Barómetro del CIS de noviembre

La mitad de los españoles admite que ya sufre la subida de la luz en sus recibos

Casi el 70% de los encuestado considera que el Gobierno debería intervenir para bajar los costes de la luz y solo el 13% señala que tendría efectos negativos. El 90% admite que le preocupa la escalada de precios.

Teresa Ribera
El recibo de la electricidad para las familias del 62,8% respecto al año anterior.
Europa Press

El precio de la electricidad, que registró el pasado mes de octubre una subida histórica con un incremento del recibo para las familias del 62,8% respecto al año anterior, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se ha convertido en una preocupación para nueve de cada diez españoles. La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de mes de noviembre -con datos de octubre- dada a conocer hoy -miércoles- pone en evidencia el impacto económico que en los bolsillos de los hogares tiene este gasto y casi la mitad de los ciudadanos dice que ya sufre de forma importante la subida del recibo.

Otra de las preguntas hace referencia a las políticas que se debe aplicar para que la luz acabe siendo más barata y sorprende la cuestión sobre la idoneidad de la intervención para facilitar este fin. Así, cerca del 70% de los españoles pide intervenir el precio de la electricidad, que ya se ha convertido en el noveno problema en el sondeo que realiza el organismo que preside José Félix Tezanos. Junto a esto, la inmensa mayoría de los entrevistados -97,5%- sostiene que la luz debería ser considerada como un bien de consumo básico, igual que el agua.

El CIS constata que un 92,2% de los españoles se muestra muy o bastante preocupado por el incremento del precio de la factura y, en concreto, la subida de las tarifas energéticas aparece citada como uno de los principales problemas de España en el 7,2% de los cuestionarios, frente al 3,4% del mes anterior. En la misma línea, casi la totalidad de los sondeados -más del 96%- asume que el sistema de fijación de precios actual -que determinan impuestos, coste de producción y costes regulados- está muy o muy mal diseñado. Para el 97% de los encuestados, la electricidad debería ser considerada como un bien de consumo básico, como ya lo es el agua.

Casi la totalidad de los encuestados por el CIS considera que el sistema de fijación de precios de la electricidad está mal o muy mal diseñado

Cerca de seis de cada diez euros que pagamos en el recibo de la luz son consecuencia de los impuestos -la vía en la que trata de incidir el Gobierno- y de los costes de su producción y regulados. Pese a las iniciativas, España sigue siendo el cuarto país europeo con la factura eléctrica más elevada, según Eurostat. Nuestro país tiene dos tributos obligatorios: el IVA, que es del 21% de forma general excepto ahora, que el Gobierno lo ha reducido al 10%, como en Canarias, hasta final de año, y el impuesto sobre la electricidad.

Junto a esto, la subida de la luz es el factor que más está pesando en el incremento de la inflación, cuya subida determinará la de las pensiones y la de los sueldos públicos y tensionará muchas partidas públicas. Los 'efectos invisibles' que provoca la subida de la electricidad son muchos y los hogares y las asociaciones de consumidores han empezado a perder la paciencia. Las economías domésticas son sin duda, además de las empresas y administraciones, las grandes perdedoras con la subida de la luz. Cada hogar español destina 800 euros al año a pagar el suministro eléctrico. Es una cifra que se ha ido incrementando año tras año desde 2007, momento en que la electricidad comenzó una escalada progresiva que se ha visto acentuada en los últimos dos años. 

Según AIS Group, la cifra asciende a 1.345 euros en el caso de los suministros de agua, luz y gas. Sin embargo, es la luz la que tiene mayor protagonismo y su porcentaje de gasto alcanza el 60%. La cantidad supone el 5% del total del gasto medio anual de las familias. Pese a que la pandemia y el confinamiento favorecieron el ahorro doméstico, la vuelta a la normalidad y los elevados precios del suministro energético perjudicarán la capacidad de ahorro de los hogares, que cruzan los dedos para que los intereses referenciados de sus hipotecas no sigan la misma tendencia alcista y aumenten el endeudamiento de forma artificial en un futuro próximo.

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