El rescate del Gobierno, la última

Crónica de una saga familiar: las mil y una vidas de los Hidalgo en Globalia

Las pugnas familiares, la crisis económica del 2008, el fraude de la venta de billetes o la pandemia global del coronavirus pusieron al borde del abismo al grupo durante la última década.

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Crónica de una saga familiar: las mil y una vidas de los Hidalgo en Globalia.
L.I.

Cuando en noviembre de 2019 se estamparon las firmas en el contrato de venta de Air Europa por 1.000 millones a Iberia -uno de sus archienemigos históricos- todo hacía pensar que Juan José Hidalgo, patriarca, fundador de Globalia y una de las grandes fortunas españolas que Forbes valoró en más de 400 millones, había culminado la venta del grueso de los activos del grupo que fundó varias décadas atrás. Podía respirar tranquilo después de años de crisis, de pugnas familiares y de denuncias por fraude en los tribunales en los que demostró que, como los gatos, tenía mil y una vidas. En su guión, ni en el de nadie, estaba el estallido de una pandemia global sin precedentes que puso al mundo patas arriba. Pero, como sucediera en otras ocasiones, el Gobierno salió a su rescate con un cheque de 475 millones de euros. Había gastado una vida más.

Los orígenes de Hidalgo han sido relatados una y otra vez por el propio protagonista en numerosas ocasiones. Tras emigrar a Suiza, levanta la primera oficina de Halcón Viajes a principios de los 70. A partir de ahí, fue construyendo su particular imperio turístico: primero con un touroperador y después con una aerolínea propia. Esta última la consiguió después de convencer a varios inversores privados para hacerse con la mayoría de Air Europa a comienzos de los 90, aprovechando la quiebra de uno de sus accionistas de referencia y convirtiéndose en el primer gran rival de Iberia en España. Ese era el germen.

Esa rivalidad con Iberia marcó precisamente lo que vino después. El enfrentamiento perduró durante un par de décadas. Para Iberia, Pepe Aviones, como le conocían los empresarios del sector, se había convertido en un problema. Entre 2000 y 2007 hubo varios intentos mutuos de comprarse para frenar la pelea. La última, según relató él mismo años más tarde, fue ese año 2007 cuando intentó una OPA sobre su archirrival pero Caja Madrid, que en aquel momento estaba dirigida por Miguel Blesa, maniobró para desactivarla. Él también señaló a Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la Comunidad de Madrid. Justo tras ese asalto frustrado estalla la crisis. Y de nuevo el empresario salmantino vuelve a caminar por el alambre. Ejecutó despidos y duros ajustes. Pero respiró con la quiebra de Grupo Marsans (Air Comet) en 2010. Un competidor menos en un mercado a la baja. Más vidas.

Después de ir sacando la cabeza por la crisis, el clan familiar de los Hidalgo vivió un recrudecimiento de las pugnas entre los diferentes miembros. Pese a los infructuosos intentos por sacarla a bolsa, la compañía estaba gestionada con 'mano de hierro' por el patriarca, pero con una fuerte presencia en el equipo directivo de la familia. Los tres hijos, Javier, Cristina y María José, fueron ocupando diferentes puestos de responsabilidad y expresando en varias ocasiones su intención de vender el holding. Las batallas internas no dejaban de repetirse. Y el empresario no dudó en tomar cartas en el asunto y, como si del patriarca Logan Roy en la serie de HBO Succession se tratara, llegó a enviarles una carta de despido a todos ellos en el año 2013. 

Cuando lo peor de la crisis de 2008 ya había desaparecido y la batalla interna parecía apaciguada -en 2016 hizo regresar a Javier, que estaba llamado a ser su sucesor-, llegó otra sombra que iba a poner a prueba su capacidad de supervivencia. A mediados de la década estalló un caso de fraude por el cobro de subvenciones en la venta de billetes de avión. La Audiencia Nacional investigaba al grupo y a su cúpula directiva por defraudar 22,7 millones de euros en ayudas otorgadas por el Ministerio de Fomento tras la venta de billetes a ciudadanos de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla entre los años 2010 y 2013. Con la alargada sombra del caso Marsans sobrevolando la sede del grupo en Mallorca, Hidalgo pactó con Fomento para evitar hasta 5 años de cárcel, reconociendo los hechos que atribuía el Ministerio Fiscal a la compañía y abonando 29 millones de euros al juzgado. Finalmente, fue exculpado por el juez que alegó que no era posible "determinar qué persona concreta es el responsable de facturar de forma defraudatoria". Otra vida más.

En aquel año 2015, cuando se alcanzó un acuerdo con el Ministerio de Fomento, gobernaba el Partido Popular y la cartera era controlada por Ana Pastor. Pero el empresario salmantino siempre ha sido más relacionado con el Gobierno de Felipe González. El que fuera secretario de Estado para el Deporte con el presidente socialista, Rafael Cortés Elvira, fue el único consejero independiente que estuvo en el consejo de administración del Grupo desde mediados de los 2000 hasta el 2012.

Después del 'match ball' del caso de fraude, la compañía apretó los dientes, pero todo apuntaba a una consolidación del mercado de las aerolíneas. Y viajar solo se iba a hacer más difícil. En el año 2019 se iniciaron algunas conversaciones con Air France-KLM para la venta. Iberia, que había ambicionado comprar a su gran rival desde dos décadas atrás, entró en escena y puso sobre la mesa los 1.000 millones de euros. Con una deuda significativa, esta transacción, que se sumaba a la fusión con Barceló (Avoris) en la división de viajes, volvía a darle vida. Y le permitía vislumbrar un final más o menos ordenado de cuarenta años de actividad. Un final con un dividendo histórico (y controvertido) de 28 millones de euros que repartió el holding empresarial entre el padre y sus hijos. Pero estalló la pandemia. Y los aviones, de repente, se quedaron en tierra en un frenazo sin precedentes al sector. Lo que seis meses antes valía 1.000 millones, ahora valía menos. Había que renegociar.

Hidalgo ha vuelto a bordear el precipicio, pero lo ha hecho con un millonario patrimonio construido durante estos años

Pero no quedaba mucho tiempo. El suelo se volvía a mover bajo los pies de Hidalgo, como sucediera en otros momentos de la historia. La liquidez se acababa y no quedaba mucho oxígeno para un grupo con más de 15.000 empleados y una deuda de varios cientos de millones de euros. El grito de socorro en la cumbre de la CEOE en junio pasará a la historia: "No tenemos un duro". Sabía que sólo le quedaba una carta y ésta pasaba también por los despachos políticos: "Si no hay ayudas vamos a durar un telediario". El Ministerio de Fomento salió al paso y su titular, José Luis Ábalos, anunció un plan de inversión apenas unas semanas después. Ese plan acabó siendo un fondo público de 10.000 millones para rescatar empresas en problemas. Air Europa lo inauguró y se convirtió en la mayor operación firmada hasta la fecha. Ese dinero, junto al que ha solicitado con Halcón Viajes, le permite respirar y afrontar las dos negociaciones con Iberia y Barceló con más garantías de éxito.

Esa vida 'extra' en una de las peores crisis del sector turístico de la historia reciente que le otorgaba el rescate ha sido complementada con otra ayuda, pero esta vez desde el Ministerio de Hacienda. Por si fueran pocos frentes, el grupo tiene decenas de millones de euros en sanciones de Hacienda recurridas en los tribunales. Una de ellas es de más de 20 millones de euros y no tendrá que afrontarla después de que la Audiencia Nacional la haya suspendido cautelarmente. El caso es que el Abogado del Estado, que en este caso representaba a la Agencia Tributaria, no se opuso, algo que resultó clave para que el juez diera luz verde.

Después de cuarenta años de trayectoria empresarial con un liderazgo 'sui generis', Hidalgo, que vive a caballo entre España y la República Dominicana, se enfrenta al último gran reto de salvar la venta de sus activos más destacados para evitar la caída. Como otras aerolíneas, ha bordeado el precipicio. Pero, él lo ha hecho con un millonario patrimonio construido durante estos años. Un patrimonio que la revista Forbes lo valoró en el año 2018 en más de 460 millones de euros y que lo colocó en el puesto 67 de la lista de los más ricos de España. Un patrimonio al que habrá que sumar los más de 20 millones de euros de dividendos que cobró en el año 2019, justo antes de la hecatombe.

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