Nuevos nombramientos

España aspira a ganar peso en el 'baile' de sillones económicos que prepara Europa

La candidatura de Nadia Calviño al BEI y la de Margarita Delgado al supervisor del BCE, lideran las opciones nacionales de acceder a nuevos cargos de relevancia a las puertas de un año electoral en la Unión

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño
Europa Press

Vienen meses de cambios y movimientos en buena parte de los principales puestos de responsabilidad dentro del organigrama político y económico de la Unión Europea. Las elecciones al Europarlamento, que se celebrarán del 6 al 9 de junio del próximo año, permitirán constituir una nueva Comisión y repartir, además, cargos muy relevantes dentro de las instituciones comunitarias. Antes, el 1 de enero, tendrá que producirse el relevo en la dirección de entidades de tanto calado como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) o el Mecanismo Único de Supervisión (MUS). Las candidaturas para dirigir ambas instituciones de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y de la subgobernadora del Banco de España (BdE), Margarita Delgado, encarnan el esfuerzo a nivel de país por ganar peso en el 'baile' de sillones económicos que se avecina.

El momento no puede ser más oportuno, puesto que a partir del 1 de enero se presupone que el despliegue de los fondos europeos será una realidad más palpable en todo el bloque, las reglas fiscales estarán de nuevo en vigor (el objetivo es aprobar el nuevo marco antes de que concluya la presidencia española del Consejo, este semestre, para que empiecen a aplicarse lo antes posible) y con el proceso de transformación del modelo productivo y energético de los Veintisiete también en marcha y afianzándose. 

En el caso de la 'número dos' del Gobierno en funciones tiene a la danesa Margrethe Vestager, comisaria de Competencia y azote de las grandes tecnológicas, como principal rival para suceder al alemán Werner Hoyer al frente del BEI. Sin embargo, nos son las únicas aspirantes en liza, puesto que el italiano Daniele Franco, que fue titular de Finanzas del gobierno tecnócrata de Mario Draghi, y los actuales vicepresidentes de la institución (la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Östros) también compiten por el cargo.

Fuentes de Asuntos Económicos recuerdan que el BEI es una institución absolutamente estratégica para España y para Europa, con un papel fundamental en la financiación de inversiones públicas y privadas y en la de grandes proyectos, y que su labor cobrará más relevancia aún en el futuro a la hora de apoyar con liquidez toda la transformación de la economía europea y su reindustrialización en clave verde. España "hace una apuesta fuerte" con esta candidatura, que da las "máximas opciones" de éxito y podría permitir al país lograr por primera vez en su historia la presidencia del Banco Europeo de Inversiones, señalan. 

El Ejecutivo dio recientemente al BEI la gestión y fiscalización de los 20.000 millones de euros que las autonomías podrán obtener del total de 84.000 millones en créditos de los fondos NGEU a los que aspira España. En el caso de Margarita Delgado, que parte con muchas opciones de suceder a Andrea Enria al frente del MUS, compite con la vicepresidenta del Bundesbank alemán, Claudia Buch. Actualmente, dos españoles ocupan puestos de relevancia en el ámbito de la supervisión financiera. Luis de Guindos, mano derecha de Christine Lagarde en el BCE (y cuyo cargo de vicepresidente no expira hasta 2026) y José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA).

El papel que nos corresponde como cuarta economía europea

Consideran, además, las mismas fuentes que con ella culmina el esfuerzo que que se ha hecho los últimos para que el país tenga una voz fuerte e influencia a nivel internacional y pueda ponerse en el papel que le corresponde como cuarta economía de la Unión Europea. Si la candidatura de Calviño fructifica sería la primera vez que una mujer y una española se colocan al frente del BEI -previamente la institución ha tenido siete presidentes, todos hombres y ninguno español-. En cualquier caso en Castellana 162 la aceptación de la candidatura se interpreta como un espaldarazo a la política económica que se ha venido desarrollando durante estos cinco años.

A las puertas de una nueva cita ante las urnas, a la Unión Europea, y a la Eurzona en particular, les esperan unos meses decisivos en lo económico, en plena batalla contra la inflación por parte del BCE y cuando las principales economías dan síntomas claros de agotamiento. El frenazo ya no solo afecta al sector industrial, sino que empaña también las cifras del sector servicios, que ha venido tirando de la actividad en la recuperación a dos velocidades que venía dándose tras el impacto de la pandemia, primero, y de las crisis energética y por el alza de precios y la invasión de Ucrania, después. 

Que los cambios políticos no empañen los retos económicos

El papel de la política fiscal, y por lo tanto, del buen uso de los fondos Next Generation (NGEU) es clave, una oportunidad única para incrementar la productividad y por lo tanto, el potencial de crecimiento de la Eurozona a medio plazo, apunta a 'La Información' Rosa Duce, directora de Inversiones de Deutsche Bank España. "Los próximos cambios políticos en algunas instituciones europeas no debería empañar este proceso", añade. Muy crítico con los movimientos que se avecinan se muestra Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis. "Los cambios en las cúpulas no generarán grandes diferencias en estrategias, ya que todos los candidatos son de perfil político y reacios a despegarse de un consenso que no ha ayudado a que la UE crezca", asegura a este diario.

En su opinión La Unión Europea se enfrenta a un 2024 "complicado", con unos fondos NGEU que, desde su punto de vista, han fracasado porque no han generado "ningún efecto multiplicador" y señala tres grandes temas que siguen sin resolverse: la crisis energética que se dio por terminada solo por un invierno suave, el problema tecnológico (ya que Bruselas está perdiendo una carrera que EEUU y China lideran) y el problema del crecimiento, dado que la economía del bloque se mantiene estancada con una inflación alta. 

En este sentido, Rosa Duce advierte de que los riesgos de una fuerte desaceleración de la actividad se mantienen de cara a los últimos meses del año e incide en que, si el sector empresarial sigue manteniendo su debilidad, y no sólo en la industria (donde además la competitividad sigue cayendo) sino también en los servicios (tal y como han mostrado los datos de PMI del mes de agosto), el peligro de que se produzca un estancamiento irá aumentando.

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