"Quiero cuidar a mi familia"

El retiro 'in aeternum' en CaixaBank y BBVA: "Ahora me voy a dedicar a vivir"

Miles de trabajadores se adhieren al ERE voluntario presentado por los dos bancos con mayor volumen de activos en España. Entre ellos existe un contraste de opiniones sobre cómo afrontarán su nueva etapa.

BBVA edificio Castellana
El retiro 'in aeternum' en CaixaBank y BBVA: "Ahora me voy a dedicar a vivir".

Uno de los principales objetivos que busca cualquier empresa es alcanzar lo que se conoce como 'economía de escala', es decir, conseguir la mayor eficiencia con el menor coste posible. Y los bancos, como empresas que son, -porque tienen también un activo y un pasivo-, buscan este mismo fin. Para ello, han llevado a cabo todo tipo de artimañas legales desde los inicios de su concepción, como reducciones de plantillas o fusiones con otros bancos. Sin embargo, éstas han ido casi siempre acompañadas de un contexto económico desfavorable. Así, la primera fusión bancaria de la historia de España entre el Banco de Isabel II y el Banco San Fernando, que se dio en 1847, ocurrió en plena guerra civil en el país. Otras, más recientes, fueron motivadas por crisis económicas, como la de 2008, que supuso más de medio centenar de fusiones entre cajas de ahorros y bancos de todo el territorio. En 2021, tras los últimos coletazos del coronavirus, se confirma que esta tradición bancaria se volverá a repetir.

Los dos bancos españoles con mayor volumen de activos han estado varios meses de negociaciones para firmar un acuerdo sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) con sus trabajadores. Esta situación no ha pasado desapercibida para la titular de Economía del país, Nadia Calviño, que quiso dejar su impronta sobre este asunto, "la línea correcta de negociación es orientarlos hacia una reducción en el número de afectados y propiciar las bajas voluntarias". Pero, pese a que los dos bancos llevaron a cabo una misma acción -el ERE- con un mismo objetivo -reducir sus costes-, la respuesta de sus empleados ha sido totalmente distinta. En el caso de BBVA se recibieron más de 4.000 peticiones de adhesión voluntarias para las 2.735 plazas ofertadas. Mientras que en CaixaBank, tras una incesante presión de los trabajadores, el número de salidas voluntarias se redujo de casi 8.300 personas a 6.452, una rebaja de más de un 22%.

Desde La Información, hemos querido conocer qué futuro avistan y con qué expectativas estos miles de trabajadores que van a abandonar la banca 'in aeternum' (para toda la vida). Un trabajo que reconocen que "no es para envidiar" y que "ha pasado de ser de 'señores' a gente a la que se le trata mal". Al otro lado del teléfono está un hombre de 55 años de edad, que es uno de los más de 6.000 que se han acogido al ERE voluntario presentado por CaixaBank. "Muchos llevamos más de media vida en el sector financiero, pero con todo el tema tecnológico la banca necesita menos personal que antaño", justifica el empleado, que prosigue, "es un poco frustrante porque llevamos más de 30 años, pero, es verdad, que cualquier persona de treinta y tantos años tiene mucho más que ofrecer al futuro que nosotros".

Este trabajador observa su porvenir con prudencia y no ha pensado en futuros planes tras esta prejubilación, "la verdad es que no sé, con la crisis que tenemos planeando es mucho más difícil encontrar un empleo con mi edad, al final, es un problema de oferta", y añade, "en mi caso voy a cobrar el 58% de mi salario hasta la pensión (que estará algo reducida), así que voy a tener que ajustar mi economía todo lo posible porque supone un cambio" y, tras unos segundos de pausa, sentencia, "es una cuestión de acostumbrarse y aclimatarse". "Tengo 59 años, soy el más viejo de todos", afirma un hombre que ha estado 31 años trabajando en el banco, "yo he hecho de todo, he recogido cartones, descargando camiones de fruta, he trabajado de portero de discoteca, de camarero y, también, en un colegio. Ahora me voy a dedicar a vivir".

El empleado asegura que se ha "programado" su "nueva vida" y explica que "por las mañanas quiero dedicarme a trabajar en una ONG, perdí a un amigo durante la Covid que trabajaba en un banco de alimentos y quiero hacerlo por él", y por las tardes "quiero prepararme para concursar en Pasapalabra, que parecerá una chorrada, pero viéndolo desde la televisión aventajo a muchos de los que participan y eso es cuestión de prepararse con una enciclopedia". "Soy viuda y tengo dos hijos, uno de 22 y otra de 15 años", dice una mujer que cumple 55 años y que será una más de las miles que se prejubila, "ahora lo principal son mis hijos, quiero estar con ellos todo el tiempo que pueda y cuidarlos". Aunque reconoce que le dará pena dejar el banco, "ha sido mi vida junto con mi familia", reconoce que estaba esperando esta prejubilación "porque lo ha luchado mucho", y ya planifica su nueva rutina, "quiero aprovechar para quitarme una espinita que tengo clavada, el inglés, quiero dar clases, por lo menos, una hora al día y también quiero viajar, porque siempre me ha gustado".

No obstante, no todos ven esta oportunidad como un retiro laboral, "tengo 54 años, la verdad es que todavía me veo joven para seguir trabajando", sostiene un empleado de CaixaBank, al que también han prejubilado, "tengo pensado en volver al pueblo -en la Navarra profunda- e intentar utilizar mis conocimientos para ayudar a su administración en el día a día". El trabajador reconoce que todavía no le ha comunicado a su familia que ha habido un acuerdo entre los trabajadores y la empresa -ha ocurrido hace media hora-, y mientras lo dice se aprecia cierta emoción en su voz, "lo voy a celebrar con los amigos y la familia".

La mayoría de los trabajadores consultados no tiene pensado volver a trabajar porque en la banca "todo lo que es cumplir años te va cerrando puertas". Además, la "digitalización" de la profesión ha provocado que, según los datos del Banco de España, los trabajadores del sector hayan pasado de ser más de 270.000 en 2008 a poco más de 175.000 en 2019. Tras la crisis de la Covid se despide una generación que ha sufrido crisis económicas -como la de las 'puntocom' o la de 2008- y centenares de episodios tristes, como la estafa de las preferentes ("a un compañero le entró uno en la sucursal con una pistola amenazándole con que le devolviera el dinero a sus padres"), corrupciones, como la de las tarjetas Black o el cierre de innumerables sucursales.

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