Adiós al troceo exprés

Naturgy pospone el spin-off hasta mayo de 2023 y siembra dudas en los bonistas

La gasista preveía entregar el plan de escisión a los acreedores en verano, con margen para revisarlo antes de la junta. Ahora, los dueños de la deuda asumen que el trámite arrancará avanzado el año próximo.

El presidente ejecutivo de Naturgy, Francisco Reynés
El presidente ejecutivo de Naturgy, Francisco Reynés
Europa Press

Adiós a la escisión exprés. Naturgy pospondrá el spin-off hasta, al menos, mayo de 2023. Así se deduce de la sensación que se ha extendido entre los principales acreedores de la gasista, que ya han aceptado que la compañía que preside Francisco Reynés no cumplirá con su propósito inicial de trasladar a los dueños de su pasivo los pormenores del reparto de los 13.000 millones de euros de deuda neta que arrastra el gigante energético a lo largo del próximo verano, tal y como estaba previsto. Fuentes de la propia compañía matizan que, no obstante, se continúa trabajando en el proyecto sobre el cual -añaden- no había un plazo definido de ejecución.

Naturgy siempre dejó la puerta abierta a adaptar los plazos del bautizado como Proyecto Géminis a las circunstancias macroeconómicas. La extensión en el tiempo de la ofensiva militar rusa en Ucrania y la certeza de que los efectos de la guerra impactarán en los mercados también el próximo año, han llevado a Naturgy a meter en el congelador el plan de escisión a la espera de tiempos menos inciertos. Los acreedores de la energética ya han asumido que el grupo les trasladará su plan de escisión, como pronto, la próxima primavera, según varias fuentes financieras consultadas por La Información.

Los plazos originales concedían a los dueños del pasivo margen suficiente para efectuar las revisiones pertinentes de la documentación remitida, sobre todo en lo que se refiere al troceo de la deuda de la matriz entre la cotizada que aglutinará el negocio no regulado (MarketsCo) y la que se quedará con la actividad regulada (NetworksCo). Este margen se estipuló en un plazo alrededor de un mes, antes de que el Proyecto Géminis se sometiera a su última prueba de fuego en una junta de accionistas extraordinaria inicialmente prevista para el siguiente mes de octubre. 

El troceo de los negocios debe ejecutarse en los seis meses posteriores a la presentación de los últimos estados financieros auditados de la compañía, de acuerdo con la Ley de Sociedades de Capital. La gasista había previsto aprovechar las cuentas anuales de 2021, lo que obligaba a lanzar el proyecto de spin-off en una de las reuniones del consejo del mes de junio. Ahora la situación es otra y ha llevado a la gasista a plantearse la segregación en base a los estados financieros de 2022. Otra opción sería emplear el próximo informe semestral aunque, de acuerdo con las fuentes consultadas, esta opción parece menos probable.

En cualquiera de los dos escenarios, el calendario se extendería, en el mejor de los casos, hasta la próxima primavera. Esta circunstancia prolonga las dudas de los bonistas que esperan ojo avizor al esquema de reparto de la deuda que finalmente les presente la dirección de la gasista. Es uno de los pasos más complejos. De hecho, desde la compañía ya indicaron al conjunto de sus acreedores hace un par de meses que su equipo ya se había puesto manos a la obra en esta tarea.

Naturgy quería aprovechar las cuentas de 2021 para formular el spin-off, pero finalmente deberá esperar, bien al próximo informe semestral, bien a los estados financieros de 2022

Las obligaciones con bancos y bonistas se elevan a alrededor del 40% del pasivo neto de Naturgy. Una parte importante del pasivo financiero de la compañía está en manos de los grandes bancos integrados en el Ibex 35. También entidades financieras del mercado internacional como Barclays, BNP Paribas, HSBC o Grupo ING. Además, el Banco Central Europeo (BCE) se ha hecho con importantes paquetes de deuda corporativa de la gasista, al igual que de otras eléctricas españolas como Iberdrola o Endesa.

A priori, Naturgy cuenta con dos caminos para dividir su deuda, tal y como avanzó en su día La Información. La primera vía implica dividir el pasivo neto actual del grupo entre las dos empresas "gemelas", como las describió el presidente ejecutivo de la gasista. Pese al mensaje de equidad, el mercado conviene que será la unidad regulada, NetworksCo, la que acabe asumiendo la mayor parte del pasivo pues, dada la naturaleza de su negocio, es previsible que su coste financiero sea menor. 

La energética valora otra alternativa, la de la refinanciación. Esta pasa por levantar entre inversores un pasivo que suponga entre el 60% y el 70% del total de 12.831 millones de deuda neta que registró la energética al cierre de 2021, lo que implica configurar un nuevo colchón de más de 7.000 millones. El propósito es obtener nueva deuda en condiciones óptimas que permitan amortizar la parte proporcional del pasivo de la matriz. La guerra en Ucrania complica esta opción, pues el conflicto ha 'secado' el mercado de deuda corporativa por miedo a la volatilidad, el mismo temor que ha empujado a Naturgy a poner al ralentí su plan de segregación. 

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