Las candidaturas, antes del 25 de junio

Calviño deja a Sánchez la decisión sobre su candidatura a presidir el Eurogrupo

"Será una decisión de país", aclara la vicepresidenta de Asuntos Económicos, que observa su favoritismo en las quinielas como un reconocimiento al trabajo realizado por España.

Fotografía Nadia Calviño, en Moncloa / EFE
Fotografía Nadia Calviño, en Moncloa / EFE

"Esta tarde Mario Centeno - el presidente saliente del Eurogrupo - nos explicará cómo va a ser el procedimiento para la elección del nuevo presidente y a partir de ahí España valorará las alternativas y tomará una decisión, una decisión que todavía no se ha adoptado. Será en todo caso una decisión del Gobierno de España y se tomará teniendo en cuenta el interés general". La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha dejado en el tejado de Pedro Sánchez la decisión última respecto a una eventual candidatura española para la Presidencia del Eurogrupo, que situaría a la vicepresidenta económica en uno de los puestos más críticos y con mayor visibilidad dentro de la Unión Europea.

Sánchez tiene dos semanas para decidirse. El presidente saliente, el portugués Mario Centeno, ha precisado tras la reunión del Eurogrupo el procedimiento que desembocará en la elección del nuevo presidente del club. Los aspirantes tienen hasta el próximo 25 de junio para presentar ante el Consejo la carta motivada - 'motivation letter'- que respaldará su candidatura al cargo, que se resolverá en los primeros días de julio, como máximo antes del día 12 de julio en que vencerá el mandato de Centeno. Quince días por tanto para tomar la decisión y algo menos de un mes para recabar los apoyos necesarios para que Calviño presida el órgano de decisión de la Europa del euro en un periodo crítico: el de la reconstrucción europea tras los devastadores efectos de la Covid-19, que han afectado particularmente a los países del sur, como España e Italia.

En su primera comparecencia pública tras oficializarse la renuncia del ministro portugués de Finanzas Mario Centeno a un segundo mandato al frente del comité informal pero extraordinariamente influyente que reúne a los países del euro y escasos minutos antes de conectarse a la reunión del Eurogrupo, Calviño ha capeado el temporal de preguntas sobre el particular de los medios de comunicación manifestando su voluntad de "no especular" en relación a un proceso que se abrirá este mismo jueves y remitiendo al presidente del Gobierno la decisión última sobre la posición, activa o pasiva, que adoptará el Ejecutivo en este proceso. 

"Será en todo caso una decisión de país", ha insistido la vicepresidenta de Asuntos Económicos, que aparece como favorita en la mayoría de las quinielas que ya han empezado a circular por Bruselas y por el resto de Europa respecto a la sucesión de Mario Centeno. Calviño ha guardado silencio respecto a si la representación española en Bruselas ya ha empezado a moverse para captar posibles apoyos para su candidatura o sobre si el Gobierno ha entablado ya algún tipo de contacto formal al más alto nivel para allanar el camino de la vicepresidenta al sillón de mando del Eurogrupo, movimientos ambos que sí se ejecutaron el pasado mes de enero cuando empezó a plantearse la posibilidad de que Centeno no siguiera en el cargo.

Respecto a ese eventual favoritismo en la carrera sucesoria, Nadia Calviño se ha limitado a valorarlo como "positivo" y a entenderlo como un reconocimiento al trabajo realizado por España en los últimos meses para configurar una red de cobertura europea contra los efectos de la pandemia sobre los países de la UE. Ha sido en el curso de esa argumentación del relevante papel jugado por España en estas últimas semanas cuando ha dejado la única señal de una posible candidatura, al reivindicar "con toda la humildad" la relevancia del papel que ha jugado el Gobierno de España a la hora de tratar de poner en marcha una solución paneuropea a la pandemia. 

La vicepresidenta, de hecho, acababa de abandonar en el momento de hacer esas declaraciones la reunión anual del Consejo del Mecanismo Europeo de Estabilidad, el célebre y temido MEDE, en la que se ha acordado el procedimiento de distribución de los 240.000 millones de euros en préstamos que el MEDE pondrá a disposición de los países, sin condicionalidad alguna, para paliar las tensiones financieras generadas sobre los sistemas sanitarios públicos por el coronavirus. Es lo que la vicepresidenta Calviño ha dado en llamar el 'escudo para las Administraciones Públicas', que supone la tercera pata del plan de choque acordado hace ya cerca de dos meses por los países del euro y que incluye también el 'Sure' -el mecanismo dotado por 100.000 millones de euros para financiar los ERTE y figuras similares- y el programa de apoyo del BEI a las empresas solventes con problemas de tesorería.

Ese papel protagonista reivindicado por Calviño tras lustros de discreción en la segunda fila de la UE a la espera de lo que se decidiera en el eje Berlín-París es el principal argumento de España para 'reclamar' una de las posiciones clave en la estructura económica de la Unión Europea. Desde el propio Gobierno se deslizan también - con la boca pequeña, dicho sea de paso - los 'contras' que tendría la designación de la vicepresidenta de Asuntos Económicos como presidenta del Eurogrupo, al introducir un 'elemento de distracción' en un contexto en el que el Gobierno se va a ver exigido a sentar las bases de una reconstrucción económica que en el mejor de los casos, según apunta al consenso de los analistas, llevará a España a un nivel de PIB similar al de antes del coronavirus en la recta final de la legislatura y probablemente con una tasa de desempleo bastante superior.

"La situación ha cambiado mucho de enero a aquí", recalcan desde el Gobierno...que también admite que arbitrar los debates del Eurogrupo en un momento en el que se han reabierto viejas heridas entre los países frugales y los países del sur es una oportunidad que no conviene despreciar. Calviño conoce el camino para hacerlo con éxito. No ha ahorrado elogios a Mario Centeno, cuyo pulso y capacidad de negociación consiguieron sacar adelante el plan de choque de 540.000 millones de euros pese a la oposición frontal y pública de los 'frugales'. 

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