Un escenario cambiante con una reforma pendiente

La viudedad, una pensión en extinción que en Europa ya se reformó en los 90

La renta determina las prestaciones de viudedad en Alemania y Francia. En este país, en Bélgica y Noruega se ha elevado la edad para cobrar esta prestación. En España, no están previstos cambios a corto plazo.

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EUROPA PRESS

Las pensiones de viudedad se han convertido, desde que nacieron hace ya 66 años, en una de las piezas clave del Estado de Bienestar. Su principal objetivo era cubrir las necesidades de las mujeres sin trabajo -la mayoría en aquel momento- que después del fallecimiento de su marido quedaban sin medios económicos para seguir adelante y mantener a su familia. Las primeras nóminas de esta prestación apenas suponían 125 pesetas y, además, no se empezaba a cobrar hasta los 65 años, con el requisito de haber contraído el matrimonio diez años antes de la muerte del marido.

A partir de 1967, el primer requisito desaparece, y la pensión viudedad se convierte en un derecho pleno, con algunos matices. En aquel momento incluso las mujeres la podían perder si mostraban una conducta deshonesta o inmoral, algo que lógicamente ha desaparecido, aunque algunas de las cláusulas recogidas todavía se mantienen más de cinco décadas después. En la actualidad, la prestación es compatible con cualquier trabajo por cuenta ajena o propia y con las pensiones de jubilación o invalidez del superviviente y a fecha de hoy hasta 750.000 viudas y viudos están cobrando dos prestaciones, que en total no pueden sumar más de 2.707 euros.

¿Pero hasta que punto sigue siendo necesaria hoy una prestación pensada para las viudas que se quedaban sin ingresos? El desembarco de las mujeres en el mercado laboral ha cambiado drásticamente el panorama, pese a que circunstancias como el cuidado de hijos y mayores, que todavía a día de hoy sigue recayendo mayoritariamente entre las mujeres, hagan que su vida laboral sea más corta y por tanto sus pensiones menores; sean protagonistas del empleo parcial; trabajen en puestos menos cualificados y que sus sueldos sean más bajos que los de los hombres en diversos sectores.

España tiene uno de los mayores gastos con respecto al PIB en pensiones de viudedad. Las reformas en Bélgica, Francia y Alemania, lo han recortado

Mientras que el número de pensiones de viudedad ha ido descendido durante las últimas décadas, las de jubilación han subido exponencialmente. Solo 62.695 hombres cobran una pensión de viudedad, frente a 1.528.032 y de estas, la mitad reciben también otra prestación contributiva. Las que no la perciben, que son realmente para las que estaría pensada esta paga, apenas cobran 758 euros de media y no han trabajado o lo han hecho durante un tiempo inferior a 15 años. Esta situación ha llevado a numerosos organismos, entre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a cuestionar que siga existiendo o al menos de la forma que funciona en países como España.

Desde los años 90, el gasto en pensiones en España ha ido aumentando por un espectacular incremento de la esperanza de vida entre las mujeres y por la extensión de esta prestación a los hombres y a todos los modelo de pareja y familia. Esto ha propiciado que España tenga uno de los mayores gastos con respecto al Producto Interior Bruto (PIB) de los países desarrollados, dónde ya implantaron reformas incluso hace dos décadas. En Francia, Bélgica y Alemania precisamente ha disminuido el gasto gracias a los cambios introducidos en esta prestación. 

Según destaca Leonor Fuster, catedrática por la Universidad Carlos III y doctora en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona, en un reciente artículo titulado 'Las pensiones de viudedad', los países europeos llevan a España un importante ventaja en la reforma de las prestaciones para viudos y viudas y llevan introduciendo cambios desde los años 90. Fuster describe al detalle el panorama español, destacando que todavía hay una brecha de género laboral y en las pensiones, que en muchos casos se ven compensadas con la prestación de viudedad, pero que la diferencia entre las cotizaciones entre hombres se va estrechando y en poco más de dos décadas casi la totalidad de las mujeres percibirán una pensión de jubilación y la de viudedad ya no será imprescindible para evitar la pobreza en la vejez.

La catedrática Fuster señala que algunos de los países europeos que iniciaron sus reformas en la década de los 90 optaron por valorar criterios de renta a la hora de conceder la prestación. Es el caso de Alemania y Francia. Este último país, como Bélgica, también ha contemplado un aumento de la edad en la que los beneficiarios empiezan a cobrar la pensión de supervivencia. En Noruega, destaca, se redujo la cuantía de la prestación para los menores de 55 años que no trabajen.

En Alemania, la pensión de matrimonio o compartida sustituye a la de viudedad, de forma voluntaria, desde 2002. No hay topes y se recibe el 50% del fondo común

En 2002, Alemania introdujo un nuevo sistema para calcular las pensiones de viudedad, que desde ese momento se llama de matrimonio, y que consiste en repartir la prestación. No hay tope máximo, como en la de viudedad, y se recibe el 50% de un fondo común como pensión de jubilación. Pese a todo, y dado que es voluntario, muchos han optado por seguir con la vieja pensión de viudedad. Sin embargo, tiene ventajas muy importantes, aunque parece claro que beneficia a los grandes cotizantes. Se puede mantener incluso cuando se produzca un matrimonio posterior y no tiene límites en cuanto a su cuantía. En principio, en la mayoría de los casos, saldría algo perjudicado, el cónyuge que más aporte, y beneficiado, de forma importante, el otro.

La fórmula más drástica para estas pensiones la tienen en Suecia, que por otra parte es un país modelo por su sistema, con cuentas nocionales, que ha conseguido controlar los gastos y garantizar las prestaciones. Allí, la pensión de viudedad no tiene carácter vitalicio y solo dura un año como máximo. Junto a esto, está condicionada a que el viudo no pueda trabajar, o por incapacidad o por edad. Sin embargo, esta supuesta desprotección queda cubierta con un sistema de planes de empleo, que en el país nórdico cubren a un numeroso número de trabajadores.

¿Qué es lo que planea el Gobierno sobre las pensiones de viudedad? Pese a que muchos organismos instan a una reforma o, al menos, repensar el actual sistema, la viudedad ha pasado de largo en el proyecto expuesto por los responsables de la Seguridad Social y cuyo primer bloque se pondrá en marcha el próximo año. El Ejecutivo tiene claro que el pago de la nómina de la viudedad no es un gasto impropio, por lo que se seguirá financiándose con las cotizaciones a la Seguridad Social, como la orfandad. También se equiparará el acceso a las pensiones de viudedad de las parejas de hecho con los matrimonios.

Pese a que la parte del león de las pensiones contributivas corresponde a las de jubilación, cuya nómina supone 7.322 millones de euros y representan el 72% del total, el gasto de las de viudedad se eleva a los 1.744 millones mensuales y suponen uno de cada seis euros del total de las prestaciones. A día de hoy, el 50% de las perceptoras no tendrían ingreso alguno por esa vía si se eliminasen las pensiones de viudedad. Junto a esto, sin estas prestaciones la brecha de género pasaría del actual 30% al 60%. Pese a todo, el panorama cambiará a medio plazo y estas prestaciones quedarán obsoletas. La reforma, profunda o no, está pendiente.

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