Presiones salariales

La inflación de servicios en los países del Norte aleja más la rebaja de tipos del BCE

Junto con los de los alimentos (13,5%), los precios de los servicios (+5,2%) han sido los que más han empujado al alza la cesta de la compra en el conjunto de países que comparten moneda por su mayor contribución al IPC.

Billetes de euro.
La inflación de servicios en los países del Norte.
Foto de Markus Spiske de Pexels.

La fotografía que han dejado los indicadores publicados esta semana por Eurostat, la oficina de estadísticas comunitaria, viene a confirmar dos ideas: la economía de la eurozona aguanta el tirón contra viento y marea -se ha mantenido en positivo con un leve avance del 0,1% pese a las turbulencias financieras, al encarecimiento de los costes de financiación o al alza de precios- y el dato de inflación vuelve a señalar tensiones más persistentes y profundas de lo que los principales organismos habían previsto. La tasa anual de IPC subió una décima el mes pasado al 7%, mientras que la subyacente apenas se moderó al 5,6%, por lo que se mantiene en niveles problemáticos para el Banco Central Europeo (BCE). 

Junto con los de los alimentos (+13,5%), los precios de los servicios (+5,2%) han sido los que más han empujado al alza la cesta de la compra el último mes en el conjunto de países que comparten moneda. Sin embargo, esta última variable -ligada muy estrechamente a la evolución de los salarios- no se está comportando igual en todo el territorio. Esa inflación de los servicios se sitúa muy por encima de la media en Austria, Bélgica y los Países Bajos, frente a la relativa moderación que se observa en los estados del Sur de Europa. En Alemania, otro de los socios de la línea más ortodoxa, su sector público ha negociado aumentos salariales equivalentes al 5% anual durante dos ejercicios y el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) subió desde el pasado mes de octubre de 9,8 a 12 euros. 

El problema de que las tensiones inflacionistas persistan en el Norte es que el BCE puede optar por seguir subiendo los tipos después de este verano, tal y como advierte Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers. En su opinión, esto podría crear "algunas fricciones políticas". Moëc sospecha que esta divergencia en la dinámica de precios puede deberse a que los países del arco Mediterráneo, especialmente castigados por la crisis financiera y de deuda, tienen bien interiorizada la "moderación de los precios" tras una larga década de ajustes y sacrificios. A su juicio, este largo periodo puede haber formado un "habitus" en la fijación de precios que, incluso en el reciente periodo de perturbaciones, "puede haber convencido a productores y minoristas de proceder con cautela en la transmisión de los costes de los insumos a los precios finales", señala.

La Comisión Europea había estimado que la presión "persistente" de los precios de los alimentos y de los servicios se haría sentir sobre todo en la primera mitad de este año, un escenario que cada vez parece menos evidente. En el caso español, la tasa anual de IPC armonizado -que es la referencia que se toma en Europa para poder hacer la comparativa entre países- se mantiene entre las más bajas también en abril, cuando se situó en el 3,8%. La tasa general de inflación se aceleró en el país hasta el 4,1% desde el 3,3% que venía de marcar en marzo, fundamentalmente por el efecto base inverso que se aprecia en la energía. Funcas, entre otras organizaciones, ya había venido advirtiendo de que lo que resta de año España estaría afectada por una inflación de dientes de sierra precisamente por este motivo.

El aumento de los costes de financiación ya tiene repercusiones

Un escenario de tipos al alza por más tiempo en la zona del euro puede nublar más el horizonte económico para la región. El fuerte aumento de los costes de financiación se refleja en unas normas más estrictas para la concesión de préstamos bancarios, como ha mostrado la Encuesta sobre Préstamos Bancarios publicada recientemente por el BCE. Sin embargo, no sólo la oferta de crédito está bajo presión. La demanda de préstamos por parte de las empresas, la financiación hipotecaria y el crédito al consumo también están disminuyendo. "Este es otro aspecto que se reflejará en el debilitamiento de la actividad económica en los próximos trimestres", advierte Philipp E. Bärtschi, CFA, director de inversiones de J. Safra Sarasin Sustainable AM.

Ante un escenario de este tipo, en el que la contracción del crédito sigue su curso, el riesgo para los márgenes de las empresas es relevante, en opinión de François Rimeu, estratega senior de La Française AM. "Puesto que estamos al final del ciclo, el riesgo de accidente financiero sigue presente y las consecuencias de la crisis bancaria aún no están claras", puntualiza el experto. Tras la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE (en la que el emisor elevó los tipos de referencia hasta el 3,75%), la presidenta Lagarde insistió en que la inflación sigue siendo demasiado alta y en que la presión salarial se ha fortalecido, por lo que son necesarias nuevas subidas del precio del dinero. Los expertos prevén, en principio, un incremento de otros 0,25 puntos básicos el próximo 15 de junio. 

No será el único y en un periodo en el que la política fiscal europea seguirá siendo "laxa" a lo largo de la presente década, fundamentalmente por el empuje de los Fondos Nex Generation EU, los tipos de interés de equilibrio (aquellos que sitúan el crecimiento de la economía en su potencial y que, a la vez, estabilizan el comportamiento de los precios) serán más altos y la inflación seguirá presionando al bolsillo de los consumidores. Es la principal conclusión que esbozaba esta misma semana en un informe a los inversores el estadounidense Goldman Sachs, el banco de inversión más grande del mundo. 

Mostrar comentarios