosas no van tan bien como se espera de principio.

Las prevenciones del Banco de España respecto al plan de ayudas directas habilitado por el Gobierno no se limitan a la posible insuficiencia de su dotación y alcanzan también al perfil marcadamente sectorial que desde la Vicepresidencia de Asuntos Económicos y el Ministerio de Hacienda se ha escogido para su diseño, lo que podría comprometer su eficacia, desde la perspectiva del órgano supervisor. "En la medida en que los requisitos para optar a las ayudas se basan en criterios de pertenencia a determinados sectores y de caída de la facturación, existe el riesgo de que estas no lleguen a todas las empresas (y empresarios individuales) que, siendo viables, se encuentren en una situación de exceso de endeudamiento".

Los datos que maneja la institución apuntan a que si bien es cierto que los sectores más afectados por la crisis - turismo, hostelería, ocio... - han sido dónde más ha crecido el porcentaje de empresas que han caído en una situación de endeudamiento excesivo, éste problema también se ha dado de manera significativa en otros sectores afectados de forma más lateral. El informe del Banco de España señala de forma explícita que "la flexibilización del programa de ayudas en su aplicación por parte de las CCAA podría mitigar este riesgo", en línea con lo que han solicitado las propias comunidades autónomas que han observado como los CNAE sectoriales definidos desde la Vicepresidencia de Asuntos Económicos no daban respuesta a la situación de empresas estratégicas en sus territorios que atravesaban problemas de solvencia.

Hacia una estrategia de 'rescates empresariales'

No se trata sólo de dar más dinero. El informe del Banco de España advierte de que todavía persiste un riesgo relevante de que el tejido productivo del país pierda a empresas, sobre todo microempresas y empresarios individuales, con futuro, pero a las que la crisis ha llevado a una situación casi insostenible y que ese riesgo se podría limitar, si no eliminar, adoptando una serie de medidas regulatorias, que el supervisor lleva meses reclamando sin demasiado éxito. Por ejemplo, mediante la aprobación de un paquete de incentivos en forma de facilidades administrativas y fiscales para que el capital privado se anime a entrar en esas empresas con problemas transitorio de solvencia. El supervisor plantea en ese sentido eliminar el sesgo fiscal que favorece el endeudamiento financiero sobre la capitalización interna de la compañía, que no goza del carácter deducible de los intereses de la financiación bancaria.

Otro plano de actuación estaría en la largamente esperada reforma de la legislación concursal, que la Comisión Europea obligaba a tener para el mes de julio, pero que el Ejecutivo ha decidido dilatar hasta final de año mientras impide artificialmente la caída en concurso de acreedores de cerca de 50.000 empresas mediante el controvertido encadenamiento de moratorias concursales. El Banco de España entiende que tan importante como asegurar un futuro a las empresas solventes sobreendeudadas es sacar del tejido productivo a aquellas que son inviables y que podrían estar consumiendo recursos públicos, capital humano y financiación privada que estarían mucho mejor empleados en aquellas empresas que sí tienen futuro.

La reasignación eficiente de recursos es uno de los mantras que ha mantenido el Banco de España y, más en concreto, el gobernador Pablo Hernández de Cos durante los últimos meses, sin que hasta la fecha su insistencia se haya visto reflejada de forma evidente en una reforma concursal que facilite la salida del mercado de los proyectos empresariales inviables y que facilite la supervivencia de aquellas en problemas, que en el actual marco regulatorio se ven 'condenadas' por la dilación de los procesos y también por el blindaje de los créditos públicos - las deudas con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social -, que la institución aboga también por eliminar de la futura Ley Concursal.

El riesgo de una cicatriz permanente en el mercado laboral

Otro de los focos de preocupación que aflora en el Informe Anual del Banco de España es la posibilidad de que la crisis se traduzca en una cicatriz permanente sobre el mercado de trabajo que arrastre a cientos de miles de trabajadores a una situación de estancamiento en el desempleo. El análisis del supervisor detecta que la pandemia ha podido traer consigo cambios de calado en el comportamiento de los agentes que podrían impactar de lleno sobre el mercado laboral, además en ámbitos especialmente intensivos en mano de obra.

Detecta fundamentalmente dos. La posibilidad de que los confinamientos sucesivos de los últimos meses hayan forzado un cambio permanente en los patrones de ocio y esparcimiento de los ciudadanos que podrían afectar a la hostelería y a la industria del ocio. A la vista de los datos de consumo energético, los analistas del Banco de España han detectado que los toques de queda han forzado cambios en los hábitos de consumo de los ciudadanos, que parecen más propensos a quedarse de noche en casa, aún cuando esas restricciones se levantan, es decir, de forma voluntaria. La consolidación de ese proceso a futuro podría tener consecuencias severas sobre el sector de la hostelería y sobre la industria del ocio, con efectos en el empleo, advierten.

El otro foco de riesgo para el empleo es que la pandemia haya acelerado la tendencia a la automatización y robotización de los procesos y, como consecuencia de ello, la anunciada tendencia a la sustitución de mano de obra humana por máquinas. Los analistas del Banco de España creen que esa tendencia puede tener efectos relevantes sobre el mercado de trabajo a corto plazo salvo que las políticas activas de empleo sean capaces de revertir en parte ese efecto, recolocando a los trabajadores expulsados del mercado laboral en otros sectores más productivos y pujantes.

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