El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este martes que la economía española avanzó un 2,5% el año pasado, cinco veces más que la media de la Eurozona, en un contexto marcado por el alza de los tipos de interés -que se mantienen en máximos desde la creación del euro-, por la debilidad de las dos mayores economías de la región y por las tensiones geopolíticas. Lo hizo gracias al tirón del consumo, tanto público como privado, pero con la inversión productiva muy tocada por el escenario de incertidumbre que encaran las empresas.
En concreto el PIB pisó el acelerador entre octubre y diciembre, cuando creció un 0,6% en relación al trimestre previo, por encima del 0,4% al que lo había hecho en el tercero y del 0,5% que registró tanto en el primero como en el segundo. Los últimos meses del año. En términos interanuales la actividad avanzó un 2% en el último trimestre del año, una décima por encima del trimestre precedente (1,9%).
El gasto de los hogares, que se ha visto impulsado por los buenos datos de empleo y por la recuperación de poder adquisitivo -al moderarse la inflación y subir los salarios- explica en buena medida estos datos, como también lo hace el tirón de la demanda de las administraciones públicas.
Estadística apunta a que las horas trabajadas aumentaron un 2,8% interanual y el empleo en términos de ocupados mejoró un 3,9% –en comparación con el 1,9% y el 3,3% del trimestre previo–. A esto se suma el hecho de que el sector exterior haya aguantado en un contexto cada vez más complejo. Por el contrario, la inversión empresarial sigue sin recuperar aún los niveles previos al estallido de la pandemia de coronavirus.
En concreto, la demanda nacional (consumo e inversión) contribuyó con 2,1 puntos al crecimiento interanual del PIB, mientras que la aportación de la demanda externa fue negativa en una décima. En el caso de la primera, el gasto en consumo final de los hogares aumentó un 2,3%, casi dos puntos más que el trimestre previo, y el del sector público subió un 4,1%, seis décimas menos que en el tercer trimestre. No ocurrió lo mismo con la inversión productiva o formación bruta de capital, que cayó una décima tras frenar más un punto con respecto al trimestre anterior.
En lo que respecta al sector exterior, las exportaciones de bienes y servicios se elevaron un 1%, dos puntos más que en el tercer trimestre en un entorno en el que las empresas han ganado competitividad,. Mientras, las importaciones avanzaron un 1,7%, por lo que se aceleraron más de cuatro puntos en relación a cómo se comportaron entre julio y septiembre.
Desde el punto de vista de la oferta, todos los grandes sectores de actividad crecieron en relación al mismo trimestre del año anterior. La industria lo hizo un 1,8% (con un avance del valor añadido bruto de la industria manufacturera del) 2,9%; la construcción creció un 1,9% interanual, los servicios un 2,3% y las actividades del sector primario un 0,4%.
El valor del PIB a precios corrientes para el conjunto del año se situó en 1.462.070 millones de euros, lo que implica un incremento del 8,6% en relación al de 2022. Los datos definitivos de crecimiento publicados hoy por el INE confirman una vez más, la buena marcha de la economía española, sostiene el ministro de Economía. "Frente a las predicciones catastrofistas y los relatos sesgados, las cifras son claras e incontestables remarca Carlos Cuerpo.
El ministro ha recordado el récord de afiliación alcanzado por la Seguridad Social, que roza los 21 millones de cotizantes, el recorte de la inflación en 8 puntos en apenas un año y medio y que "está siendo compatible con el crecimiento". También el hecho de que la capacidad de financiación de la economía española frente al exterior alcanzase los 51.000 millones de euros el último año, su máximo histórico, y que el crecimiento de la economía española ya no sea dependiente de la financiación del exterior.
