La Eurozona evitó finalmente la recesión el año pasado, pero la parálisis de la actividad se mantuvo a cierre de 2023, un periodo en el que la región se ha visto lastrada por el golpe de unos tipos de interés en máximos desde 2001 y por las dificultades de su locomotora, Alemania, cuyo PIB se contrajo un 0,3% a finales de año. La economía de los países que comparten el euro se mantuvo estable (crecimiento cero) entre octubre y diciembre en relación al trimestre previo -ya venía de crecer apenas un 0,1% entre julio y septiembre-. En relación al mismo periodo de hace un año avanzó un 0,1%.
La actividad en el área del euro fue de más a menos a lo largo del año y en el conjunto del ejercicio registró un alza del 0,4%. Esta debilidad no impidió, sin embargo, que el mercado laboral resistiese y que se produjese una mejora del número de cotizantes. Este comportamiento viene apreciándose desde la pandemia y, de hecho, ha caracterizado la salida de esa crisis y ha marcado un punto de inflexión en relación a lo que sucedió tras la pasada crisis financiera, cuando la recesión y las medidas de ajuste hicieron mella en el mercado de trabajo.
En concreto, el número de ocupados aumentó un 1,2% en el cuarto trimestre en términos interanuales y un 0,3% con respecto al tercero. Esta evolución del empleo sostuvo el gasto en consumo final de los hogares, que se incrementó un 0,1% en la zona euro. Más positivo aún fue el comportamiento del gasto público, en un momento en que los países siguieron desplegando sus planes nacionales de reforma con el respaldo de los fondos Next Generation. Esta variable se incrementó un 0,6%, al mismo ritmo que lo había hecho en el trimestre previo. Por el contrario, la demanda privada frenó en seco, puesto que venía de elevarse un 0,3% entre los meses de julio y septiembre.
La inversión mejora y el sector exterior se estabiliza
En lo que respecta a la inversión productiva, la formación bruta de capital fijo aumentó un 1% en la Eurozona a lo largo del último trimestre de 2023, por lo que aceleró de forma notable después de haberse estancado en los tres meses anteriores. En el tramo final del año las exportaciones se estabilizaron tras caer un 1,2% en el tercer trimestre, mientras que las importaciones aumentaron un 0,6% después de haber retrocedido un 1,4% entre julio y septiembre.
Pese a la mejora de estas variables, la evolución de las dos grandes economías del área fue determinante y supuso un lastre para el conjunto. En el cuarto trimestre Alemania registró una contracción del 0,3% (se había estancado entre julio y septiembre), mientras que Francia apenas creció un 0,1%, tras la parálisis del tercer trimestre. En el caso de Italia, mantuvo su expansión del 0,2%. España, con una expansión del 0,6%, dos décimas superior a la del trimestre previo, volvió a ser la gran economía con mejor evolución tanto de la Eurozona como entre los Veintisiete.
La economía seguirá aún estancada, según el BCE
Estos datos se han hecho públicos sólo un día después de que el Banco Central Europeo (BCE) empeorase sus perspectivas económicas y rebajase, además, las de inflación, tras mantener un mes más los tipos de interés en el 4,5%, donde permanecen desde el pasado mes de septiembre. La entidad que capitanea Christine Lagarde estima que la economía de la Eurozona seguirá sin salir del estancamiento este año.
Sus economistas contemplan que el PIB crezca un 0,6% en el conjunto del ejercicio, dos décimas menos de lo que estimaban en diciembre. De cara al año que viene apuntan a una expansión del 1,5%, que se ampliaría al 1,6% ya en 2026. En lo que respecta a la evolución de los precios, sitúan la inflación media en el 2,3% este año, en el 2% en 2025% y en el 1,9% en 2026.
