La mayor caída interanual de los precios energéticos (del 11,5%, dos décimas más que el mes anterior) y el menor aumento del coste de los alimentos, bebidas alcohólicas y tabaco han permitido que la inflación de la Eurozona tocase en noviembre su nivel más bajo en veintiocho meses. La tasa anual de IPC se sitúo el mes pasado en el 2,4% entre los países que comparten el euro, cinco décimas por debajo del mes previo, según ha confirmado este martes la oficina de estadísticas europea, Eurostat. Hace un año era del 10,1%.
El dato sólo calma los ánimos en parte, como dejó claro el Banco Central Europeo en su última reunión del año. De hecho, la entidad volvió a incidir en que las tensiones sobre los precios no se han disipado y en que los tipos se mantendrán en niveles alto más tiempo de lo previsto inicialmente.
En noviembre, la mayor contribución a la inflación provino de los servicios (que aportaron 1,69 puntos), seguidos de la alimentación, el alcohol y el tabaco (1,37 puntos), de los bienes industriales no energéticos (0,75 puntos) y de la energía (-1,41 puntos).
Con estos datos, Eurostat confirma su estimación preliminar para el área del euro también en lo que respecta a la inflación subyacente, que excluye de su cálculo los precios de la energía y los alimentos frescos por ser los más volátiles, y que suele apuntar a tensiones más estructurales. Esta tasa cayó seis décimas en comparación con el año previo, hasta el 3,6%. Por otra parte, los alimentos no elaborados se encarecieron de media un 6,3% en la región.
En lo que respecta al conjunto de la Unión Europea el IPC general se situó el mes pasado en el 3,1%, registrando las tasas anuales más bajas de inflación Bélgica (-0,8%), Dinamarca (0,3%) e Italia (0,6%) y situándose en el lado opuesto Chequia (8,0%), Hungría (7,7%), Eslovaquia y Rumanía (con el 6,9% en ambos casos). En comparación con octubre, la inflación anual bajó en veintiún Estados miembros, se mantuvo estable en tres y subió en tres.
