Cuenta atrás para la luz verde

Digi pacta la adquisición de activos de Orange y Másmóvil previa a la fusión

El quinto operador ha alcanzado un acuerdo preliminar vinculante para adquirir esos 'remedios' exigidos por Bruselas, que puso el foco en el mercado móvil. Las dos operadoras podrán presentar esta y otras alianzas.

El CEO de Digi en España, Marius Varzaru.
Digi pacta la compra de activos de Orange y Másmóvil que pide la CE para la fusión.
L.I.

Las piezas van encajando poco a poco para cerrar la fusión de Orange y Másmóvil casi dos años de la primera firma. Digi, el quinto operador de telecomunicaciones en España, ha alcanzado un acuerdo no vinculante con las dos operadoras para adquirir activos centrados en el segmento móvil que allanarían el camino para lograr la 'luz verde' regulatoria en la Comisión Europea. Las dos compañías españolas tendrían la posibilidad de presentar en Bruselas otras alianzas con otros operadores, aunque no sería probable.

La matriz de Digi, con sede en Rumanía, ha alcanzado un acuerdo preliminar para adquirir activos, según publica Bloomberg y ha confirmado este medio. El pacto no implica que sea el definitivo y podría ser frenado por ambas partes. Fuentes oficiales de todas las partes declinan hacer cualquier comentario al respecto. Ambas partes llevan meses de negociaciones. 

En todo caso, esa adquisición estaría relacionada con el negocio móvil, sobre el que Bruselas alertó por la excesiva concentración (en el 'pliego de cargos' presentado hace meses eliminaba las preocupaciones vinculadas al fijo y al mayorista). En concreto, se ha barajado en los últimos meses un acuerdo de 'roaming nacional' con condiciones ventajosas y la adquisición del espectro radioeléctrico sobrante -por la normativa española, superarían el tope entre ambos actores-.

Lo lógico es que el acuerdo definitivo entre las partes se firme y se presente formalmente a Bruselas antes de que acabe el año por lo que todo apunta a que la autorización definitiva de la Comisión podría alargarse hasta el primer trimestre de 2024, cuando se cumplirían dos años desde el primer pacto entre el segundo y el cuarto operador en España. De todas formas, los plazos siguen siendo una incógnita. Orange aseguró en los últimos meses que el cierre definitivo sería antes de que acabara el ejercicio.

Este es uno de los acuerdos. Orange y Másmóvil tienen la posibilidad de presentar otras opciones ante Bruselas, aunque esto no es para nada habitual en los procesos de autorización. Uno de los últimos casos fue precisamente la adquisición de Jazztel por parte de Orange. El único 'sacrificio' que se presentó a Competencia fue precisamente la venta de activos fijos a Másmóvil, que fueron determinantes para consolidar a este último como el cuarto operador español.

Preocupación en el móvil

Fue en junio cuando la Comisión hizo público que mantenía preocupaciones relevantes sobre el efecto de la fusión en el sector minorista, donde veía riesgos de una "menor presión competitiva" que podría acarrear "grandes subidas de precios". "Los efectos anticompetitivos previstos son sustanciales, incluso teniendo en cuenta los posibles ahorros de costes, en un contexto en el que la competencia ha sido un motor de inversión y calidad de los servicios en el mercado", apuntaba.

La unión de ambos con una 'joint venture' al 50%, que fue negociada en exclusiva desde marzo hasta julio de 2022, generará un grupo de una valoración de 18.600 millones de euros, de los que 7.800 millones corresponden a la división española del grupo francés y 10.900 millones a la de la operadora dirigida por Meinrad Spenger. Entre ambos sumarán más de 31 millones de clientes. De ellos, según sus propias cifras, un total de 24,8 millones serían líneas móviles, mientras que 7,1 millones son contratos de banda ancha fija. Esto lo convertiría en el operador líder, por encima incluso de Telefónica.

Esta operación se ha interpretado en el mercado europeo como uno de los mejores termómetros para detectar si realmente la Comisión Europea está más abierta a una consolidación del sector. La realidad es que la exigencia de 'remedios' relevantes -con Digi como el potencial adquiriente- ya implica una concesión, contra la que se han posicionado otros operadores españoles como la propia Telefónica. El sector aguarda precisamente una nueva oleada de uniones tras años de una fuerte competencia y de una gran presión regulatoria.

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