Foro 'Nueva globalización. Nuevos retos'

El seguro de crédito modera el golpe de los tipos de interés en las exportaciones

Pese a que la morosidad tanto comercial como bancaria sigue muy contenida, la coyuntura actual apunta a un cambio de tendencia en un momento en el que ha aumentado la complejidad regulatoria para las empresas

Juan Antonio Cano, director Financiero Corporativo de Acesur y Alejandro Gandía, director Comercial Iberia de CESCE
Juan Antonio Cano, director Financiero Corporativo de Acesur y Alejandro Gandía, director Comercial Iberia de CESCE
L. I.

La subida de los tipos de interés más acelerada desde la puesta en funcionamiento del euro y las recientes turbulencias financieras han asestado un duro golpe a las empresas en forma de una financiación más cara y del cierre paulatino del grifo del crédito, justo cuando estas estaban teniendo que hacer frente a la vez a un aumento generalizado de sus costes (insumos, energía, laborales...) y a los últimos coletazos de la pandemia de Covid en las cadenas de suministro globales. Ante esta coyuntura, el seguro de crédito no es solo una cobertura o un dinamizador de las ventas de una empresa, sino que también es un "facilitador de los aspectos financieros que giran alrededor del crédito comercial" en un momento de dificultades de acceso al crédito bancario, que irán a más.

Unido a esto, Alejandro Gandía, director Comercial para España y Portugal del Consorcio Español de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce), considera que el escenario actual de tipos al alza -con el BCE dando por hecho que se mantendrán en niveles elevados por un tiempo- apunta hacia un cierto cambio de tendencia en lo que a la morosidad se refiere. "Estamos en un punto de inflexión", sostiene, y aunque aún no se aprecia de una manera relevante un problema de impagos en los créditos al consumo o hipotecarios, los operadores del mercado advierten de que el escenario "puede ir a peor". 

En el marco de la segunda entrevista del vídeo podcast ‘Nueva globalización. Nuevos retos’, organizado por Cesce y el Foro de Marcas Renombradas Españolas y que se centra en los retos financieros que afronta el sector privado, Gandía apunta a que la respuesta posterior a la pandemia de Covid-19 ha venido siendo muy adecuada y ha permitido que todas las empresas tuvieran acceso a liquidez, aprobándose, entre otras medidas, una moratoria concursal de calado y extensa en el tiempo que ha mitigado la aparición de los concursos de acreedores. 

Desde el pasado verano este nuevo componente de presión para las empresas que ha supuesto el incremento de tipos para contener la inflación, ha agravado la tensión dentro de las compañías, explica Juan Antonio Cano, director Financiero Corporativo de Acesur. La gestión del circulante tiene un coste muy alto que, dependiendo de las compañías, es más o menos fácil de contener y, a la vez, ese encarecimiento de la financiación está afectando a su crecimiento y a la inversión, puesto que no todas las compañías tienen caja para afrontar crecimiento sin endeudamiento.

El grupo, que es un referente en la producción, envasado y comercialización de aceite de oliva en España -es propietario de marcas como La Española, Coosur y Guillén- ha capeado estas dificultades a través de su plan estratégico y de la mano de Cesce, que le ha apoyado en la gestión del riesgo que pueden tener sus potenciales proveedores o clientes. Según Cano, el aumento del precio del dinero no es el único riesgo financiero con el que se encuentran actualmente las empresas. "He notado un incremento de la complejidad. La normativa nos está exigiendo a las organizaciones una gestión del dato quirúrgica", señala.

Se refiere, en concreto, a los cambios que han supuesto la entrada en vigor de la Ley de la Cadena Alimentaria, la rebaja o eliminación del IVA para los productos de primera necesidad que fue aprobada en diciembre y debía de implantarse en enero, el hecho de que el sector esté a las puertas de una nueva ley de registros de los contratos agroalimentarios... Pero también todo lo que tiene que ver con la adhesión de cada vez más empresas al Pacto Global de Naciones Unidas y la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que ha exigido a las compañías "parar a pensar la estructura de nuestros procesos para atender esas demandas crecientes de datos sin los que, quizá, no puedes tener acceso a subvenciones o al PERTE Agroalimentario", añade Cano. 

El nuevo rol del departamento financiero en las empresas

Un elemento que trajo consigo la crisis financiera de 2008 y que se ha ido consolidando posteriormente es el cambio en el rol de los departamentos financieros de las empresas, especialmente en el caso de las de tamaño medio y grande, detalla Alejandro Gandía. Hasta ese momento el rol de financiero era más de organización, de gestión de cuentas, de gestión de pagos, de proveer la liquidez necesaria... pero a partir de ese momento estos departamentos han ido evolucionando "hacia un papel más estratégico". 

Desde su punto de vista, el director financiero ha pasado a convertirse en la mano derecha del CEO, puesto que es la persona que va a acabar decidiendo sobre situaciones de inversión, de rentabilidad, esquemas de financiación que se salen un poco de lo habitual, pero también sobre operaciones corporativas o todo lo relativo a la regulación. "La función financiera ha dado un paso clave hacia el negocio, el de hacer entender al resto de la organización, a cada uno de los departamentos, qué parte de valor aportan ellos al conjunto", añade Juan Antonio Cano, que habla abiertamente de una revolución cultural dentro de las empresas.

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