Valorada en 200 millones

Un grupo industrial húngaro negocia la compra de la parte de Trilantic en Talgo

Aspira a hacerse con la constructora ferroviaria, ahora controlada por el fondo británico, que ya había expresado varias veces su interés por salir del capital. Las perspectivas de futuro, claves para esta entrada. 

Tren de Talgo en su sede
Un grupo industrial húngaro negocia la compra de la parte de Trilantic en Talgo
Talgo

Un grupo industrial de origen húngaro ha iniciado conversaciones con el Consejo de Administración de Talgo para hacerse con la constructora ferroviaria que actualmente está en manos del fondo de inversión Trilantic, que lleva años buscando salir de la compañía. Según ha podido conocer La Información, detrás de la operación está un holding familiar de Hungría que ya ha presentado una primera opción de compra a la cúpula directiva presidida por Carlos de Palacio y de Oriol, nieto del fundador de la empresa. 

"Trilantic ha prorrogado ya en tres ocasiones su permanencia en Talgo, renovando así su confianza en la compañía. Es por todos conocido que están en proceso de salida. En este contexto, el consejo de Talgo ha tenido una primera reunión con un posible grupo industrial familiar interesado. Es todavía prematuro avanzar más en este sentido”, esgrimen desde la constructora tras confirmar las conversaciones con este posible inversor. 

La compañía ha confirmado la noticia publicada por La Información a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), cifrando en 5 euros el precio de la posible oferta.

A día de hoy, Trilantic controla Talgo de forma indirecta a través de la sociedad Pegaso Transportation International SCA, que es titular del 40,03% del capital de la compañía. Fuera de esta sociedad, la familia Torrente Blasco maneja otro 5,03% del capital a través de su firma de inversión Torrblas; la aseguradora Santa Lucía rebajó su participación en febrero a un 2,86%, y el resto está en manos de miembros del Consejo de Administración e inversores minoritarios como Amundi (2,05%), Santander Asset Management (1,86%) o Norges Bank (1%). El flee float (porcentaje del capital negociado en el mercado) asciende al restante 51,47%. 

La participación de Trilantic en Talgo está valorada en unos 200 millones de euros, sobre un total de 494 millones de capitalización bursátil. La constructora, que esta semana presentó sus resultados, ha entrado en una nueva fase de expansión apoyada en importantes adjudicaciones en Alemania y Dinamarca, la entrada en servicio de nuevos trenes para Renfe en España o la preadjudicación de un contrato de suministro en Egipto. 

Acción al alza para un futuro prometedor

Cuestionada por su bajo rendimiento, la acción de Talgo ha subido un 18,6% en lo que va de año. La mejora de sus previsiones para el cierre de año presentadas el martes ha elevado el valor un 6% desde entonces. La dirección de la constructora ha reformulado al alza sus objetivos tras adjudicarse contratos por 1.900 millones durante los primeros nueve meses del año y alcanzar una cartera de pedidos récord por 4.200 millones. El mercado ha restado importancia al aumento de la ratio de la deuda, tal y como se esperaba, derivado del aumento de la actividad de fabricación. 

A estos nuevos pedidos ya en marcha hay que sumar su posición dominante en el mercado ibérico. Talgo aspira a colocar su modelo Avril, aún en fase de homologación, en la futura línea de alta velocidad de Portugal por la que pujarán tanto la operadora estatal lusa CP como otras compañías privadas como Iryo. La empresa italoespañola también ha mostrado su interés por las extensiones de la red rápida española que se abrirán a la competencia en los próximos años, como Galicia, Asturias o Granada, para lo cual necesitará de nuevos trenes

La ventaja competitiva de Talgo frente a otros grandes competidores como Alstom o Siemens reside en su tecnología de cambio de ancho variable, factor que ha atraído las miradas de países con redes ferroviarias similares a la española, donde coexisten dos anchos de vía. Es el caso, por ejemplo, de Australia, donde ha tanteado a su gobierno con un proyecto piloto, o algunos países del Este de Europa, donde las vías de países como Estonia, Letonia, Lituania, Ucrania o Moldavia cuentan con unas vías distintas a las del resto del continente, herencia de su pasado soviético. 

 

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