La inflación subió en agosto por segundo mes consecutivo. Lo hizo tres décimas en tasa interanual hasta el 2,6% debido, sobre todo, al aumento de los precios de los carburantes -venían de bajar en el mismo mes de hace un año- en plena temporada estival y con los efectos de la sequía y de las elevadas temperaturas muy presentes en la cesta de la compra. El octavo mes del año suben también los precios de la electricidad, y lo hacen con más fuerza de lo que se encarecían el pasado ejercicio. En términos mensuales, la tasa de IPC se habrían incrementado cinco décimas en relación a julio.
La inflación venía de tocar un suelo en el 1,9% el pasado mes de junio, sin embargo la escalada del precio de la gasolina coincidiendo con los desplazamientos por el verano ha sido determinante los dos últimos meses. El dato definitivo servirá para confirmar, además, en qué medida han persistido las tensiones sobre los alimentos y bebidas no alcohólicas, cuyo precio volvió a tensionarse el mes pasado, cuando escaló un 10,8%.
El dato que ha avanzado este miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE) constata que la inflación subyacente, que excluye de su cálculo los alimentos frescos y la energía y tiende a reflejar tensiones más estructurales de los precios, se habría moderado una décima hasta el 6,1%. Es este indicador el que más preocupa al Banco Central Europeo (BCE) que, como ha venido dejando claro su presidenta, Christine Lagarde, se mantiene inquebrantable en su lucha contra la inflación y no descarta seguir subiendo los tipos de interés para hacerle frente, aunque esto provoque un enfriamiento mayor de la economía.
Es, de hecho, lo que ya está sucediendo, como confirman el estancamiento de Alemania en el segundo trimestre del año o los malos datos de PMI (índices de gerentes de compra) del mes de agosto, que apuntan a una contracción del PIB de la Eurozona del 0,2% en el tercer trimestre. El motivo, al parón de la industria se está sumando también el frenazo del sector servicios, que había sido el que venía liderando la recuperación. Esto ha permitido a España y a otros países del Sur de Europa liderar la recuperación de la crisis energética e inflacionaria agravadas por la guerra en Ucrania.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos inciden en que España se consolida como uno de los países de la zona euro con una menor inflación, tras bajarla cerca de ocho puntos en el último año. Esto favorece la competitividad de las empresas españolas, la ganancia de cuota de mercado y el aumento del poder adquisitivo de los salarios. Sostienen, además, que las medidas de política económica hacen que España tenga uno de los mayores niveles de crecimiento económico con menores niveles de inflación de toda la Unión Europea.
El reto del BCE: elegir entre precios y crecimiento
El Instituto Nacional de Estadística hará público el dato definitivo de IPC el próximo 12 de septiembre. Antes, este mismo jueves, Eurostat -la oficina de estadísticas europea- dará a conocer su propio avance de la inflación de agosto en la Eurozona. Este dato servirá al BCE como argumento para decidir si finalmente se toma una pausa o no en el aumento de tipos que ha venido aplicando sin descanso, el más agresivo desde su creación.
Las cifras conocidas este miércoles indican que va a ser muy complicado el ajuste hacia abajo de la inflación y, si los datos en la eurozona son similares, los tipos de interés van a seguir subiendo en la reunión de septiembre del BCE, en opinión de Javier Molina, analista senior de mercados para eToro. "Estamos en la disyuntiva entre crecimiento, control de la inflación y subidas de tipos", asevera.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios