A las puertas del semestre europeo

Sánchez viaja a China en plena pugna tecnológica con la guerra como trasfondo

El gobierno de Xi Jinping, que mantiene un pulso económico y comercial con Europa y Estados Unidos por la industria estratégica de los semiconductores, pretende ejercer de mediador entre Rusia y Ucrania

El líder chino, Xi Jinping, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El líder chino, Xi Jinping, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
Agencia EFE

Coincidiendo con el quincuagésimo aniversario del inicio de las relaciones bilaterales entre China y España, el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, viaja esta semana al país asiático para mantener un encuentro con su presidente, Xi Jinping, el próximo viernes. Xi cursó una invitación al líder español tras la reunión que ambos mantuvieron el pasado mes de noviembre en Bali durante la Cumbre del G20 y esta tendrá lugar en un contexto marcado por la guerra en Ucrania, la intención de Pekín de ejercer de mediadora entre ucranianos y rusos, pero también por las tensiones comerciales y la pugna tecnológica entre tres de las grandes potencias del planeta (EEUU, China y Europa) con la industria de los semiconductores como trasfondo. 

La reapertura de la segunda economía del planeta ha permitido una mejora generalizada de las perspectivas para este año. Si bien, el país debe hacer frente aún a retos importantes, especialmente por la debilidad de la demanda externa en un contexto en el que los principales bancos centrales occidentales están aplicando subidas aceleradas de los tipos de interés para hacer frente a una inflación que permanece en niveles elevados, al mismo tiempo que deben manejar las turbulencias generadas en los mercados financieros por la crisis bancaria -la desatada por el SVB estadounidense y que ahora amenaza a Europa de la mano del Credit Suisse y sobre todo del Deutsche Bank-.

El gigante asiático está volcado con el plan 'Made in China 2025', con el objetivo de que la fabricación nacional de semiconductores cubra alrededor del 70% de las necesidades de chips de su industria dentro de tres años (el plan, mucho más amplio pretende, de hecho, que el país deje de ser simplemente la "fábrica del mundo" por sus bajos costes laborales, y pase a producir bienes intensivos en tecnología). Es un reto enorme, teniendo en cuenta que se trata de un mercado dominado por la taiwanesa TSMC en el ámbito de la fabricación y por la coreana Samsung en el de las memorias, y que Pekín debe maniobrar al mismo tiempo contra las sanciones impuestas por Estados Unidos, que también pelea -al igual que la UE- por ganar cuota en la carrera de los semiconductores.

"Autosuficientes" en la producción de semiconductores

Para China, la autonomía tecnológica significa, sobre todo, "autosuficiencia en la producción de semiconductores, de los que son los mayores consumidores mundiales", dado que acaparan el 40% de las ventas en 2021, tal y como explica Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano, en un artículo publicado en su web. Recuerda, además, que los chips son su principal partida de importación por delante del petróleo, con una inversión de 33.000 millones de dólares al año.

Mientras, la UE, cuya cuota en la fabricación de semiconductores no llega al 10%, parece incapaz de reducir su dependencia. Su producción se concentra en Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Austria, Bélgica e Irlanda, y sólo tiene una posición fuerte en los segmentos de bloques básicos de propiedad intelectual y de herramientas de fabricación, pero va muy por detrás en el resto de los segmentos de la cadena de valor. Hasta la fecha, los intentos de lanzar proyectos importantes de interés común europeo no han funcionado del todo. Hace justo un año la Comisión Europea puso sobre la mesa un Reglamento de Chips, con la promesa de movilizar más de 43.000 millones de euros para doblar la cuota producción de chips.

La tensión entre China y Occidente a cuenta de las sanciones de EEUU a Pekín en esta materia no han hecho sino aumentar, sobre todo después de que Países Bajos se haya sumado a las mismas (ASML, el gigante europeo del sector, fabrica los equipos de litografía que las grandes compañías de semiconductores emplean para producirlos) con el objetivo de que China no pueda desarrollar chips similares a los que producen actualmente TSMC, Samsung o la estadounidense Intel, dado que podrían ser utilizados por su industria militar. 

Un 'plan de paz' para Ucrania que genera recelos en Bruselas

En medio de esta contienda, que ha escalado notablemente en relación a la disputa arancelaria que el Ejecutivo de Xi Jinping mantenía con la Administración Trump, los líderes europeos tratan de destensar algo las relaciones, como muestra el anuncio de la próxima visita de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, junto al presidente francés, Emmanuel Macron, a Pekín a principios de abril. Se trataría de tender algunos puentes después de que Xi Jinping presentara su propuesta de paz para Ucrania a Vladimir Putin en la visita de varios días que realizó la pasada semana a Moscú. Una propuesta que ha suscitado no pocos recelos en Bruselas, que mantiene un respaldo sin fisuras al decálogo diseñado por Kiev para poner fin a la guerra. 

Otros líderes europeos, como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, también tienen previsto viajar a Pekín próximamente. De momento, y en el caso español, a lo largo de su visita de Estado, Pedro Sánchez se entrevistará además con el primer ministro, Li Qiang, y con el presidente de la Asamblea Popular china, Zhao Leji, así como con los representantes de empresas españolas que cuentan actualmente con inversiones en ese país. El Presidente tiene previsto intervenir en el Foro Económico de Boao, considerado como el Davos chino. 

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