Un riesgo para la Eurozona

La debilidad de las previsiones chinas amenaza con alargar la parálisis alemana

El Banco Mundial constata que el crecimiento de la segunda economía del planeta, principal socio comercial de Berlín, ha perdido impulso y no prevé que su PIB avance más allá del 4,5% ni este ni el próximo ejercicio

El canciller alemán, Olaf Scholz, en Bruselas
El canciller alemán, Olaf Scholz, en Bruselas
DPA vía Europa Press

El Banco Mundial ha lanzado un jarro de agua fría a Alemania en particular y a la Eurozona en general, tras confirmar el lunes que el crecimiento de la economía china ha perdido impulso y no avanzará más allá del 4,5% ni este ni el próximo ejercicio. La debilidad del primer socio comercial de Berlín y de uno de los de referencia para el área del euro amenaza con prolongar el parón del PIB germano. La locomotora europea habría entrado en recesión técnica en el primer trimestre, tras encadenar dos consecutivos de contracción, de acuerdo con los cálculos que maneja su banco central, el Bundesbank. Entre octubre y diciembre ya se contrajo un 0,3%.

Lo hizo lastrada por los elevados costes de la energía -que se han convertido en uno de sus principales quebraderos de cabeza tras la invasión rusa de Ucrania-, por la demanda más débil del gigante asiático y a nivel global y, sobre todo, por el alza de los tipos de interés que aplicó el Banco Central Europeo (BCE) hasta situar el precio del dinero en el 4,5%, su nivel más alto desde que existe el euro. La confluencia de estos tres factores supuso un varapalo para el consumo, las exportaciones y para la producción industrial del país. Los hogares alemanes tuvieron que hacer frente a una inflación media del 5,9%, frente al 3,4% que soportaron los españoles. 

Alemania es especialmente sensible al debilitamiento de la economía china. El Banco Mundial prevé que la actividad del país se desacelere hasta el 4,5% este año (desde el 5,2% registrado en 2023) y hasta el 4,3% el próximo, ante la caída de la inversión inmobiliaria, que ha venido siendo uno de los motores de su expansión a lo largo de las últimas décadas. El país no termina de dejar atrás la crisis del 'ladrillo', por un lado, y por otro la demanda de las familias sigue sin tirar, lo que se traduce en una elevada tasa de ahorro que pone más trabas al crecimiento.

La venta de viviendas acumula tres ejercicios a la baja, con una caída interanual del 30% en metros cuadrados residenciales vendidos. La población ha disminuido en 2,9 millones de habitantes en los dos últimos años. En 2023 sólo hubo nueve millones de nacimientos, la cifra más baja de los registros que se remontan a 1950, y la población en edad de trabajar lleva cayendo desde 2017, recuerdan desde la gestora estadounidense Federated Hermes. "China apunta a hacer la transición hacia una senda de crecimiento más equilibrada, pero la búsqueda para impulsar motores de demanda alternativos está resultando difícil", advierte el Banco Mundial en un informe que recoge Europa Press.

Primer socio comercial por octavo año consecutivo

La oficina de estadísticas germana (Destatis) confirmó recientemente que China volvió a ser el principal socio comercial de Alemania en 2023 por octavo año consecutivo. Los dos países se intercambiaron bienes por valor de 254.100 millones de euros. De ahí que el enfriamiento de la actividad china haga mella en la mayor economía europea, cuyos cinco principales institutos económicos también han revisado notablemente a la baja sus previsiones para el año en curso. De hecho, estiman que la locomotora apenas crecerá un 0,1% este ejercicio, frente al 1,3% que habían calculado en otoño.

Por detrás de China se situaron como principales socios Estados Unidos, con un volumen comercial de 252.6000 millones y Países Bajos con un volumen de comercio exterior de 220.400 millones de euros. Actualmente, la producción automovilística germana se enfrenta a la feroz competencia de los vehículos eléctricos chinos. A la vez, el país también se enfrenta a nuevas obligaciones relacionadas con la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, lo que hace que las empresas lleven a cabo sus inversiones al otro lado del Atlántico y no en su territorio. 

Un lastre para el resto de la Eurozona

La alemana sería la economía más expuesta a una guerra comercial que, muy probablemente, se reanudaría con Estados Unidos en caso de que Donald Trump fuera reelegido, advierte François Rimeu, estratega senior de la gestora La Française AM. Y a todo lo anterior se suman una productividad a la baja y un mercado laboral prácticamente en situación de pleno empleo en el que las empresas encuentran importantes dificultades para cubrir sus vacantes, lo que puede elevar la presiones por el lado de los salarios. 

Alemania parece incapaz de salir de su estancamiento, con un avance de su PIB prácticamente nulo en los cuatro últimos años, en los que España o Italia ven cómo sus economías han crecido de media alrededor del 4%. Su debilidad se ha visto compensada solo en parte por el tirón de ambos socios, de modo que el PIB de la Eurozona apenas creció un 0,4% el pasado ejercicio. Es ese peso en la economía del conjunto de la región lo que hace temer que su enfriamiento se contagie y pase a convertirse en una pulmonía. 

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