Nada más llegar al cargo, el director general de la Agencia Tributaria, Jesús Gascón, creó una nueva unidad formada por 200 inspectores- la Unidad Central de Coordinación del Control de Patrimonios Relevantes - dentro de la estructura de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude, con los objetivos declarados de crear un censo completo de obligados tributarios de alta capacidad económica, delimitar los riesgos de su comportamiento fiscal y los fraudes fiscales específicos, y de estudiar y desarrollar los mecanismos de investigación y selección adecuados para detectar dichos comportamientos de riesgo. En 2019 esa nueva estrategia de lucha contra del fraude ha permitido incrementar un 78% las actuaciones de control sobre grandes patrimonios y elevar un 75% las liquidaciones practicadas a ese segmento, que en un solo año han pasado de suponer 348 millones de euros a dispararse hasta los 608 millones de euros. Un dato importante: ésas son las liquidaciones que se practican, lo cual no las convierte en ingresos efectivos para las arcas de la Hacienda Pública. Pueden recurrirse y ser anuladas por los tribunales y de hecho en un porcentaje no pequeño de los casos acaben desactivándose en todo o en parte.
Una de las estrategias que la nueva unidad ha llevado a cabo es la identificación de proveedores de bienes y servicios de lujo. En este periodo la Agencia Tributaria ha clasificado 570 firmas de referencia a las que los grandes patrimonios del país acuden para adquirir artículos de lujo o recibir determinados servicios solo reservados a contribuyentes de alta capacidad económica ¿Qué ha buscado la Agencia Tributaria con esta estrategia? Poner el foco en las operaciones realizadas por estas firmas y a partir de ahí y con herramientas de minería de datos ponerlas en relación con los gastos de contribuyentes de alta capacidad económica. El cruce de esa información trata de detectar irregularidades fiscales, como por ejemplo la ocultación de patrimonio de naturaleza personal en sociedades instrumentales. A juzgar por los resultados obtenidos en 2019, la estrategia se ha revelado exitosa.
La vigilancia de la Agencia Tributaria en este campo alcanza a clubes privados, gestores de inversión de grandes patrimonios, joyerías, galerías de arte, casas de subastas, centros de ocio...establecimientos cuya clientela tiene un perfil muy determinado de elevada capacidad adquisitiva. "A partir del análisis de estos proveedores, la Unidad obtiene información que está
resultando muy útil para detectar los destinatarios directos de esos bienes y servicios de lujo y, una vez detectados, aflorar irregularidades fiscales de grandes fortunas y también patrimonios directamente ocultos detrás de sociedades instrumentales, a efectos tanto de regularizar los incumplimientos como de asegurar el cobro de las deudas por parte del Área de Recaudación", explica la Agencia Tributaria.
El trabajo de la unidad ha permitido poner en práctica otras estrategias igualmente exitosas. Los 'sabuesos' de la Inspección han peinado también los usos de tarjetas de crédito y las facturas de las empresas de suministros de grandes fortunas que declararon en su día haber trasladado su residencia a otro país para chequear la fiabilidad de esa declaración de expatriación e igualmente y han utilizado sus potentes sistemas informáticos para desbrozar los entramados societarios tras los que se esconden las grandes fortunas para proteger de forma irregular su patrimonio de la mirada indiscreta de la Inspección de Hacienda.
La nueva estrategia de control sobre grandes patrimonios ha sido clave para mejorar los resultados de la lucha contra el fraude de 2018. Las actuaciones de prevención y lucha contra el fraude fiscal desarrolladas por la Agencia Tributaria en 2019 levantaron 15.715 millones de euros, un 4,1 % más, la mayor parte (15.101 millones) correspondieron a resultados directos de las actuaciones de la Agencia y el resto (613 millones) a declaraciones fuera de plazo sin requerimiento previo. Los resultados de la lucha contra el fraude continúan mostrando una foto un tanto ficticia de la realidad, ya que trasladan el monto total de las liquidaciones practicadas por la Administración Tributaria, no los ingresos reales obtenidos e ingresados de forma efectiva en las arcas públicas. Ese monto total se ve reducido después por los recursos planteados por los contribuyentes, los retrasos o impagos de contribuyentes y otra serie de circunstancias que hace que los ingresos reales para las arcas públicas sean bastante inferiores.
A lo largo de 2019, la Agencia Tributaria realizó 1,66 millones de actuaciones de control sobre tributos internos, la inmensa mayoría de comprobación (1,61 millones), de entre las que destaca el aumento de las comprobaciones a grandes empresas (20.144, un 8,6 % más) y análisis de información (11.496, un 19,65 % más), informa EFE.
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